Mirando atrás, han pasado seis días de cuarentena y sí, parecen un año. Hace unos días el coronavirus era algo que veíamos lejos, pasaba en otros países. Pero ahora es España quien lo enfrenta.
El mundo parece estar en silencio, pero en Cuenca el bullicio en la calle, en supermercados, farmacias y los pocos establecimientos que siguen abiertos continúa. Desde fuera la distancia de seguridad antes de entrar a los establecimientos alimentarios se mantiene, aunque dentro no se cumpla igual.
La conquenses comienzan a estar concienciados, sin embargo, son muchos los que aseguran tener miedo o desconocimiento. En la calle la gente pregunta qué mascarilla es la adecuada y, a pesar de todo, son muchos los que no cumplen la distancia de seguridad al caminar por la vía pública.
Matrimonios de la mano, amigos charlando en las aceras y aglomeraciones en pequeñas tiendas de alimentación. “Prefiero bajar todos los días a comprar. Mañana vengo a por más. Vengo mañana y así paseo”, son las frases más repetidas mientras observo desde la calle.
Los conquenses siguen saliendo todos los días solo por el placer de pasear, por tener una excusa para salir en lugar de quedarse en casa. Y lo que más llama la atención es que todavía se ven clientes que no usan guantes para coger fruta o verdura, cuando de por sí, antes de esta situación, ya eran obligatorios.
Todos sabemos que no es fácil generar confianza y construir vínculos, pero ahora más que nunca los conquenses debemos pensar en el prójimo, hacer entender a los mayores que no pueden salir a la calle con total normalidad, pensar en los sin techo, mostrar empatía y respeto dentro de supermercados y, sobretodo, mantener la calma, no fomentar el alarmismo y seguir las recomendaciones sanitarias para acabar cuanto antes con esta anómala situación.
