Los numerosos hallazgos arqueológicos acaecidos en el último año a lo largo del desarrollo de las obras de remodelación y rehabilitación del Alfar de Pedro Mercedes de la capital conquense han puesto de manifiesto “no solo su relevancia histórica, etnográfica y artística, sino también el acierto del proyecto en cuestión”.
Al menos, así opina Santiago David Domínguez-Solera, arqueólogo y codirector de investigación y musealización de este proyecto junto a su socio en Ares Arqueología y Patrimonio Cultural, Michel Muñoz. Considera que en este complejo se reúnen 500 años de historia ininterrumpida de la alfarería conquense, que se van a poder mostrar al público de una vez y en un mismo espacio.
Algo, a su juicio, que permitirá al visitante comprender fácilmente mediante el recorrido de las distintas dependencias todo el proceso de la alfarería tradicional conquense desde el renacimiento hasta la actualidad, además de conocer la figura y obra del insigne Pedro Mercedes, baluarte de la reconversión de la alfarería conquense en cerámica artística.
Es por ello que no duda en asegurar que el futuro Museo de Pedro Mercedes y Centro de Interpretación de la Cerámica Conquense es “el mejor libro de historia de la alfarería de Cuenca”.
DESCUBRIMIENTOS
No en vano, junto al foso del ascensor de este futuro recurso museístico se encontró hace unos meses los cimientos de un tercer horno de finales del siglo XV o principios del XVI, del que hasta ahora no se tenía constancia, que venía a afianzar la idea de que era coetáneo de los otros dos existentes en el alfar, llegando a estar en funcionamiento a la vez durante un tiempo y constatando, asimismo, que dicho alfar estuvo en activo desde el renacimiento hasta el siglo XX. De hecho, según Domínguez-Solera, “hemos conocido gente que trabajó en el alfar durante la Guerra Civil y, por cierto, solo vieron dos hornos en funcionamiento”.
También se han hallado materiales arqueológicos de distintas épocas de cada una de las fases del proceso productivo de la alfarería, desde el modelado a la cocción, pasando por la decoración, y, además, en cantidades descomunales. Algo que ha sido posible, según apostilla el arqueólogo, al hecho de que esos restos se utilizaban a veces para rellenar espacios en el alfar, como por ejemplo, para hacer rampas.
Entre los últimos hallazgos, se encuentran numerosos restos de gran variedad de obras de animales, muy características de Pedro Mercedes, desde toricos y gacelas a caballos y burritos, muchas de ellas con su firma estampada. Eso sí, utilizadas para un uso que nada tenía que ver con el que fueron concebidas, puesto que “eran el relleno de una doble pared en la zona de almacenamiento de la arcilla húmeda”, según detalla Domínguez-Solera, y de la que no tenía constancia ni su hijo, Tomás Mercedes, que colabora como asesor en el proyecto.
VIVIENDAS ADYACENTES
Dentro de las investigaciones acometidas a lo largo de la ejecución de este proyecto, también se ha podido constatar que las viviendas adyacentes a la casa de Pedro Mercedes y que forman parte del complejo del alfar habían sido en verdad las casas de los alfareros y oficiales que pasaron por ahí a lo largo de los siglos y que en otro tiempo habían estado conectadas con la zona de los tornos. Viviendas que se encontraban en ruinas, salvo una que se ha conservado parcialmente, y que se han derruido para construir una serie de dependencias a disposición de los vecinos del barrio de San Antón y, de esta manera, integrar este recurso en el vecindario, al tiempo que se contribuye a su dinamización.
MUSEALIZACIÓN
La musealización, diseñada por Ares Arqueología y Patrimonio Cultural, busca mostrar al visitante la alfarería tradicional de los últimos 500 años y su transformación al plano artístico. Para ello propone un recorrido por la vivienda de Pedro Mercedes, que ha sufrido una importante remodelación para albergar el museo, y el alfar, que por el contrario mantiene su aspecto original. El visitante accederá a la planta superior de la vivienda de Pedro Mercedes por la calle San Lázaro, donde podrá disfrutar de una exposición de obras cerámicas, que servirá de preámbulo a un recorrido por las dependencias del alfar hasta llegar a la planta baja de la casa del alfarero, donde podrán participar en un taller de cerámica, elaborando su propia pieza y hasta cocerla.