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Procesiones Semana Santa 2025

Turbos, músicos y banceros elevan al cielo un magnífico Camino del Calvario

(GALERÍA DE IMÁGENES Y VÍDEO) La procesión más emblemática de Cuenca ha brillado en todo su recorrido en un desfile limpio y sin incidencias
Fotos: Saúl García
18/04/2025 - Rubén M. Checa

Turbos, nazarenos, músicos y banceros se volvieron a unir para componer una procesión Camino del Calvario extraordinaria que volvió a recorrer las calles de la ciudad dos años después demostrando el porqué es uno de los desfiles procesionales más emblemáticos de la ciudad.

Desde incluso antes de que se encerrar la procesión de Paz y Caridad ya se dejaban escuchar los primeros clarines destemplados y los roncos tambores de los nazarenos que, impacientes, no veían la hora de volver a tocarlos a Nuestro Padre Jesús Nazareno en su camino hacia el monte Calvario.

Poco a poco una numerosa turba iba ocupando cada rincón de la plaza del Salvador, y ya desde las cuatro y media de la madrugada de Viernes Santo, empezaban a tocar las puertas de Miguel Zapata. El ambiente no podía ser más optimista, puesto que no había ninguna nube que amenazara lluvia, y la impaciencia por echarle la primera clariná y palillá al Jesús iba en aumento.

Pasados unos minutos de las cinco y media de la madrugada llegaba ese momento que tanto ansiaba la turba conquense: las puertas de la iglesia del Salvador por fin se abrían con Nuestro Padre en la puerta dispuesto a recorrer su Camio del Calvario en un entorno único que conforma las callejuelas y el entorno natural y arquitectónico del Casco Antiguo de Cuenca.

El sonido del “ta tarará tarará”, el contrapunto de la “palillá” y las primeras clarinás pusieron el pelo de punta a más de un nazareno en una salida procesional única en todo el mundo.

Al paso del Nazareno le siguió el paso de Jesús Caído y la Verónica, estrenando por fin esta segunda imagen su nuevo vestido de procesión diseñado por el modisto conquense Eduardo Ortega y confeccionado en su atelier, formado por falda, corpiño y manto. También ha estrenado el sudario, diseñado por el escultor Javier Viver y hecho a semejanza de la faz de Cristo que se observa en la Sábana Santa de Turín.

Después llegaba la salida de San Juan Apóstol Evangelista con su preciosa túnica que tiene más de cien años de antigüedad y al compás de su propia marcha compuesta por Nicolás Cabaña y, como viene siendo tradición, los músicos de la banda de Horcajo de Santiago interpretaron de forma magistral.

La turba que aún quedaba en la plaza del Salvador enmudeció para guardar respeto a la salida de El Encuentro y la Soledad de San Agustín, dos pasos que volvieron a procesionar de manera única gracias al empeño de sus banceros.

El silencio a estas dos imágenes sólo se rompió por el sonido de martillos sobre yunques en la herrería de Alonso de Ojeda, pero el estruendo de la turba y la escenificación de la burla al Jesús iba dejando sonidos únicos en su paso por toda la parte baja de la ciudad.

A su paso por Carretería, una veintena de miembros de la ONCE pudieron disfrutar por primera vez de ser parte de la turba conquense, ya que gracias al empeño de la Junta de Cofradías por hacer una Semana Santa más inclusiva tuvieron en esta zona llana de la ciudad un recorrido perfecto para hacer sonar su ‘tá tarará tarará’ de una forma única, sentida y dejando momentos de extrema belleza y emotivos.

Los cinco pasos que componen la procesión Camino del Calvario fueron ascendiendo de forma ágil, rápida y sin incidentes reseñables hasta la Plaza Mayor, dejando momentos icónicos en todo el recorrido como el estallido de la turba junto a su monumento en el inicio de la calle Palafox o la procesión por las curvas de la Audiencia Provincia, pero si hay uno que destaca sobre todos ellos es la entrada a la Plaza Mayor.

 

Como cada año, miles de turbos, visitantes y conquenses aguardaban en este icónico emplazamiento sin dejar ni un hueco libre, pero de forma ágil abrían paso para que Nuestro Padre entrara a la Plaza Mayor. Tras él, le seguían Jesús Caído y la Verónica, San Juan Apóstol, El Encuentro y la Soledad de San Agustín, que, aunando la algarabía de la turba, el celestial sonido de todas las bandas de música y el choque de las horquillas en el empedrado conquense, volvieron a dejar momentos irrepetibles.

Tras el breve descanso, los pasos volvieron a hombros de banceros y empezaron el descenso por Alfonso VIII hasta el oratorio de San Felipe Neri, donde se produce El Momento de la Semana Santa de Cuenca. Del bestial rugir de la turba al silencio más sepulcral para que el coro del conservatorio pueda entonar a la talla el Miserere. Apenas 30 segundo de tregua y silencio que la turba conquense rompía, dejando de nuevo pelos de punta e incluso escalofríos por vivir semejante contraste único.

La agilidad de los turbos y nazarenos fue más rápida que años atrás y permitieron que, al filo de las 12.30, la procesión Camino del Calvario regresara al Salvador, concluyendo un cortejo procesional que pasará a los libros de la historia nazarena de Cuenca como una de las procesiones donde lo terrenal rozó lo divino. Cada persona que ocupa un puesto en la procesión puso su granito de arena para que el nombre de Cuenca y del Camino del Calvario sea un año más sinónimo de orgullo nazareno.