Tai Chi Taoísta, equilibrio entre cuerpo y mente
09/05/2017 - M. Jiménez
Una técnica de transformación personal que beneficia al cuerpo, la mente y el espíritu. Así define el Tai Chi Taoísta Carmen García Capilla, instructora, presidenta del consejo regional europeo de la Asociación de Tai Chi Taoísta Internacional y miembro de su junta directiva internacional.
Según cuenta, la asociación fue fundada en los años setenta por el maestro Moy Lin-Shin, un monje taoista que emigró a occidente y se instaló en Toronto. Posteriormente, alumnos suyos expandieron sus enseñanzas hasta lograr implantarla en 26 países. “Como él lo enseñaba desde su perspectiva de monje taoista, no separaba la parte práctica de la connotación que eso tiene con el resto de la persona”, comenta.
Y es que, subraya, incluso los profesionales de la medicina son conscientes ya de que un problema mental puede desembocar en dolencias físicas y viceversa, porque el cuerpo es “un ente todo conectado”.
Antes de iniciarse en esta disciplina, Carmen “no sabía ni siquiera que existía”. Estaba haciendo artes marciales en la ciudad en la que residía en los años ochenta, Palma, cuando vio a un hombre chino haciendo lo que ella aún no sabía que era tai chi. Le “encantó ver la alineación que tenía, lo equilibrado que se le veía, dentro de la suavidad, lo fuerte que se veía también”. Esperó a que terminase, le preguntó y, de ahí, se apuntó a una clase junto a su marido, conquense de nacimiento y actual presidente de la asociación en España.
Estos fueron los inicios del Tai Chi Taoísta en España, donde hoy tiene presencia en ocho ciudades. En Cuenca llegó en 1999, un año antes incluso que a Madrid, a donde se trasladaron por motivos de trabajo.
“Empezamos con un grupo con la familia”, comenta García Capilla, quien sostiene que, como en Madrid era difícil alquilar un local y familiares y amigos de su marido “tenían ganas de empezar”, lo hicieron en Cuenca. y, una vez se estabilizaron en la ciudad, empezaron a impartir clases en Madrid.
Capilla admite que llega un momento en que “forma parte de tu vida” porque sirve de ayuda “ en todas las cosas que haces”, por lo que, desde que se iniciaron en el Tai Chi Taoísta, ella y su marido cada vez se sentían más “enganchados”, porque cubre “ todos los aspectos de una forma más integradora”.
Conforme pasó el tiempo, le sedujo la importancia que se le da a la alineación y a trabajar de una forma “relajada y equilibrada”, así como la “poca competitividad que había”.
Una disciplina que tiene en cuenta conocimientos de la “alquimia interna” y, en torno a la cual, hace cientos de años, basándose en “cómo diferentes animales utilizaban sus habilidades para defenderse, ser más rápidos o ser más flexibles o más fuertes”, se ideó una secuencia de 108 movimientos, que no es simétrica, porque el cuerpo tampoco lo es.
A partir de ahí el maestro Moy y el maestro de Carmen y su marido incorporaron nuevas habilidades herederas de otro tipo de artes taoistas.
Por esta razón, la tabla de Tai Chi Taoísta es tan completa y su práctica aporta “todos los beneficios que uno pueda pensar”, ya que las clases, además, incluyen un descanso para la toma de un te que, a algunas personas, el primer día, les reporta más beneficios incluso que la propia sesión, que se extiende después a actividades como comidas o cenas en las que también son bienvenidos los familiares.
“Todas esas facetas las tienes desde el primer día, luego ya depende de ti que te puedas involucrar más o menos”, afirma, explicando que se trata de una “escuela increíble”.
En cuanto al tipo de clases, en las de iniciación los alumnos se familiarizan con la secuencia y, seguidamente, pasan a las clases de continuación.
Asimismo, existen las clases de recuperación de la salud, en las que se practican los mismos ejercicios, pero se trabaja a un ritmo diferente dando prioridad a los ejercicios de fundamento, que van enfocados a trabajar postura, alineación, relajación a estimular la circulación o mejorar la respiración. Además, se trabajan mucho las articulaciones para fortalecerlas y flexibilizarlas, ayudando a recuperar “más rápido todo lo que haya que recuperar”.
En Cuenca ahora mismo se llevan tres clases semanales en El Sargal y San Fernando, al frente de las cuales hay dos instructoras.
El Tai Chi es un arte taoísta “individual, para cada uno” y nunca una disciplina “fija”. Aunque las directrices o guías sean “generales”, depende también de quién lo enseñe y con qué enfoque.
SENSACIONES Y NECESIDADES
Cada persona, siguiendo la misma tabla, “tiene sensaciones diferentes, porque tenemos cuerpos diferente y necesidades diferentes, argumenta Carmen García, por lo que, si el alumno acumula tensión en alguna parte de su cuerpo, esa zona es la primera que va a notar el trabajo.
La práctica del Tai Chi Taoísta no exige ningún requisito físico. Se trata de una técnica en la que cada uno empieza en su nivel y luego va “llevando, según vas avanzando, a donde quieres”, profundizando en las enseñanzas adquiridas.
La asociación da la oportunidad de acudir a una clase gratuita y sin ningún compromiso para probar y ver si eso es “lo que quieres y cómo se adapta a ti”.
Una vez decidido que lo suyo es el Tai Chi Taoísta, el socio no solo tiene acceso a las clases que se imparten en la zona en la que vive, sino que tiene la posibilidad de acudir a cualquier clase que se imparte en cualquier lugar, incluidos los 26 países donde ya está presente.
El único requisito es ser socio y pagar una cuota mensual que da derecho no solo a seguir las clases, sino a participar en cualquiera de las múltiples actividades que esta asociación organiza.
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