Llega el final en el viernes más largo de Cuenca. Santo Entierro, golpe seco de horquilla y piedra que reverbera el dolor del luto, por dentro y fuera, Soledad. No hay consuelo en las calles vacías de esta Cuenca nazarena que tras el estruendo se recoge en el silencio más profundo.
Entrega y silencio de Cuenca ante la Cruz desnuda, orfandad que duele más que nunca en este viernes de pandemia. Noche de Viernes Santo en Cuenca, culmina el Misterio de Pasión y Muerte con el Santo Entierro de solemne silencio que recordamos en su última celebración, hace ya dos años.
Entonces, al igual que en este Viernes Santo, la lluvia salió al paso del Yacente y aunque a diferencia del pasado año sí pudo salir, tuvo que suspender recorrido y regresar por El Peso.