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Turbas: el deseo de cerrar la espera de cuatro eternos años

El presidente del Grupo Turbas, Antonio Garrote, destaca que este año habrá momentos muy emotivos: "nos acordaremos de muchos amigos y compañeros que no van a poder estar"
Turbas: el deseo de cerrar la espera de cuatro eternos años
Antonio Garrote, presidente del Grupo Turbas. Foto: Rebeca Pascual
14/04/2022 - Rubén M. Checa

Si hay una procesión en nuestra Semana Santa que genera interés tanto dentro como fuera de la ciudad esa es el Camino del Calvario, y si hay un sonido que puede resumir la semana de Pasión conquense ese es el de la simbiosis del tambor y el clarín.  Y del mismo modo, si hay un momento que muchos conquenses esperan con ganas este 2022 ese es sentir cómo la turba arranca eufórica tras el Miserere a Jesús Nazareno del Salvador, cómo este paso va abriendo camino en su llegada a la Plaza Mayor, cómo las puertas de Miguel Zapata se abren de par en par para dar arranque al Camino del Calvario. 

Sin duda, esta procesión de la madrugada conquense es una de las que más expectación está levantando este año, y es que además de la suspensión por la pandemia, en 2019 no pudo salir por la lluvia y en 2018, también por lluvia la obligó tuvo que encerrar en el Salvador antes de las 10 de la mañana. 

“Todo eso pesa mucho, estos cuatro años han sido un palo muy fuerte para los turbos”, relata el presidente del Grupo Turbas, Antonio Garrote, quien destaca que este año “cuando a las 05.30 horas se abran las puertas del Salvador, van a ser momentos muy emotivos: nos acordaremos de muchos amigos y compañeros que no van a poder estar este año, y sin duda disfrutaremos de esa procesión”, subraya Garrote. 

Con datos aún pendientes de cerrar, ya que hasta este mismo viernes se puede recoger la credencial de turbo, la cifra de inscritos es similar a otros años: en torno a los 2.400 y, aunque de momento se han registrado 62 ingresos nuevos, las bajas han sido cifras similares. 

Todos ellos, y quizás la mayoría de los conquenses, comparten el mismo deseo: “ojalá no llueva, por lo que Dios más quiera”, anhela Garrote, quien incide en el deseo de cerrar la espera de cuatro años que se han hecho eternos.  Eso sí. Al menos, dice, la iniciativa de turbas desde los balcones que se puso en marcha en 2020 ha permitido llevar mejor la espera.

Una iniciativa que según avanza ha llegado para quedarse. “Si algún año tuviera que suspenderse la procesión por la lluvia, vamos a seguir instando a los turbos a que saquen el sonido a la calle desde cada hogar, porque un Viernes Santo en Cuenca sin este sonido, no es un Viernes Santo”. 

 

USO DE MASCARILLA 

Pero, dejando el deseo de la climatología de lado, la otra gran preocupación de este año son las medidas sanitarias. Desde la Junta de Cofradías y desde el Ayuntamiento ya han sido claros y es que, si no se va a poder respetar la distancia de 1,5 metros en exterior, la mascarilla va a ser obligatoria.  “Desde el grupo turbas tenemos la misma opinión”, asegura con decisión su presidente, y es que “si no hay posibilidad de metro y medio, pide “por favor” que todo el mundo vaya con mascarilla.  Aún así, entiende que los turbos que toquen el clarín “habrá algún momento que se la tenga que quitar”, pero hace hincapié en que “por favor, el turbo vaya con mascarilla”. “No queremos tener más fallecidos, más contagiados, más gente que lo pase mal por la COVID”, expresa Garrote. 

 

NUEVO GUION 

Cuando el próximo 15 de abril los turbos tomen las calles de la ciudad, habrá una gran novedad. El grupo turbas abrirá el paso de la turba gracias a su nuevo guion, que nunca antes había tenido, y que fue elaborado en 2020 para la procesión de ese año. “Queremos que ese guion vaya en la parte delantera de la procesión, y junto a él vayan las mujeres y los más pequeños tocando su tambor y su clarín”, expresa Garrote. 

Se muestra convencido de que el papel de la mujer dentro de las turbas cada año “va a más”, situación que a él llena de “alegría”: “lo hacen de maravilla, y ya van inculcando ese germen de turba a los hijos y a los nietos”. Con ese guion, además se persigue el objetivo de recuperar antiguas tradiciones de la turba, y es esa de que un turbo histórico se sitúe al inicio del desfile enseñando a tocar tanto el tambor como al clarín a los que en un futuro llevarán por bandera el sonido del Viernes Santo. 


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