Desde este 1 de enero todos los municipios de más de 50.000 habitantes, capitales de provincia y localidades de más de 20.000 que superan los valores límite de contaminación marcados tienen que contar con áreas de circulación restringida para los vehículos contaminantes, las conocidas zonas de bajas emisiones (ZBE), según establece la Ley del Cambio Climático y Transición Energética de 2021.
En total 149 municipios españoles, entre los que se encuentra la capital conquense, tienen la obligación de contar con esta zona de bajas emisiones con el objetivo final de mejorar la calidad del aire, pero solo unos pocos tienen listas estas zonas y Cuenca no es uno de ellos.
El principal motivo no es otro, tal y como apunta el concejal de Movilidad y Medio Ambiente del Ayuntamiento de Cuenca, Adrián Martínez Vicente, que el Gobierno no ha aprobado hasta hace tan solo unos días, el pasado 27 de diciembre, el Real Decreto (RD) que concreta los criterios para la delimitación de estas zonas de bajas emisiones, que incluyen prohibiciones o restricciones de acceso, circulación o estacionamiento para los vehículos más contaminantes. “No era cuestión de ir dando palos de ciego ni aventurarse”, afirma, de ahí que el Consistorio vea con buenos ojos una moratoria, tal y como ha solicitado la FEMP.
Si bien aclara que “desde el Ayuntamiento no se ha dejado de trabajar en este asunto en los últimos meses y se han ido dando los pasos oportunos para ir avanzando en la medida de lo posible, puesto que hasta el citado Real Decreto no había normativa estatal alguna que dijese qué es lo que tenía que contemplarse en estas ZBE”.
Aun así, el Ayuntamiento ya dio los correspondientes pasos para buscar financiación. Algo que encontró en el Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana (MITMA), con una ayuda de 202.000 euros, y en el Gobierno castellanomanchego, con una subvención de 100.000 euros con cargo a los fondos PIMA.
Y, además, ya remitió al Ministerio una propuesta inicial de zona de bajas emisiones, que se encuadra en la zona Centro de la ciudad por el elevado tránsito de vehículos privados que circulan por ella, aunque, según puntualiza, aún hay que concretar con más detalle. Una ZBE que abarca inicialmente la zona delimitada por la calle Calderón de la Barca, el río Huécar y el entorno del Parque de San Julián, dejando fuera la calle Colón. Se barajan la calle Calderón de la Barca y la travesía Parque de San Julián como los accesos –por decirlo de alguna manera– a esta zona de bajas emisiones, mientras que las salidas serían las calles Noheda y Calderón de la Barca.
TRABAJO PENDIENTE
Los trabajos se centran ahora en analizar exhaustivamente el RD del 27 de diciembre para comenzar a acometer los trámites necesarios para la puesta en marcha de esta ZBE, que, en palabras de Martínez, no será, al menos, hasta la segunda mitad del año. Y es que, tal y como subraya, se trata de un proceso “complejo y tedioso”, que, por ejemplo, lleva consigo la creación de una ordenanza municipal específica de esta zona de bajas emisiones, lo que, según indica, puede conllevar entre tres y cuatro meses, ya que son muchos los trámites por lo que tiene que pasar este texto.
Lo que sí tienen claro desde el Ayuntamiento es que “la zona de bajas emisiones se implantará de forma progresiva”, según precisa el concejal, porque consideran que esta medida de mejora de la calidad ambiental “no debe ser agresiva ni traumática”. De ahí que vean como algo indispensable “hablar con la pequeña y mediana empresa y los vecinos de esta parte de la ciudad para informarles, ahora que sabemos la normativa estatal, qué supone la implantación de esta medida”.
Y es que es en los próximos meses cuando se debe decidir cómo va a ser esa restricción de acceso, a qué vehículos va a afectar dependiendo de su etiqueta (ECO, 0, C y B) y qué va a ocurrir con los vehículos de empresas ubicadas dentro de la ZBE y con los de las empresas de suministro y reparto.
Otras medidas en marcha en busca de la mejora de la calidad del aireEl concejal de Movilidad y Medio Ambiente, Adrián Martínez, subraya que el Ayuntamiento de Cuenca no solo trabaja en la zona de bajas emisiones para mejorar la calidad del aire de la ciudad, sino que con ese mismo objetivo está llevando a cabo otras medidas. Una de ellas es, tal y como apunta, el fomento del transporte público, con la adhesión a las ayudas directas del Gobierno central al transporte de viajeros, que ha permitido reducir en un 50 por ciento el precio de los abonos del 1 de enero al 30 de junio. Una manera, a su juicio, de incentivar el uso del autobús en detrimento del vehículo privado y, de esta manera, reducir las emisiones de CO2 a la atmósfera.
La peatonalización de la calle Tintes también se enmarca en esta estrategia medioambiental, a lo que se sumará, según dice, la transformación a plataforma única del tramo de la calle Fray Luis de León, entre el parking de la Plaza de España y la confluencia con calle Tintes; una manera, a su juicio, de hacer más amable el tránsito de los peatones en esta zona. La incentivación del uso del vehículo eléctrico completa el paquete de medidas.
Para ello, el Ayuntamiento está trabajando en la implantación de una red de puntos de recarga por toda la ciudad. Ya tiene en sus manos el estudio elaborado por Eléctrica Conquense sobre los lugares que pueden soportar este tipo de instalaciones y, en la actualidad, se está analizando dónde ubicar los entre 15 y 20 puntos de recarga previstos.