Paco Lafuente tiene 28 años. Padece una hidrocefalia desde su nacimiento y hace tres años le operaron de una estenosis cervical que le llevó a pasar seis meses en el Hospital de Parapléjicos de Toledo.
La movilidad de sus piernas es casi nula aunque en su casa se maneja bien. Es consciente de que necesita rehabilitación constante y mucho ejercicio para que su situación no se deteriore y no termine con un grado de dependencia severa.
Por eso es uno de los usuarios del Servicio de Promoción de Autonomía Personal (SEPAP) que el Gobierno regional puso en marcha en 2015 y que va dirigido a los dependientes moderados de Grado 1, especialmente personas mayores.
La directora provincial de Bienestar Social, Amelia López, ha destacado el incremento de la demanda del servicio, que empezó en la provincia con tres actuaciones y a día de hoy ya gestionan nueve asociaciones y entidades sin ánimo de lucro y dos entidades locales.
El número de beneficiarios supera los 200 de un total de 305 plazas ofertadas.
López ha subrayado que la convocatoria de este año contempla un incremento del 23% de usuarios y programas. “Esto nos permitirá llegar a todas las zonas rurales posibles, y que todos sus habitantes, aunque sean pocos, estén atendidos”. En este sentido, precisa que “esperamos que este año sea el despegue definitivo del SEPAP”.
A veces no se acepta que se tiene una dependencia y que hay que trabajar para que no vaya a más
Paco, socio de Aspaym desde los 12 años, se beneficia de este programa en el centro que la Asociación tiene en la capital, donde se prestan servicios de rehabilitación, terapia ocupacional y apoyo psicológico. También Parkinson Cuenca oferta este programa.
En su opinión, el SEPAP le está sirviendo de mucho. “Me viene muy bien”, afirma.
La trabajadora social de Aspaym, Mari Paz Monteagudo, considera que esta convocatoria, que se realiza anualmente, es un gran acierto. “Gracias al SEPAP las personas con dependencia o una discapacidad mejoran sus actividades de la vida diaria, previenen que su grado de dependencia vaya a más y mejoran sus habilidades sociales”. Además, se garantiza una atención continuada lo que ha supuesto un respiro para las asociaciones. “Si alguien tiene un accidente que le deja determinadas secuelas el seguro le cubre quizá un año de rehabilitación, ¿pero luego qué?”.
El primer paso cuando un usuario solicita beneficiarse del servicio es hacer una valoración y establecer un itinerario que le facilite la asistencia. Aspaym ofrece estos recursos 20 horas al mes, que se distribuyen entre las diferentes actividades y en función de las necesidades específicas de cada persona, aunque las terapias son grupales. Los profesionales aumentan o disminuyen los servicios según la evolución. Asimismo, se orienta al usuario sobre otras opciones a las que puede acceder al margen del SEPAP.
La prestación más demandada es la rehabilitación, aunque cada vez más aumentan los casos que requieren de atención psicológica. “Cuando se trata de enfermedades adquiridas con una determinada edad, como un ictus, o accidentes laborales, la gente se enfrenta a un proceso difícil, a veces no acepta que tiene un nivel de dependencia y que tiene que trabajar a diario para que no vaya a más”, explica Monteagudo.
Gracias a este apoyo consiguen afrontar la discapacidad, mayor autonomía, y desenvolverse en el día a día reforzando gestos tan cotidianos como abrocharse un botón.
Desde la Asociación confían en que este Servicio continúe por mucho tiempo, aunque les gustaría que se pudieran incluir nuevos servicios como la rehabilitación acuática o el transporte y se abriera también al Grado 2 de dependencia, es decir, para aquellas personas que necesitan ayuda en su vida diaria dos o tres veces al día pero que no necesitan un cuidador.
Un aspecto que, según la directora provincial de Bienestar Social ya se contempla, puesto que hay personas con este grado de dependencia que están ya dentro del programa.