Comparten dos pasiones comunes, el arte y la Catedral de Cuenca. Y ello les ha llevado a unirse a un club muy especial que les permite contribuir con pequeñas donaciones, y en la medida de sus posibilidades, a mantener el rico y vasto patrimonio artístico existente en el principal y más emblemático templo de la capital conquense, la Santa Iglesia Basílica Catedral de Santa María y San Julián, al tiempo que pueden disfrutar de forma gratuita no solo de las visitas al templo conquense y otros museos de la capital, sino también de las actividades culturales que se llevan a cabo en él, entre otros beneficios.
Se trata del Club de Amigos de la Catedral de Cuenca. Una iniciativa que el Cabildo Catedralicio puso en marcha hace tres años y que, en la actualidad, está más que consolidada, a tenor de la excelente evolución que viene experimentando en número de asociados, sobre todo, en el último año, así como por su fidelidad renovando la inscripción año tras año. Al menos así lo pone de manifiesto a Las Noticias de Cuenca el director de la Catedral, Miguel Ángel Albares, quien ha puesto de ejemplo de esta tendencia creciente el hecho de que en un solo día, a principios de la pasada semana, se inscribieran cuatro personas de una vez.
Para Albares esto viene a demostrar que esta iniciativa “fue todo un acierto, a pesar de sus tímidos comienzos, en los que apenas logró concitar a una treintena de socios en su primer año de vida”.
Afortunadamente, las cosas han cambiado y, después de tres años, hay más gente concienciada de la importancia de esta idea, cuya recaudación se dedica única y exclusivamente a la restauración de obras de arte. No en vano, a 12 de febrero de este año ya son 220 los socios.
Y es que, a juicio del también capellán mayor de la Catedral, el hecho de que ya se vean los resultados de esas donaciones con la restauración de varias obras está animando a otros amantes del arte a unirse a este club, que nació inspirándose en la Fundación de Amigos del Museo del Prado, del que, por cierto, es miembro el propio director de la Catedral.
En su opinión, “los socios del club están encantados con esta iniciativa, que nos está permitiendo afrontar la restauración de obras de pequeño formato, pero de gran valor artístico, que, de no ser así, seguramente no se acometerían”.
RESTAURACIONES
No en vano, en estos tres años de andadura con la recaudación de este club ya se han restaurado cuatro obras de arte. Así, tal y como detalla Albares, la primera fue una fantástica obra del siglo XVIII atribuida al pintor napolitano Sebastiano Conca con una Inmaculada como motivo. A lo largo del año 2018 se procedió, por un lado, a la recuperación de una pintura del siglo XVII de un Cristo resucitado, atribuida a Francesco Solimena, y, por otro, un lienzo de un Cristo crucificado, atribuido a Vicente Carducho, un pintor de mucha relevancia con varias obras en el Museo del Prado.
Y la cuarta y última restauración, la más ambiciosa de todas las acometidas hasta ahora, ha sido una tabla del siglo XVI de San Julián vestido de Pontifical, perteneciente al retablo original de la Capilla del Arcipreste Antonio Barba, obra de Gonzalo Gómez. Una pieza que fue descubierta, según recalca Albares, gracias a la labor del Club de los Amigos de la Catedral. Y es que, según detalla, “íbamos a restaurar con los fondos del club un lienzo sobre tabla del siglo XVIII de San Julián recibiendo la palma de la Virgen María, obra de Andrés de Vargas y cuando lo desclavamos descubrimos que debajo no solo había una tabla, pura y dura como un soporte cualquiera, sino que lo que realmente había era una pintura sobre tabla del siglo XVI de gran valor artístico”. Es por ello que optaron por acometer la recuperación de esta última obra, que, desde la festividad del Patrón de la capital de este año, luce esplendorosa para el disfrute de los visitantes de la Catedral conquense.
De ahí que, para el presente ejercicio, tal y como ha resaltado el director de la Catedral, se vaya a retomar la restauración del citado lienzo del siglo XVIII de San Julián recibiendo la palma de la Virgen María. Pero éste no será el único a recuperar en 2020, porque también se van a restaurar otras dos obras del siglo XVI, de las que Albares no ha querido dar detalles, porque “queremos presentarlas en primicia para los Amigos de la Catedral el próximo mes de marzo.
BENEFICIOS DE SER "AMIGO"
Pero ser Amigo de la Catedral no solo reporta el placer de contribuir a recuperar obras de arte y embellecer el principal templo de la capital, sino que también conlleva una serie de beneficios. Así, con una cuota mínima anual de 35 euros, por la que recibes la tarjeta de socio, que por cierto acaba de estrenar ahora nueva imagen, tienes acceso gratuito y cuantas veces desees no solo a la Catedral y al triforio, sino también al Museo Tesoro (antes Museo Diocesano), a la iglesia de San Pedro y su torre y al Museo de la Semana Santa de Cuenca; estos dos últimos desde este año a raíz de la firma de sendos convenios de colaboración.
Pero, por si fuera poco, también se les invita, según remarca el capellán mayor, a todas las actividades que organiza la Catedral a lo largo del año, desde los conciertos hasta los Lunes de la Catedral a las exposiciones temporales.
Indicar, por último, que no hay un perfil concreto del Amigo de la Catedral. Hay de edades muy variadas, desde alumnos de la Universidad de Mayores José Saramago hasta jóvenes, como un alumno valenciano de la Facultad de Bellas Artes de Cuenca, que ha llegado a tatuarse el plano de la Catedral en el brazo. En cuanto a su procedencia, la mayoría son conquenses, residentes en la capital o en la provincia, aunque también en Madrid, Valencia o Barcelona. Todos ellos no dudan año tras año renovar su inscripción en la web https://www.catedralcuenca.es/es/amigos-catedral.
