Alfonso Berridi: la reflexión sobre el concepto de sociedad
Si hay un tema que estuvo muy presente en la obra artística de Alfonso Berridi (San Sebastián, 1958 – Madrid, 2013) ese fue la sociedad. Cursó Historia del Arte y se diplomó por la Escuela de Artes Aplicadas y Oficios Artísticos de Madrid. Aunque en un primer momento se dedicó a la restauración, en los años 80 decide enfocarse en exclusiva al trabajo artístico. Tras un periodo de afianzamiento artístico en Madrid, cuidad en la que residió, estableció su estudio en Huelves, municipio cercano a Tarancón donde trabajó hasta su fallecimiento.
De esa localidad es natal su viuda, Pilar López, que ahora ha comisariado una exposición sobre el artista que se puede contemplar en el Mercado de las Artes Luisa Sigea de Tarancón. Aquí, como explica López en declaraciones a Las Noticias de Cuenca, se muestran principalmente las obras que pertenecen a la colección del artista y que representan momentos significativos de su vida escultórica y pictórica, desde sus inicios hasta sus últimas obras más conceptuales y prismáticas.
La obra de Berridi, destaca, es versátil y abarca campos diversos como la escultura, la instalación, la obra gráfica, el grabado y la ilustración. Su carrera comenzaba a finales de los 80 con trabajos mediante red metálica y papel, con obras coloridas e iconoclastas. Tenía la idea de realizar piezas rápidas que escaparan de la definición de la escultura más tradicional.
Desde la escultura en red metálica hasta las siluetas en zinc, plomo y cartón, la muestra recorre toda la vida artística de Berridi
A mediados de los 90, comienza a explorar la madera, y de ahí sus esculturas con vigas de madera y casas de pájaros. Con estas últimas, Berridi reconecta con la tradición del País Vasco, pero por otro profundiza en la reflexión sobre los habitáculos humanos. Además, durante todo este tiempo empezó a ilustrar artículos de medios de comunicación como El Diario Vasco, Ideal de Granada o ABC.
Ahí comenzó a interesarse por la vida cotidiana, y su carrera fue derivando hacia la figuración y también hacia una reflexión social, que ya nunca abandonaría. Tiene un periodo en el que realiza fotografías con ese componente social, reflexionando sobre la multitud y el trabajo. Influido por la figuración, el trabajo de Berridi se torna figurativo y representa los personajes de la vida cotidiana en planchas de zinc y plomo, con una instalación denominada ‘Al sur del horizonte’ en la que representa el tránsito de los ciudadanos en las ciudades.
Más tarde, el concepto de multitud lo aborda de una manera muy curiosa, interviniendo en los extintos listines telefónicos, haciéndoles unos cortes y convirtiendo las páginas blancas en un objeto escultórico.
Con los años, también intervino en la Enciclopedia Británica. “Berridi la veía como un grado más de lo multitudinario, todo lo que el ser humano ha hecho a lo largo de la historia, y que ha quedado plasmado en esas páginas”. Por eso, cada uno de los tomos acaba cogiendo una forma diferente con el característico lenguaje creativo del artista.
La exposición culmina con una última escultura llamada ‘La trampa para ratones’. El estaba empezando a hacer personajes de cómics sobre ratoneras, y ahí quería plasmar “una metáfora bastante obvia de la condición humana y de la falta de libertad”.
“Berridi fue un artista muy versátil, que tocó muchos palos” destaca la viuda y comisaria, añadiendo que lo que se puede contemplar en Tarancón es una pequeña muestra de su amplia obra, ya que hay una parte que no está en condiciones de exponerse y otra fue comprada.
Además, la muestra intenta explicar su trayectoria en la que siempre reflexionó sobre la sociedad y el concepto de multitud de una forma más figurativa y conceptual y dejando clara su doble raíz entre Cuenca y San Sebastián.