El Ayuntamiento exige obras de emergencia en el edificio en ruinas de Casablanca

El Ayuntamiento de Cuenca ya ha movido ficha en relación al edificio en ruinas del nº 2 de la calle Diego Jiménez de la capital, tras el desprendimiento de parte de su alero el pasado sábado, 18 de mayo, sin que afortunadamente hubiera que lamentar daños personales.

Tras la visita del arquitecto de la Gerencia Municipal de Urbanismo, que constató el riesgo de más desprendimientos en la cornisa, el Consistorio ha incoado expediente en el que se exige a los propietarios del inmueble en cuestión a que lleven a cabo “las obras necesarias para el mantenimiento del edificio en condiciones de seguridad, salubridad, ornato público y decoro”, según han confirmado a esta redacción fuentes municipales.

En dicho escrito, que ya ha sido remitido, se indica que el propietario del inmueble está obligado a realizar las obras necesarias para mantener en condiciones idóneas su edificio, dejando claro que la Administración municipal es la responsable de dictarle las órdenes de ejecución precisas, tal y como agregan las citadas fuentes oficiales.

El Ayuntamiento recuerda a los propietarios que, de no cumplir con dichas exigencias, está habilitado para ejecutar subsidiariamente estas obras de emergencia, a costa de los dueños, que son al fin y al cabo los responsables de este edificio. Asimismo, les advierte que la normativa “le permite imponer hasta una decena de multas coercitivas con periodicidad mensual, como mínimo, por valor cada una de ellas del 10 por ciento máximo del coste estimado de las actuaciones ordenadas”.

REACCIÓN DE LOS VECINOS

Una medida que, sin embargo, no convence a los vecinos del barrio de Casablanca, que la tildan de “insuficiente”. La presidenta de la Asociación de Vecinos, Mª Carmen Checa, en declaraciones a esta redacción, asegura que “las obras de emergencia que reclama el Ayuntamiento no son una solución al problema, porque no se puede obviar el peligro real que supone este edificio tanto para los vecinos como para cualquier ciudadano que deambule por la zona”.

No es de extrañar, por lo tanto que Checa sea rotunda a la hora de afirmar que “la única solución que tiene este asunto es la demolición íntegra del inmueble, porque no podemos olvidar que está en ruinas, en un avanzado estado de deterioro tanto por dentro como por fuera, y al final cualquier día puede ocurrir una desgracia”.

Insiste, por lo tanto, en que se obligue a los propietarios a demolerlo zanjando de una vez el problema, porque “ahora ha sido la cornisa, pero cualquier otro día puede ser algo más grave y no quisiéramos tener que lamentar nada; sin olvidar, por supuesto, la mala imagen que está dando al barrio desde hace diez años”.