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Empresas y medio ambiente

Vivero Forestal Central: guardián de la flora provincial

Desde enero de 2024 han proporcionado más de 6.000 plantas a centros educativos, ayuntamientos y asociaciones, así como a actividades de educación ambiental
Foto: Saúl García
26/05/2025 - Paula Montero

Producir plantas, repoblar determinados espacios después de una obra o abastecer a aquellos centros educativos, ayuntamientos o asociaciones que las necesitan, cuidar de las especies protegidas para evitar su extinción y mantener los clones de salicáceas de la provincia que se destinan a restauraciones de la ribera del Júcar son algunas de las funciones que cumple el Vivero Forestal Central de Cuenca. Un servicio dependiente de Delegación Provincial de Desarrollo Sostenible de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha que está ubicado en la capital conquense. 

El vivero hace las funciones de guardián de la flora de la provincia y actualmente tiene en producción unas 200 especies, tal y como señala su responsable, Carlos Recio, a Las Noticias. 

Desde enero de 2024 hasta ahora, unas 6.000 plantas han salido del vivero con destino a centros educativos, ayuntamientos, asociaciones culturales, deportivas y de vecinos e, incluso, se han utilizado para aquellas actividades de educación ambiental que organiza el Gobierno regional a propósito de algunas efemérides.

Cifra que se ha mantenido estable durante los últimos años ya que, a pesar de ser un servicio gratuito, la ciudadanía no lo conoce. Mayoritariamente se proporcionan plantas de los géneros Quercus sp. (robles, encinas y alcornoques) y Pinus sp. (pinos), seguidas de las aromáticas como tomillo, romero, ajedrea, salvia, hisopo y santolina. “Cuando es época de floración y tienen semillas, las cogemos, se traen aquí, se procesan, se secan y se siembran en los invernaderos”, cuenta Recio. 

Además, velan por las especies protegidas de la provincia como, por ejemplo, los nenúfares de los que, actualmente, hay unas 400 plantas en producción. También corren riesgo la Primula farinosa, Pulsatilla rubra, Salix caprea, Atropa baetica o Aconitum napellus. De estas últimas, el año pasado se plantaron 30 en el campo. Y, a modo de curiosidad, tienen en producción Quercus petraea, conocido como roble alfar que, en la provincia, solamente se puede encontrar en el término municipal de Mariana. 

Eso sí, si hay una actividad importante dentro del Vivero Forestal Central de la provincia de Cuenca es la de preservar la reserva de salicáceas, chopos y fresnos autóctonos que se recogieron de la sierra. “En total hay diez representantes de cada árbol que se cogió y se utilizan para reforestar, por ejemplo, la ribera del río Júcar, en la zona del Recinto Ferial”, cuenta el responsable. Para este fin se producen anualmente unas 2.000 estacas de más de 2 metros de altura. 

Actualmente tienen unas 400 plantas de nenúfares en producción
Foto Saúl García

 

Otro de los proyectos que ha puesto en marcha Carlos Recio este año es cultivo de plantas para insectos beneficiosos. “Los adultos se alimentan de flores y, después, las larvas de esos insectos se comen las plagas que hay y así no tenemos que aplicar químicos”, señala. Entre esas flores hay Zinnias, también conocidas como flor de papel, tagetes, así como plantas medicinales como la equinácea o el malvavisco. “Hay de todo, silvestres y de jardinería, lo importante es la variedad”, apostilla el responsable. 

 

COMPOST PROPIO

Para hacer frente al agotamiento de las explotaciones turberas de Chile y del norte de Europa, en el Vivero Forestal Central de Cuenca generan su propio compost con restos de poda. “Nos lo traen desde Albaladejito porque aquí no tenemos la maquinaria necesaria, y también hay bares que nos proporcionan los restos de café que generan”, explica Recio. Así, no dependen de la turba para producir plantas.

 

HÜGELKULTUR 

En la misma línea, para aprovechar los restos de poda de madera, ha iniciado un huerto con la técnica de Hügelkultur, que permite cultivar sobre montículos construidos sobre una base de desechos de madera y otros materiales compostables vegetales. “Se va cubriendo de cartón y sustrato y, por último, con una capa de mantillo que hará que la madera se vaya descomponiendo. Esto genera una reserva importante de nutrientes y, además, absorbe la humedad para que no se vayan al suelo”, señala Recio.