Semana Santa Cuenca 2022
Solemnidad y silencio sepulcral en la procesión del Santo Entierro en Cuenca
Solemnidad y silencio sepulcral vienen a definir la procesión del Santo Entierro con la que Cuenca despedía un Viernes Santo, ante todo, memorable. De nuevo, mucho público en la Plaza Mayor, totalmente abarrotada para asistir al arranque de este cortejo fúnebre, que ha recorrido las calles de la capital en recogimiento y con un tiempo que ha acompañado en todo momento.
Algo que ha facilitado la presencia de bastante público, en especial, en la parte baja de la ciudad, que no ha querido perderse este desfile en el que están presentes las 33 hermandades de la Semana Santa Conquense.
Pasados diez minutos de las nueve de la noche, las puertas de la Catedral de Cuenca se abrían para dar inicio a la solemne procesión del Santo Entierro con los estandartes, guiones y hermanos mayores de la Semana de Pasión conquense y precedidos de la Banda de Trompetas y Cornetas de la Junta de Cofradías, que abría el cortejo.
Cuarto de hora después, en torno a las 21:25 horas, cruzaba el umbral de una de las tres puertas de la seo conquense la Venerable Hermandad de la Cruz Desnuda de Jerusalén, que ha sumido en un silencio sepulcral a las más de 8.500 personas congregadas en la Plaza Mayor. Silencio roto tan solo por el golpeo de las horquillas de la Cruz Desnuda de Jerusalén en su deambular hacia los arcos del ayuntamiento.
Precedido por los hermanos del Muy Ilustre Cabildo de Caballeros de Cuenca, el Cristo Yacente, obra de Luis Marco Pérez, se incorporaba escoltado por la Guardia Civil y con el Himno Nacional, a cargo de la Banda Municipal de Música de Cuenca, anunciando su salida.
Seis minutos más tarde, sobre las 21:42 horas, hacía lo propio el paso de Nuestra Señora de la Soledad y de la Cruz, en su caso, al son de la Marcha Infantes, dando paso a la incorporación al cortejo fúnebre de las autoridades civiles, religiosas y militares, entre las que se encontraba el vicepresidente del Gobierno de Castilla-La Mancha, José Luis Martínez Guijarro.
Imponente respeto durante la bajada del desfile procesional tan solo roto en los Oblatos por el Coro del Conservatorio que ha entonado el Miserere a los pasos de la Cruz Desnuda de Jerusalén y el Cristo Yacente, mientras que para la Soledad se ha reservado el Stabat Mater.
Con agilidad y orden ha descendido el Santo Entierro, cuya cabecera llegaba a la calle Fray Luis de León (antes calle de Agua) en torno a las 23:15 horas y encaraba con solemnidad y bastante público su paso por la calle Tintes, con el Huécar como testigo.
La Cruz Desnuda de Jerusalén no se hacía esperar y media hora después discurría por esta calle, por cierto a muy buen ritmo y ante la atenta mirada de bastante público.
Rozando la medianoche y tras el Yacente, el paso de Nuestra Señora de la Soledad y de la Cruz hacía acto de presencia en este punto de la ciudad, de camino al punto final de esta procesión en la iglesia de El Salvador.
Con los acordes del Himno Nacional y la Marcha de Infantes hacían su entrada triunfal en la iglesia de El Salvador los tres pasos de este cortejo fúnebre, dando por finalizado una procesión que ponía el broche de oro a un Viernes Santo que, sin lugar, a dudas, será difícil de olvidar.