Mejorar la seguridad y reordenar el tráfico en la confluencia de las calles Colón, Sargal, Mateo Miguel Ayllón y San Ignacio de Loyola. Ese es el objetivo que persigue el Ayuntamiento de Cuenca con la remodelación de la rotonda ubicada en este cruce cuyas obras ya han arrancado y que, según la previsión del concejal de Obras y Urbanismo, Adrián Martínez Valencia, estarán concluidas en un mes y medio.
La actuación, que tiene un presupuesto de 126.000 euros y que la está ejecutando la empresa Álvaro Villaescusa, ya se encuentra en marcha después de haber avanzado con las medidas de seguridad para los peatones así como el marcaje del nuevo ancho de las aceras y la ampliación de la isla central.
Según detalla Martínez Valencia, fue hace un par de años cuando se diseñó el proyecto de ordenación del trafico en esta confluencia, ya que la puesta en marcha de la Zona de Bajas Emisiones va a derivar mucho tráfico por estas vías y se hacía necesario reestructurar tanto la rotonda como las aceras perimetrales.
El rediseño de la rotonda está pensado para atenuar la velocidad de los coches, que en la actualidad van muy rápido en algunas ocasiones
De este modo, la confluencia del puente de San Antón con la avenida Virgen de la Luz será el inicio de la ZBE, y por aquí ya no podrán circular los vehículos que no dispongan del distintivo ambiental de la Dirección General de Tráfico.
Por tanto, se prevé que muchos coches que hasta ahora están circulando por el centro urbano, a partir de la puesta en marcha de la ZBE lo hagan por Colón y San Ignacio de Loyola. “Entendíamos que el tráfico de esta zona se tenía que reordenar”, subraya Martínez, y de ahí la elaboración del proyecto.
Además, otros condicionantes clave para remodelar la rotonda era la falta de seguridad que se da en la actualidad, dado que en varias zonas las aceras son muy estrechas y se estaba dando vehículos circulando a gran velocidad porque la rotonda prácticamente era inexistente.
NOVEDADES
Así las cosas, el proyecto de la nueva rotonda prevé mejoras significativas en seguridad. En primer lugar, la parada del autobús de la calle Colón se va a adelantar hasta después del paso de peatones que baja hasta Mateo Miguel Ayllón, puesto que en la actualidad “es un riesgo estacionar antes del paso de cebra” porque limita la visibilidad de los peatones a la hora de cruzar y ver si vienen o no vehículos por detrás.
También se va a dotar de iluminación perimetral a toda la zona, ya que la actual farola, en el centro de la isla, apenas alumbraba las aceras más alejadas.
Además, en el último tramo de Mateo Miguel Ayllón se va a eliminar la zona de estacionamiento de vehículos para hacer las aceras más anchas, y también habrá mejoras para el peatón en la zona de los contenedores, el muro del Hospital de Santiago y el colegio La Milagrosa, o se va a salvar los escalones entre las calles Colón y Sargal.
Otra novedad importante es la ampliación de la isla central de la rotonda, que en vez de tan pequeña como la actual, va a ser más ovalada, lo que obligará al conductor a apaciguar la velocidad con la que circulan.
Los trabajos se van a desarrollar sin cortar el tráfico, aunque sí habrá cortes puntuales en función de la necesidad de la obra. Además, se ha elegido esta época estival dado que con dos colegios en la zona, no se quería molestar el desarrollo de las clases con los ruidos que puedan generar las diferentes máquinas que se encuentran trabajando.