Carlos Julián Martínez Soria (Cuenca, 1968) protagonizará este Viernes de Dolores el pregón de Semana Santa de Cuenca (Auditorio Municipal, a las 20:00 horas), un reto que afronta con “orgullo y mucha emoción” pero también con una “gran responsabilidad”. “Es un reconocimiento del mundo nazareno conquense y eso es un orgullo en esta ciudad que vive y siente esta celebración de una manera muy especial. Estoy muy agradecido”, celebra.
Para Martínez Soria, director ejecutivo de la Unidad de Gestión de Proyectos del Campus conquense de la Universidad de Castilla-La Mancha (UCLM), “toda Cuenca está en ebullición” esperando este acto con el que se da el pistoletazo de salida a la Semana de Pasión. Un pregón en el que entrelazará sus vivencias personales con las temáticas de las investigaciones que ha llevado a cabo sobre esta celebración para que la gente conozca mejor las tradiciones y sus porqués. “Que parece que las cosas son así por casualidad pero muy poco es por azar en Semana Santa”, puntualiza.
Miembro en la actualidad de las hermandades del Cristo de la Agonía, por tradición familiar, y de la Virgen de la Esperanza y la Soledad de San Agustín, por devoción personal, sus primeros recuerdos de Semana Santa son de muy pequeño, viendo las procesiones junto a sus padres. “Había niños que se asustaban de los nazarenos. A mí nunca me ha dado miedo la celebración”, cuenta de su infancia, rememorando también con mucho cariño el paso de La Lanzada porque “era muy impactante ver un caballo tan grande”.
Y ya después tuvo la ocasión de acompañar en los desfiles al Cristo de la Agonía y al Cristo del Marfil. “Mis hermanos también empezaron de banceros en estas hermandades”, explica.“Tengo también recuerdos del mediodía en familia. Llegar a casa, quitarnos las túnicas, comer todos juntos y volver a vestirnos ese día para el Santo Entierro. Las torrijas de la madre, el bacalao con tomate…”, destaca, resaltando la importancia de la gastronomía típica de Semana Santa.
En cuanto a los instantes más especiales de esta festividad para él en la actualidad, afirma que “cada día tiene su momento destacado”, empezando por el Domingo de Ramos que, a su juicio, “posiblemente sea el domingo más bonito del año porque Cuenca se viste de gala puesto que va a empezar la Semana Santa y hay muchísimas ganas”. “Cuando llega el desfile a la Plaza Mayor y toda la alegría contenida que tiene la gente. Todo el mundo se abraza y se alegra de verse, con mucha ilusión por lo que va a venir en los días siguientes”, anhela.
Lo que va a venir trae otros instantes singulares para él como la salida de la Virgen de la Esperanza de la iglesia de San Andrés, o el arranque en Miércoles Santo en la Plaza Mayor de toda la procesión ya unificada y su paso por las Curvas de la Audiencia, o el discurrir del desfile en Jueves Santo por el Casco Histórico. “Algunas procesiones me gusta verlas dos o tres veces. La de Las Turbas, mínimo en tres sitios si puedo llegar sorteando las riadas de gente que hay ese día. Me encanta”, subraya.
A las personas de fuera que vienen a Cuenca estos días les pide que vayan a las procesiones sin condicionamientos y se dejen llevar por lo que están viendo y también oyendo: “Porque la Semana Santa no solo es un espectáculo visual. El sonido hueco de las tulipas, de las horquillas, de las marchas procesionales, el toque de cornetas, los contrastes de ruidos y silencio... Y que también disfruten de la comida de Semana Santa, más este año que somos Capital Gastronómica”.