La Asociación Roosevelt ha celebrado este año su gala anual coincidiendo con su trigésimo aniversario. Treinta años de historia de asociacionismo conquense y reivindicación en favor de las personas con discapacidad física que comenzaron a gestarse en la cabeza de José María Martínez, fundador y actual presidente, cuando éste aún era funcionario en San Clemente.
Tras este largo recorrido de luchas por la igualdad de oportunidades y por los derechos humanos de las personas con discapacidad, el acto ha querido ser un homenaje a todos aquellos que han contribuido durante este tiempo al desarrollo de la labor de esta asociación. Comenzando por responsables políticos de la ciudad a lo largo de este tiempo como los exalcaldes de Cuenca, José Manuel Martínez Cenzano (1991-1995/1999/2007), Francisco Pulido (2007-2011) y Ángel Mariscal Estrada (2015-2019), corporación de la que formó parte como concejal de Atención a las Personas e Igualdad, o los expresidentes de la Diputación Provincial, Mariano Arribas (1991-1995) y Benjamín Prieto (2011-2019).
Como es habitual, un numeroso público asistente acompañó a la asociación Roosevelt en la celebración de este aniversario que comenzó con la proyección de un vídeo conmemorativo en el que su presidente, José María Martínez, trazó la historia de la Asociación desde sus comienzos haciendo parada en los principales hitos de una trayectoria marcada por la reivindicación de los derechos de las personas con discapacidad física.
Tras la proyección, fue el momento del reconocimiento a aquellas personas e instituciones que durante estos años han contribuido al desarrollo de su labor asociativa. Distribuidos en seis bloques fue reconocido el apoyo de diversas personalidades e instituciones que, desde la política, la universidad, los medios de comunicación, la empresa, el asociacionismo, la educación o la cultura han formado parte de estos treinta años de historia y a los que la asociación Roosevelt no quiso olvidar en esta fecha tan señalada.
También hubo espacio hablar del futuro de la asociación con la presencia en el escenario de niños y niñas. Fueron ellos los encargados de construir un árbol de los sueños con deseos como la no discriminación en el trabajo, una accesibilidad universal o una educación inmersiva, que fueron posteriormente guardados en una cápsula del tiempo para comprobar en el futuro si se han hecho realidad.
El exseleccionador nacional y campeón del mundo, Vicente del Bosque, fue el verdadero protagonista de este acto en el que se le impuso la distinción de socio de honor de la asociación, "somos amigos desde hace ya muchos años y han tenido el honor de darme este detalle y se lo agradezco muchísimo, porque además yo creo que aquellos que tenemos un poco más de eco podemos ayudar mucho".
Resaltó además el "carácter reivindicativo de la Asociación Roosevelt", estando seguro de "que seguirán siéndolo, buscando cada día una mayor voz y una mayor participación en todos los asuntos que les afectan".
Tampoco faltó en el discurso del exseleccionador alguna anécdota como aquella vez en que siendo entrenador del Real Madrid dijo al finalizar un partido que "el culpable de la victoria de hoy ha sido Iker Casillas", a lo que el filólogo Lázaro Carreter respondió desde su histórica columna "El dardo en la palabra" que "el entrenador del Real Madrid no se entera que el que hace algo bien nunca puede ser culpable, si acaso es artífice, como artífice de todo esto ha sido Chema, que a lo largo de todos estos años, me consta, ha sido eficaz para hacer cada día una asociación más fuerte".
Antes de la actuación del grupo "Las Torcas" con el que finalizaría el acto, fue el momento en el que la asociación reconoció con la insignia de oro a su presidente por treinta años al frente de la misma, una entrega a cargo de Vicente del Bosque que fue precedida por la proyección de otro vídeo conmemorativo con imágenes del propio José María Martínez, que tras su reciente jubilación declaró tener más tiempo y más ganas que nunca para trabajar por la Roosevelt.
En cuanto a su reciente actividad política, descartó "categóricamente" volver a ella, porque, según sus propias palabras, "en la vida, a veces pasan trenes que tienes que coger y si no te gusta, pues te bajas en la siguiente estación, como yo he hecho". Recientemente jubilado voluntariamente, Chema afirma que "soy un buen jubilado y voy a intentar ser feliz haciendo lo que me hace gusta. Y como lo que me hace feliz es la Roosevelt, me voy a dedicar a ella".
Preguntado por el papel de una asociación local como Roosevelt frente a otras asociaciones globales "éstas han perdido parte de su carácter reivindicativo y se dedican fundamentalmente a dar servicios. Nosotros nos centramos en las personas y queremos cambiar la sociedad para que sea más solidaria. La discapacidad está en los entornos y no en la persona. Creemos que hay que transformar la sociedad, trabajando muchísimo con los niños y con los jóvenes. En treinta años, hemos llegado a más de diecisiete mil niños haciendo diferentes actividades, dejando una semilla que dará sus frutos".