Las obras de rehabilitación de las Casas Colgadas para que las conocidas como Casa de la Sirena y Casa de Bajada a San Juan puedan acoger un servicio de restauración se han encontrado con varias vigas de madera carcomidas que van a tener que ser modificadas, lo que en principio retrasará los trabajos.
Así lo ha señalado este jueves el alcalde de la ciudad, Darío Dolz, que ha añadido que se va a encargar un estudio sobre las patologías de las vigas con el fin de “no encontrarnos con sorpresas” y que “los arreglos se hagan de forma definitiva”.
El primer edil recuerda que las últimas obras que se hicieron en este inmueble construido en los siglos XV y XVI datan de en torno a 1961-2, de ahí que ya han pasado casi sesenta años, un tiempo que estaría detrás de su deterioro.
Dolz aboga por ser “precavidos” aunque asegura que el estado de las vigas no supone que haya problema estructural alguno, al no estar afectados los forjados de obra.
Las obras de la Casa Sirena y la Casa de Bajada a San Pablo, iniciadas a finales de 2018, fueron adjudicadas por el Consorcio en junio de ese año por un importe superior al millón de euros. Los plazos iniciales apuntaban a que estarían terminadas en junio, pero una modificación del proyecto obligó a retrasar las previsiones hasta finales de este año. La reciente declaración del inmueble como Bien de Interés Cultural (BIC) estaría detrás de esa modificación.
Sigue asimismo pendiente la adjudicación de la gestión del inmueble para su reapertura como espacio gastronómico, un concurso al que se han presentado dos proyectos encabezados por Pepe Rodríguez y Jesús Segura, respectivamente.
El nuevo restaurante, según las previsiones, tendrá una superficie de en torno a 600 metros cuadrados y capacidad para en torno a 100 comensales.
Casa del Corregidor
También podrían sufrir un nuevo retraso las obras de la Casa del Corregidor, que estarían por encima del 65 por ciento de su ejecución, como consecuencia de una modificación del proyecto inicial del que próximamente será informado el Consorcio Ciudad de Cuenca, que financia los trabajos. “Igual dilata su puesta en funcionamiento”, reconoce Dolz.
El primer retraso en los trabajos se debió al hallazgo de restos arqueológicos.
