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Violencia de género 2.0, el peligro está en la red

En la era de la hiperconectividad, la línea entre lo público y lo privado se desdibuja, facilitando a los agresores encontrar nuevas formas de perpetrar violencia
Foto: Saúl García
25/11/2023 - C.I.P.

"Al principio me gustaba cuando me pedía el móvil y revisaba mis aplicaciones, disfrutaba que se pusiera celoso cuando hablaba con otros chicos. Aunque inicialmente me negué a darle la contraseña de mi móvil cedí para demostrarle confianza. Sin embargo, hubo un momento en el que hacía conmigo lo que quería; me tenía completamente anulada y aunque me daba cuenta lo veía como una persona débil y vulnerable, se ponía celoso debido a sus propias inseguridades y yo lo permitía porque me daba pena. Pensaba que yo tenía el control, hasta que nos acostamos; grabó el momento y se negó a borrar el video. Ahí empezó mi miedo.

Es el relato de un caso real de violencia de género en el ámbito digital que se ha denunciado en la provincia de Cuenca, un fenómeno que no ha dejado de crecer en los últimos años. A pesar de que produce un efecto devastador en las víctimas, la percepción de sus efectos tiene una "preocupante invisibilidad" cuando, en realidad, la ciberviolencia "es la misma violencia de género de siempre, pero con nuevas herramientas que multiplican sus efectos", dice Beatriz Bonete, socióloga y cofundadora del proyecto de investigación Nosotras.

El espacio virtual no deja de ser un reflejo en el que se reproduce y, en muchos casos, se agudiza la violencia machista "que sufrimos en otros ámbitos de la vida simplemente por el hecho de ser mujer". El problema es que, en su mayoría, no se reconoce ni se identifica como tal, y "para luchar contra ella es necesario empezar por definirla y delimitarla", dice Bonete, quien destaca que de cada 10 víctimas de delitos sexuales (el 70.3%) en el espacio digital son mujeres.

Detrás de las estadísticas se encuentran historias como la de una adolescente de 14 años que acabó enviándole fotos íntimas al chico de 17 años con el que salía porque insistía demasiado. Después, el daño causado condicionó su vida afectiva.

"Ella, en ese momento, no identificó eso como una coacción ni como violencia de género ni como violencia sexual. Lo identificó más tarde, cuando se dio cuenta de que había generado un trauma y que tenía dificultades para sus siguientes relaciones".

 

Identificar, delimitar y conceptualizar la ciberviolencia es el primer paso para luchar contra esta lacra que sigue sin reconocerse

Identificar, delimitar, y conceptualizar la violencia de género en el ámbito digital y que las víctimas se reconozcan como tal es, a juicio de la subinspectora de la Policía Nacional en Cuenca, Consuelo Martínez  Sahuquillo, el primer paso para poder luchar contra esta lacra de la que solo se ve “la punta del iceberg”, puesto que no se denuncia y lo peor de todo, que no se detecta ni entre adultos ni entre los jóvenes. La mayoría solamente identifican la violencia de género con la violencia física o con la agresión verbal. No identifican otro tipo de violencia”.

Pero la realidad, dice, es que la violencia de género en la red puede adoptar diversas formas, desde insultos y amenazas en redes sociales hasta la difusión no consensuada de imágenes íntimas o el acoso online que acaba minando la autoestima, generando traumas y graves problemas psicológicos. 

En la era de la hiperconectividad, la línea entre lo público y lo privado se desdibuja, facilitando a los agresores encontrar nuevas formas de perpetrar violencia. La falta de conciencia y educación sobre la seguridad digital “agrava aún más un problema” al que es necesario darle visibilidad y, sobre todo, información y formación para crear espacios seguros para combatirla, como incidía recientemente en unas jornadas sobre ciberviolencia de género y ciberacoso celebradas en Facultad de Comunicación UCLM en Cuenca, Nieves Limón, perteneciente a la Comisión de Igualdad de esta Facultad, que igualmente destaca la relevancia de comprender sus características para abordar el tema desde la educación. 

Anonimato en línea

El anonimato en línea a menudo facilita que los agresores se sientan impunes, y esto agrava la situación de las víctimas, que se sienten inseguras, anuladas y en muchos casos avergonzadas ante la dimensión de un delito que no siempre identifican en primera instancia. “Sin víctima no hay agresor ni delito”.  

La falta de conciencia sobre el ciberacoso representa un desafío significativo para las Fuerzas de Seguridad del Estado al abordar estos delitos. La visibilidad de esta lacra se vuelve crucial ya que la ausencia de denuncias por parte de las posibles víctimas obstaculizan la labor investigativa. Sin denuncias, los investigadores se ven limitados en su capacidad para abordar y prevenir eficazmente el ciberacoso.

“Existe una percepción errónea de que en el entorno digital hay una especie de “barra libre” que otorga a las personas la libertad de expresarse o actuar sin restricciones. Es fundamental entender que las acciones realizadas detrás de una pantalla, ya sea en redes sociales o cualquier medio telemático, son igualmente delictivas que las perpetradas en persona. Comparativamente, el acoso en línea no debería ser menospreciado, ya que su impacto puede ser tan perjudicial como el acoso físico en la calle, y es crucial denunciarlo ante las autoridades correspondientes”, señala el capitán, Aarón Navas, jefe de la Unidad Orgánica de la Policía Judicial de la Comandancia de la Guardia Civil en Cuenca.

 

Es fundamental entender que las acciones realizadas detrás de una pantalla son igualmente delictivas que las perpetradas en persona

Navas incide en que el control constante a través de redes sociales –como WhatsApp– para controlar los movimientos y la ubicación de la otra persona, constituye acoso. “Es crucial reconocer que estas conductas, tanto en línea como en persona, son igualmente delictivas”. En este sentido destaca que se tiende a minimizar el acoso cuando la realidad es que su impacto es tan perjudicial como el acoso físico.

En este punto, enfatiza en que es fundamental entender que toda actividad en Internet queda registrada, lo que permite realizar investigaciones técnicas complejas pero factibles mediante direcciones IP, metadatos de imágenes y geolocalización. Aunque la investigación puede ser más difícil en servidores extranjeros, “siempre es posible llegar a la fuente de comentarios o publicaciones”.

La falta de formación y la falta de familiaridad con la posibilidad de ser víctima de acoso digital impiden que tomemos plena conciencia de la situación.  “Antes estábamos más familiarizados con formas de abuso, acoso y maltrato que ocurrían físicamente en presencia del agresor. La transición a formas digitales de violencia ha generado una falta de conciencia sobre la amenaza que representan”, señala desde la Oficina de Atención a la Víctima del Delito, la psicóloga Candela Gracia.

“Un pilar fundamental para erradicar esta lacra es la prevención, y la estamos llevando a cabo desde todas las comisarías de España a través de la figura del delegado de Participación Ciudadana”, añade la subinspectora Martínez, quien destaca que estos delegados actúan como canales de comunicación entre la Policía Nacional y los ciudadanos, especialmente aquellos considerados vulnerables. Este enfoque preventivo se lleva a cabo mediante el Plan Director, que permite establecer contacto con la comunidad educativa en todos los niveles, desde Primaria hasta la Universidad, facilitando una comunicación directa con alumnos y asociaciones de padres y madres.

Prevención como herramienta de lucha

Manejo responsable de las redes sociales, configuración segura de perfiles, móviles y contraseñas o  prevención de suplantación de identidad, son algunas de las herramientas que se proporcionan a los estudiantes de la provincia de Cuenca a través de las charlas enmarcadas en el Plan Director.

Un prograna por el que se orienta a jóvenes y adolescentes sobre cómo protegerse contra el ciberacoso. "Discutimos sobre las medidas que deben tomar si se convierten en víctimas o si son testigos”, señala la subinspectora de la Policía Nacional, Consuelo Martínez, quien destaca que en estas sesiones se abordan específicamente prácticas como el ‘sexting’, una tendencia actual entre los jóvenes que consiste en enviar mensajes, fotos o vídeos de contenido sexual. 

“El mensaje clave que transmitimos a los menores es que la sobreexposición en línea conlleva riesgos y consecuencias”, señala Martínez, quien destaca que, en ocasiones, en el mundo digital la identidad se pierde, ocultando a quienes cometen delitos. “Alertamos sobre el ciberacoso, ciberataques y depredadores en la red, recordando que cualquier perfil podría albergar riesgos, incluyendo pederastas”.

 

En estas charlas formativas se hace especial hincapié en destacar la necesidad de conciencia digital para comprender los peligros en línea. Una de las grandes preocupaciones es el importante aumento de delitos grupales cometidos por menores, Martínez destaca que la exposición a ciertos contenidos en línea puede contribuir a la reproducción de conductas problemáticas, sin reflexionar sobre su veracidad, lo que en ocasiones lleva a la normallización de las agresiones y a disminuir la empatía hacia las víctimas. 

La prevención de conductas aprendidas y agresiones grupales relacionadas con el primer contacto con el sexo a través de la tecnología o la influencia de la pornografía de adultos en estas conductas es una de las constantes del Plan Director.

“En las primeras relaciones de pareja, los jóvenes pueden imitar estas conductas, a veces rozando lo delictivo. La información brinda la capacidad de comprender y reconocer la violencia, ya que muchos no identifican ser víctimas de violencia de género”, enfatiza la subinspectora de la Policía Nacional en Cuenca.

Otro de los problemas que refiere Consuelo Martínez es la alta presencia de negacionismo que encuentra entre los jóvenes, aún mostrando las escalofriantes cifras de mujeres asesinadas a manos de sus parejas. “Aunque expongo estas realidades a menudo no percibo reacciones visibles. Lo que plantea la pregunta de si estamos normalizando estas cifras cada año”, concluye.


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