Martes, 18:30 horas. El despacho parroquial de la Iglesia Santa Ana de Cuenca abre sus puertas para recibir las donaciones de las decenas de conquenses dispuestos a aportar su pequeño granito de arena para ayudar a la población ucraniana. Pronto se crea una larga fila de gente que llega con bolsas repletas de comida, medicamentos, pañales, calzado y mantas, aunque también hay quien llega con linternas, pilas o baterías portátiles. Cualquier ayuda es bienvenida por la decena de voluntarios ucranianos que organizadamente recopilan y clasifican en cajas cada una de las bolsas que reciben. Aún así, confiesan, la participación está siendo abrumadora.
Desde la propia organización explican a Las Noticias de Cuenca que lo más necesario ahora mismo es enviar comida enlatada para consumirla fácilmente, medicamentos y material sanitario. Eso sí, hay quien ya se ha puesto en contacto con ellos para hacerles llegar, incluso, colchones y camas. Es importante también sumar todos los esfuerzos y aunar todas las donaciones en los puntos habilitados para que la respuesta de los conquenses sea coordinada.
Lanzaron la llamada de auxilio este lunes y las donaciones no han parado de llegar desde entonces a los tres puntos habilitados en la capital conquense. Están ubicados en la mencionada iglesia Santa Ana; en el Polígono La Cerrajera, concretamente en el número 14 de la calle Bodegueros, en la empresa Talleres y Recuperaciones JU-CAR; y por último, en el Polígono Industrial SEPES, en la parcela 197 de la calle Mohorte.
En la nave del Polígono SEPES recopilan todo el material del resto de puntos ya que, por ejemplo, en las dependencias de la Iglesia se quedan sin espacio. Desde ahí partirá el tráiler hasta Ucrania aunque, por ahora, no saben con exactitud cuando se partirá ya que quieren aprovechar bien el espacio del camión y enviarlo lo más lleno posible. Además, se están coordinando con ayuda de la Embajada y mantienen el contacto permanente.
Aún así, a pesar de recibir información del Consulado, las noticias a la comunidad ucrania asentada en Cuenca le llegan a través de los familiares, amigos y conocidos que están dentro del país. La situación, alertan, es cada vez más complicada y solo esperan poder seguir manteniendo el contacto con ellos porque eso significará que siguen vivos.
