Desde el Ayuntamiento de Cuenca, a través de la Concejalía de Movilidad, se lleva trabajando desde hace un tiempo en una estrategia encaminada a la mejora de la seguridad vial en toda la ciudad y en la que el apaciguamiento de la velocidad es una pieza clave. Objetivo que pasa, entre otras cuestiones, por la utilización de radares en las zonas más sensibles, no como un instrumento sancionador, sino, más bien, como un elemento disuasorio para acabar con el exceso de velocidad en el casco urbano, tal y como recalca el concejal de Movilidad, Adrián Martínez.
Radares que el Consistorio pretendía poner en servicio entre los meses de septiembre y octubre, pero que, por el momento, tendrán que esperar un tiempo, según el edil, quien ha explicado que las gestiones se están desarrollando más despacio de lo previsto en un principio.
De hecho, el Ayuntamiento aún está pendiente, en la actualidad, de recibir más ofertas de radares, que le permitan decidir cuántos finalmente se van a adquirir; algo que dependerá, como es lógico, del precio. Sin embargo, Martínez puntualiza que “el mercado se encuentra un tanto revuelto y los precios no paran de fluctuar”. Aun así, el responsable municipal de Movilidad espera que todo esté listo pronto y los nuevos radares puedan entrar en servicio a finales del presente año.
Entre tanto, el Ayuntamiento ya ha instalado un radar informativo de entrada a la ciudad en la glorieta de la sede de Cáritas y la Gerencia Municipal de Urbanismo, al inicio de la avenida República Argentina.
El Consistorio, pendiente de recibir más ofertas para los nuevos radares. Entre tanto, ya ha instalado uno informativo junto a la sede de CáritasRegulado a una velocidad máxima de 30 kilómetros por hora –la más común dentro de los cascos urbanos–, se encuentra operativo desde el inicio del curso escolar con el claro objetivo de “informar a los conductores de la velocidad a la que circulan, al tiempo que se les intenta concienciar de la necesidad de respetar los límites establecidos y llamar su atención sobre el hecho de que están pasando por un entorno escolar, lo que obliga a extremar, más si cabe, la precaución”.
En este tiempo, este radar ha venido a corroborar, tal y como subraya el concejal de Movilidad, por un lado, el alto flujo circulatorio en este punto de la ciudad, en especial coincidiendo con las horas de entrada y salida de los escolares, y, por otro, el incumplimiento de los límites de velocidad por parte de algunos conductores. Algo, esto último, que es, precisamente, con lo que se quiere acabar con la puesta en servicio de los nuevos radares en las zonas más sensibles o con mayor siniestralidad de la ciudad. Aunque dependerá del precio final que consiga, la intención inicial del Ayuntamiento es adquirir, al menos, un radar fijo-movible y otros dos portátiles para, de esta manera, cubrir las necesidades para garantizar el cumplimiento de los límites de velocidad en las calles de la capital.
Los dos portátiles pretenden que sean de tipo veloláser, similares a los que lleva la Guardia Civil, por tratarse de unos dispositivos muy manejables y versátiles que se pueden colocar tanto sobre un trípode como enganchar en cualquier otro tipo de soportes. Éstos los llevará la Policía Local y se instalarán puntualmente en aquellas zonas de la ciudad en las que se hayan detectado problemas de velocidad o inseguridad vial.
En cuanto al radar o radares fijos-movibles, señalar que la intención municipal pasa por la colocación de cajetines en distintos puntos de la ciudad, por los que irá rotando, de tal manera que los conductores no tengan nunca la certeza de si está o no el radar operativo en el interior del cajetín. Hasta el momento, se tienen claras tres de las ubicaciones, coincidiendo con las entradas a la ciudad: en la carretera de Alcázar; en la de Valencia, a la altura del barrio de Villa Luz, y en el tramo de la A-40 a su llegada a la capital. A éstos se sumarán otras zonas susceptibles de contar con alguno de estos cajetines, como es el caso de algunos tramos de la Ronda Oeste y otras vías rápidas, como, por ejemplo. en el barrio de Villa Román.
El caso es que el Consistorio tiene clara la necesidad de concienciar a los conductores de respetar los límites de velocidad por la seguridad de todos.