Son muchas las necesidades que tiene la pedanía de Valdecabras, entre ellas la falta de comunicación por transporte público con la capital, de la que le separan 17 kilómetros, lo que hace que sus habitantes, poco más de una treintena de familias en invierno, dependan constantemente del coche para su vida diaria, pues la mayoría tiene su trabajo en Cuenca capital y es esta la localidad que les pilla más cerca para hacer las compras, imprescindibles todas las semanas porque Valdecabras cuenta con un par de negocios hosteleros, pero ningún comercio.
Su presidente vecinal, José Luis Álvarez, considera no obstante que es preferible priorizar para que el Ayuntamiento de la capital, al menos, les atienda en lo que es realmente más urgente, “porque si no luego no te hacen caso en nada”.
Y entre esas prioridades se encuentra la petición, recogida en una moción del Grupo Municipal de Ciudadanos aprobada en el último pleno, de, cuando menos, “disimular” los dos vertidos de aguas fecales al río, según denuncia Álvarez muy visibles y con una bajada de entre 15 y 30 metros. “Están así desde que se puso el agua potable a primeros de los años ochenta y aunque en la legislatura de Francisco Javier Pulido el Consistorio se comprometió a cambiarlo, sigue igual que hace 37 años”, lamenta.
A esta petición los vecinos suman la de que se amplíe el depósito de agua, con una capacidad muy limitada, lo que unido a la sequía de este arranque del otoño hace temer a los vecinos con restricciones de agua. “Estamos bajo mínimos. Todavía no nos ha faltado nunca agua, pero el depósito se vacía en cuanto se abren tres o cuatro grifos. Es necesario ampliarlo, máxime de cara a los meses de verano”, apunta.
ZONAS VERDES
Y la tercera demanda es la habilitación de zonas verdes para el esparcimiento de los vecinos, en especial para que jueguen los niños, que carecen de parques y zonas infantiles. Y ello a pesar de que, muy cerca de la iglesia, hay una amplia explanada privada declarada de especial protección, por lo que no se puede construir en ella, que se encuentra vallada por su propietario y totalmente abandonada, “llena de hierbajos”, ante lo que Álvarez considera que el Ayuntamiento debería intentar negociar con el propietario la cesión de estos terrenos para habilitarlos como espacios verdes.
Advierte, no en vano, del peligro que corren en la actualidad los niños que juegan en la plaza próxima a la iglesia, pues por ella pueden circular vehículos y estos suelen abundar los fines de semana, cuando la pedanía es muy visitada por su bello entorno natural y la oferta que ofrece para practicar actividades como el senderismo o la bici de montaña.
Otra de sus advertencias es la falta de espacio para aparcar con que se encuentran muchos de estos vehículos o la estrechez de la vía de entrada, que complica el acceso a camiones o vehículos de bomberos.
Al menos, eso sí, los vecinos consideran que las calles se encuentran en general en bastante buen estado. “Todos los años invierten lo que nos corresponde del Plan de Obras y Servicios (POS) de la Diputación, unos 12.000 euros, menos que hace años pero un dinero que se suele reinvertir en reasfaltar las calles, por lo que estas no tienen aparentemente ninguna urgencia de arreglo”.
ATRAER POBLACIÓN
Preguntado, finalmente, por la posibilidad de que la pedanía incremente población, pues podría ofrecer viviendas a un precio más económico que la capital y la posibilidad de vivir en la tranquilidad del medio rural, Álvarez no tiene mucha confianza en ello, sobre todo por que la gran mayoría de viviendas vacías se encuentra, según asegura, en muy mal estado. “Serían necesarias muchas obras de rehabilitación para que estuvieran en condiciones óptimas”.