Al sector del taxi conquense le está costando bastante recuperarse tras el confinamiento durante el estado de alarma con motivo de la pandemia por la Covid-19. Y no será porque no lo está intentando, incluso desde el primer momento de la crisis sanitaria, no dejando de prestar el servicio y poniéndose a disposición de la sociedad. Pero el escenario no era el más propicio y, a tenor de lo que manifiestan los profesionales a este periódico, aún queda bastante trecho por recorrer para volver a esa ansiada “verdadera normalidad”.
No en vano, “delicada” es la palabra que puede venir a describir la actual situación del sector, tal y como constatan tanto desde la Asociación Radio-Taxi de Cuenca, que se centra exclusivamente en la capital, como de la Asociación Provincial de Taxistas de Cuenca (ACUTAX), integrada en CEOE-CEPYME Cuenca y que viene a representar a los taxistas rurales. Dos realidades distintas, puesto que la recuperación de la actividad ronda el 50 por ciento en la capital mientras que en la provincia se sitúa ligeramente por encima del 10 por ciento, pero con un denominador común, que no es otro que la gran dificultad a la que se están enfrentando estos profesionales para regresar a la plena actividad.
TAXIS EN LA CAPITAL
Y es que las consecuencias de la pandemia siguen estando ahí, ya que el miedo al contagio y los últimos rebrotes en distintos puntos del país están llevando consigo que la gente esté optando por no viajar, lo que, sin duda, afecta directamente a este sector. Así lo pone de manifiesto el presidente de la Asociación Radio-Taxi de Cuenca, José Antonio Toledo, quien recalca que el turismo ha bajado bastante en la ciudad durante el mes de julio, que es, sin duda, uno de los pilares de los servicios que prestan habitualmente y, en especial los fines de semana, junto con los eventos, como bodas, bautizos, comuniones o despedidas de solteros, que, según subraya, prácticamente han desaparecido en estos momentos.
Unas circunstancias que vienen a ralentizar la reactivación del sector, que, a juicio de Toledo, ya viene tocado por el “parón en seco” del estado de alarma, en el que han tenido que enfrentarse a una caída de la demanda del 90 por ciento, con recaudaciones diarias de 20 o 30 euros cuando lo normal en esa época es que se superasen los 100, y con jornadas de 10 de la mañana a 10 de la noche para cubrir el servicio. Todo ello, según agrega, sin olvidar a aquellos taxistas que tenían contratado a un empleado para completar guardias y servicios y que se han visto obligados a solicitar un ERTE ante la inexistencia de trabajo suficiente. Una medida que, según Toledo, ha contribuido, sin embargo, a que hayan podido superar este primer golpe de la pandemia.
Pero alerta de la delicada situación y espera que el escenario vaya cambiando y “si en Semana Santa regresáramos a la normalidad de antes, aún veríamos alguna salida, puesto que el mayor volumen de trabajo al año se registra especialmente a partir de esa fecha”.
TAXIS EN LA PROVINCIA
Pero si las cosas están complicadas en la capital, no lo están mejor en la provincia. De hecho, bastante peor, según el presidente de ACUTAX, Marino Griñán, quien no duda en afirmar que si en los meses de cuarentena la caída de la demanda de taxis rurales en nuestra provincia se acercó al 100%, en la actualidad la actividad supera por poco el 10 por ciento. No es de extrañar que lance un SOS para el taxi rural, que, tal y como subraya, “no solo es un servicio público, sino que también cumplimos una función social, porque siempre nos hemos encargado de los desplazamientos de las personas mayores de las zonas rurales al médico u otros destinos, sin olvidar que en algunas ocasiones el taxi es el único transporte del municipio”.
Es por ello que el presidente de ACUTAX pide a la administración que tome cartas en el asunto y tenga en cuenta a este colectivo a la hora de cubrir parte de sus necesidades, por ejemplo, en los desplazamientos puntuales de los funcionarios o en los traslados de pacientes. El caso es que, en opinión de Griñán, este apoyo de la administración es crucial, porque con la actual situación este colectivo está abocado a desaparecer. Y es que, según remarca, “si el negocio no te da para vivir, tienes que dejarlo muy a tu pesar”.