Los vecinos del barrio de Casablanca están más que hartos de la situación. Llevan 10 años esperando que se dé una solución al grave problema del edificio en ruinas que se encuentra situado en el número 2 de la calle Diego Jiménez, en su confluencia con el Paseo de San Antonio.
La gota que ha colmado el vaso para la Asociación de Vecinos de Casablanca llegaba este sábado por la noche con el derrumbe de parte de la cornisa del inmueble dejando sobre la acera una considerable cantidad de escombros, sin que afortunadamente se registraran víctimas. Suceso que, en opinión de su presidenta, Mari Carmen Chema, no hace otra cosa que constatar “el peligro que venimos denunciando desde hace muchos años que supone que este edificio en ruinas siga en pie”.
Para los vecinos de este barrio, el deterioro del inmueble es más que evidente, tan solo hay que pararse un instante y fijarse en el estado que presenta por muchas zonas, sobre todo por aquella parte que quedó al descubierto cuando se demolió en 2018 el edificio contiguo, también en ruina. Una situación que, a su juicio, pone en riesgo la seguridad de todo el mundo.
Y, de hecho, según apunta su presidenta, “afortunadamente no hay que lamentar víctimas en esta ocasión, entre otros motivos porque el desprendimiento se produjo a las 11 de la noche y en pleno Estado de Alarma”, pero, según recuerda, “esta zona es muy concurrida e, incluso, durante el curso escolar es paso habitual de los niños cuando van a colegio, lo que nos hace temer que cualquier día pueda haber una desgracia”.
“DEMOLICIÓN URGENTE”
No es de extrañar, por lo tanto, que desde la Asociación de Vecinos ya no solo se pida, si no que se exija, la demolición urgente de este edificio, que “se ha convertido en un peligro real para cualquier persona que deambule por la zona”. Consideran que no es suficiente con vallar ese punto, como hizo la Policía Local cuando se le avisó del derrumbe, por eso reclaman al Ayuntamiento una solución inmediata a este problema que “se lleva dilatando durante demasiado tiempo”. No es de recibo, según recalcan, que llevemos una década en esta situación y todo siga igual.
Y es que, tal y como recuerda Checa, en estos diez años muchos han sido los escritos, denuncias y protestas de los vecinos tanto por este edificio como por el anexo y en este tiempo solo se ha conseguido la demolición de este último, eso sí, en 2018 con Ángel Mariscal al frente del Ayuntamiento, a pesar de que se había declarado en ruina en 2012 con Darío Dolz dirigiendo la Concejalía de Urbanismo y Juan Ávila como alcalde.
Los vecinos creen que no es de recibo cualquier dilación más en este asunto, que les está llevando de cabeza desde hace tanto tiempo, máxime cuando ya remitieron en el mes de febrero una misiva al alcalde, Darío Dolz, informándole de los problemas del barrio, entre ellos este edificio, y pidiéndole una solución, pero, según dicen, solo han obtenido la callada por respuesta.
Como consecuencia, la presidenta de la A.VV. Casablanca no ha dudado esta misma mañana en ponerse en contacto una vez más con el Ayuntamiento, esta vez con el concejal Adrián Martínez, en busca de una inmediata solución a este problema y esperando que “la respuesta no se limite a colocar unas vallas y dejar que pase el tiempo”.
RESPUESTA DEL AYUNTAMIENTO
El Ayuntamiento de la capital, por su parte, a preguntas de Las Noticias de Cuenca, ha querido reseñar que esta misma mañana se ha desplazado un arquitecto de la Gerencia Municipal de Urbanismo (GMU) hasta el inmueble en cuestión con el fin de valorar la situación tras el desprendimiento de parte de la cornisa, abrir el correspondiente expediente y adoptar las medidas cautelares oportunas.
Medidas que, según recalcan las mismas fuentes oficiales, no podrán determinar los servicios municipales hasta que no conozcan con exactitud cuál es la situación actual, lo que, sin duda, depende del informe técnico pertinente.
Entre tanto, desde la Asociación de Vecinos de Casablanca se insiste en la innegable necesidad de una urgente solución, al tiempo que recuerdan que dentro de la zona vallada por el desplome del alero se encuentran los contenedores de esta zona del barrio, que “difícilmente podrán ser utilizados por los vecinos sin poner en riesgo su integridad”.