El próximo lunes está previsto que el Ayuntamiento de Cuenca inaugure el nuevo túnel subterráneo, ubicado en la calle Calderón de la Barca, según apuntó el alcalde de Cuenca, Ángel Mariscal, durante el pleno municipal celebrado esta semana en el Ayuntamiento.
El nuevo túnel, que como el de Alfonso VIII sirvió de refugio antiaéreo a la población durante la Guerra Civil, pretende convertirse en un nuevo reclamo turístico.
Para ello, a su favor destaca el hecho de que se trata del túnel antiaéreo más completo y grande de los 17 oficiales que hay contabilizados en la capital conquense.
Se trata, en concreto, de un túnel de unos 130 metros cuadrados con capacidad para unas 200 personas cuya entrada está al comienzo de las escaleras que llevan al Hospital de Santiago y tiene forma de U muy abierta, terminando a la altura del bar Las Turbas. El inicio es muy ancho pero poco a poco se va estrechando y haciendo más bajo. Destacan en él unas bodegas de gran tamaño y una cúpula de cemento de gran altura, así como un puesto de tirador, cuyo propósito era interceptar posibles ataques.
Su material es de cemento y encofrado de piedra y yeso.
Estos túneles se fortalecieron además durante los años de la segunda guerra mundial (1939-1945), al temerse que España acabara entrando en la contienda obligada por Hitler y haber visto como los ejércitos americanos y británicos habían devastado ciudades como las alemanas Hamburgo o Dresde. Con este fin, se instalaron arcos de ladrillo que buscaban hacer más resistentes los túneles.