Cuando en marzo se declaró el estado de alarma, la Posada de San José tuvo que poner de urgencia cerradura en la puerta de entrada, la cual no se había cerrado nunca en los 37 años de historia del establecimiento. La historia se repite de nuevo y el emblemático hotel situado en el Casco Antiguo de Cuenca se ha visto obligado a cesar su actividad de forma temporal debido a la falta de turistas.
Y no es el único. El confinamiento perimetral de Castilla-La Mancha ha forzado a la clausura de varios más. “Está todo paralizado. Muchos han cerrado ya y otros lo van a hacer”, explica José Manuel Abascal, presidente de la Agrupación Provincial de Hostelería y Turismo, José Manuel Abascal.
“El problema del Casco Antiguo es que, al no haber turistas, está todo parado”, explica Pablo Cortinas, gerente de la Posada de San José. No obstante, en su caso, indica que en el restaurante se ha mantenido la demanda porque tienen mucha clientela de Cuenca. “La gente ha respondido muy bien”, celebra.
Pero apunta que esto no es suficiente para mantener el negocio abierto ya que la parte del hotel se ve más influida por las restricciones de movilidad. “Las medidas de Nivel 3 en Cuenca capital repercuten también pero el cierre perimetral es lo que más nos ha afectado”, recalca.
Su intención es retomar la actividad “en cuanto se pueda, lo antes posible y no esperar tanto como en junio” puesto que ahora ya tienen la experiencia de cómo hay que hacer las cosas en relación con las medidas de seguridad. Por el momento, tienen bloqueadas sus reservas hasta el 10 de noviembre, un día después de que finalice el cierre perimetral de la región, aunque podría haber una prórroga.
Pablo dice que es consciente de que la situación es difícil por la evolución de la Covid-19 y hay que limitar la movilidad de las personas pero apunta que sería mejor ir “todos a una”. “Si hay que parar, se para”, indica.
SIN ALTERNATIVA
“Nos hemos visto en la obligación de cerrar. No teníamos ninguna alternativa”, cuenta por su parte Borja García, gerente del grupo hotelero Cuenca con Carácter, que engloba los hoteles Convento del Giraldo, Cueva del Fraile y Leonor de Aquitania, los tres en la capital.
El responsable explica que intentaron mantener abierto al menos el hotel Convento del Giraldo pero no les ha sido posible. El confinamiento de Madrid ya les afectó pero la caída de reservas de particulares para los fines de semana tras el cierre perimetral de Castilla-La Mancha ha sido “la gota que ha colmado el vaso”.
García apunta que el invierno ya era complicado de por sí porque no había viajes de grupos ni por trabajo y tampoco turistas extranjeros pero el confinamiento de la región hace inviable por el momento seguir activos. “Hace falta un mínimo de ocupación para ser viables”, apunta, recordando que las finanzas de los negocios ya estaban tocadas porque ha sido un ejercicio muy complicado.
Otros años, la firma solía parar la actividad del hotel Cueva del Fraile después del puente de diciembre y hasta marzo pero en 2020 no han podido aguantar hasta esa fecha y han tenido que adelantar el cierre invernal. En el caso del Convento del Giraldo y Leonor de Aquitania, es la primera vez que se ven obligados a tomar esta decisión.
En cuanto a la reapertura, el gerente no se atreve a dar fechas. “Hasta que no se empiece a reactivar el mercado no va a ser posible”, admite. Aunque recuerda que, para la campaña de verano, no solo pudieron rescatar a sus trabajadores del Expediente de Regulación Temporal de Empleo (ERTE) sino que tuvieron que contratar a más personal, reconoce que ahora la situación es diferente porque el duro año también ha hecho mella psicológica en el potencial viajero que, si antes hacía reservas de ultimísima hora, ahora directamente no hace planes por la incertidumbre. “Tuvimos un oasis de tres meses”, dice con resignación.
José Manuel Abascal: “Está afectando hasta el punto de la desesperación”El presidente de la Agrupación Provincial de Hostelería y Turismo, José Manuel Abascal, reconoce que la situación era ya complicada para el sector pero asegura que el cierre perimetral de Castilla-La Mancha “está afectando mucho hasta el punto de la desesperación”.
Para el gerente del Hotel Torremangana de la capital, la situación es más dramática en lugares como Cuenca, que viven principalmente del turismo. “Vienen algunos clientes por trabajo pero muy pocos”, indica, al tiempo que considera que, en lugar de poner el foco y medidas restrictivas en este sector, lo que habría que hacer es reforzar el sistema sanitario y combatir con más “mano dura” las fiestas clandestinas.