Los vecinos del barrio de Casablanca no terminan de creerse que tras el derribo, en noviembre de 2018, del edificio del número 4 del Paseo de San Antonio, no se dé la misma solución y de forma inmediata al número 2 de Diego Jiménez, anexo al anterior y en una situación similar de abandono desde cerca de una década.
El derrumbe del inmueble del Paseo de San Antonio dejó al descubierto todo un lateral de la fachada del de Diego Jiménez, edificio que temen que haya podido verse afectado por el citado derrumbe. “Los vecinos no se atreven a pasar junto al inmueble porque temen que se puede caer algo”, advierte la presidenta de la asociación de vecinos de Casablanca, Mari Carmen Checa.
Sin embargo, según esgrimió en su día el concejal de Urbanismo, Julián Huete, mientras el inmueble del Paseo de San Antonio había sido declarado en ruina y contaba con el necesario permiso para ser derribado, el de Diego Jiménez no dispone de ningún informe.
Y no es al Ayuntamiento al que le correspondería llevarlo a cabo, sino a los propietarios, que además todavía no tienen claro si lo quieren rehabilitar o demoler, según apuntó, para lo cual deberían además pedir un permiso al Consistorio que este tendría que estudiar, de ahí que la situación pueda prolongarse en el tiempo. No en vano, la demolición del inmueble del Paseo de San Antonio tardó ocho años en materializarse.
TEMEN UNA DESGRACIA
Checa considera sin embargo que el inmueble presenta un estado ruinoso que hace necesario que el ayuntamiento intervenga en el asunto porque, de lo contrario, teme que pueda ocurrir alguna desgracia. También, considera que existe el riesgo de que pueda ser ocupado, como ocurrió con el ya derribado, del que salió corriendo gente antes de que arrancara la demolición.
Que Cuenca tenga desde hace años un exceso de oferta de vivienda, al haber en torno a 5.000 vacías, estaría detrás de la falta de agilidad en resolver este asunto. En este sentido, hay que recordar que en el inmueble derribado se anunciaba hace años la construcción de viviendas de nueva creación. Hubo incluso vecinos que se animaron a dar una entrada pero con la crisis económica la operación quedó paralizada.