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Salarios y precios cuestionan el tópico de la “calidad de vida” conquense

En Cuenca se gana menos de media que en cualquier otra provincia de la región y los bienes de consumo cuestan lo mismo
Salarios y precios cuestionan el tópico de la “calidad de vida” conquense
Carretería. Foto: Saúl García
12/01/2020 - G. D.

Los sindicatos hacen hincapié en que Cuenca está a la cola de España y de Castilla-La Mancha en salarios, lo que, unido a que los precios de los bienes de consumo son prácticamente idénticos a los de cualquier otra ciudad española, reduce las posibilidades de consumo y hace que “cada vez cueste más llegar a fin de mes a pesar de tener un trabajo: los sueldos, en general, dan para vivir muy justito”, señala el secretario territorial de UGT, José Azcoitia.

Según un reciente estudio sobre la brecha salarial realizado por CCOO con datos de 2017, el salario medio en Cuenca es de 15.383 euros anuales, el más bajo de toda la región: en Ciudad Real se alcanzan los 17.795, en Albacete los 16.132, en Toledo los 16.737 y en Guadalajara, los 19.854.

Solo la agricultura está algo por encima de la media regional, pero, al tratarse de trabajos temporales, el sueldo anual apenas alcanza los 7.871 euros. En la construcción, el comercio y el transporte ni siquiera se llega a 14.000 euros anuales, situándose entre los 13.200 y 13.800 euros. Y en uno de los sectores con mayores ingresos, el de los bancos y entidades financieras, los 28.908 euros de Cuenca están muy por debajo de los 31.812 de la media nacional y ni que decir de los 36.339 de Guadalajara.

Esto a su vez hace que la pensión media de jubilación en la provincia sea de 926,64 euros frente a los 1.022,61 de la media regional y que la prestación media anual se sitúe en los 2.798 euros anuales frente a los 2.858 de la media nacional.

LOS MISMOS GASTOS

Aunque hay voces que argumentan que, aunque se gane menos, los gastos en Cuenca son menores que en ciudades como Madrid, la única excepción podría estar en el acceso a la vivienda, que sí resulta más económica que en Madrid, aunque no con respecto a otras capitales de provincia. Y en el resto de bienes no hay diferencias: los impuestos están dentro de la media nacional, los productos de la cesta de la compra tienen idéntico precio que en cualquier otra ciudad española (los precios dependen de las marcas de los productos y de los supermercados, no de las ciudades) y el precio de consumiciones habituales en la hostelería como el café, la caña o el refresco es muy similar al de cualquier otra provincia española.

Cuenca es así, para el secretario territorial de UGT, una ciudad “cómoda para vivir porque todo está cerca, el acceso a cualquier parte es rápido y estamos rodeados de naturaleza, pero a la que le faltan unos salarios mínimos para que la gente se quede a vivir. Conozco muchos conquenses de mi generación que durante la crisis se marcharon a países como Alemania e Inglaterra y que no han vuelto”.

“Lo de que en Cuenca se vive bien y hay calidad de vida es relativo, porque depende de cómo se mida y con qué se compare. Pero está claro que tenemos los salarios más bajos y, debido a ello, también las pensiones y las protecciones más bajas por desempleo pese a, paradójicamente, contar con una de las rentas per cápita más alta, señal de que la riqueza que se genera no beneficia a los trabajadores, sino al empresario”, añade la responsable de CCOO, María José Mesas.

Esperanza en el cambio

Pese a la complicada situación en que se encuentra la clase trabajadora conquense, Azcoitia confía en que sindicatos y empresarios sean capaces en el nuevo año de renovar los distintos convenios pendientes con el objetivo de “repartir la riqueza que se genera y de que aumente el poder adquisitivo de los trabajadores de la provincia”, algo que está convencido de que incrementaría el consumo y, con ello, la facturación de las empresas. “La economía se movería y no se verían calles como la de Colón de la capital, con una treintena de locales cerrados, algo muy triste”.

En la misma línea, Mesas advierte de que “deprimir la economía familiar equivale a limitar su capacidad de consumo, mientras que una subida de salarios repercute en la economía local como en las tiendas de barrio, los supermercados o los comercios”.