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La responsable del bar de la familia Morate dice que antes de los crímenes “subía más” hacia donde encontraron los cuerpos

El hombre que encontró los cuerpos de las jóvenes ha explicado hoy que hasta el lugar se accede “por un camino, protegido por mucha maleza entre la que es difícil andar”, incluso para un cazador como él.
La responsable del bar de la familia Morate dice que antes de los crímenes “subía más” hacia donde encontraron los cuerpos
24/10/2017 - M. Jiménez

La responsable del bar de Palomera propiedad de la abuela de Sergio Morate ha admitido este martes que, en los días previos a su desaparición, coincidiendo con los asesinatos de Marina Okarynska y Laura del Hoyo, no veía “nada extraño” en el acusado, aunque sí notó que “subía más hacia arriba del pueblo, hacia el camino que va a aquel sitio” en el que se encontraron los cadáveres de las jóvenes el 12 de agosto de 2015.

En el transcurso de su declaración, este martes durante la segunda sesión de la vista oral, A.L. ha admitido que tenía “miedo” de quedarse “sola en el bar o ir con él a algún sitio, me daba apuro”. “Especialmente con él me daba ese miedo”, ha agregado.

Ha dicho que en los últimos meses notaba a Sergio Morate “preocupado por la ruptura con Marina”, lo conocía porque era cliente de su bar y “de vez en cuando se pasaba por el bar en verano”, aunque “tres días antes de aquello” fue la “última vez” que lo vio.

Asimismo, ha informado de que, una vez supo de la desaparición de las chicas y de él mismo, le escribió “preguntándole dónde estaba” y no le contestó.

Su hermana, L.A.L, camarera en el mismo bar, ha confirmado que en la tarde noche del día 6 de agosto lo vio en Palomera “con los perros” y que la semana antes de los asesinatos lo vio ir en dirección a las pozas, “la misma salida que lleva al lugar donde luego se hallaron los cadáveres”.

Por su parte, otra de las testigos que ha declarado este martes, S.S., que conocía a Morate desde 2015, ha declarado que el día de los hechos habló con el acusado, a quien notó “raro, no contestaba como siempre, más abierto y amistoso”. “Le preguntaba qué le pasaba, que lo notaba raro”, ha abundado, y le contestó “que se encontraba mal, que iba a ir al médico, pero no explicó nada más”.

“Por la noche, hacia las 22.00 horas, le mandé un mensaje y él ya no lo leyó”. “A partir de las 22.09 horas ya no se volvió a conectar al WhatsApp”, ha espetado.

Ha confirmado que se enteró de que tenía una relación con Marina y que esta lo había dejado “un mes o dos después de conocerlo”. “Sergio decía que la quería mucho y que le fastidiaba”, ha comentado, indicando que le comentó “algo” de que había ido a Ucrania a buscar a Marina, pero no sabe si la vio.

Este martes también ha prestado declaración la expareja del acusado, que le denunció por malos tratos en 2008 y, según la sentencia, la retuvo en su casa de Palomera, la desnudó y la fotografió, por lo que llegó a ingresar en la cárcel.

El hombre que encontró los cuerpos de Laura y Marina dice que vio “los pies de una”, le “dio olor” y pensó que era “un animal muerto”

Por otra parte, el hombre que sobre las 20.30 horas del 12 de agosto de 2015 encontró los cuerpos de Marina Okarinska y Laura del Hoyo en el paraje El Bodegón, a escasos metros del nacimiento del río Huécar, en la localidad de Palomera, cuando paseaba con sus perros, ha detallado que vio “los pies de una”, le “dio olor” y pensó que era “un animal muerto”.

“Vi los pies de una, inmediatamente llamé a los perros para que no estuvieran por allí zascandileando, me dio olor y pensé que iba a haber algún animal, algún corzo, porque era un lugar bueno para que un animal herido fuera a morir”. “Lo último que pensé es que estuvieran allí las chicas”, ha admitido.

A continuación, regresó a su vehículo, lo puso en marcha, hizo un “barrido” con las luces y comprobó que "eran dos, pero no estaban totalmente tapadas de cal ni nada de eso”.

Ha declarado que no pudo “apreciar si estaba blanco por encima o por al lado”, pero sí que ambos cadáveres “estaban entre ramas y maleza y bastante vegetación” y que desprendían un olor “fuerte, de un animal o persona que lleva ya muerta mucho tiempo”.

El lugar en el que descubrió los cadáveres se encuentra a unos “35 o 40 metros, según miras hacia abajo, y a mano derecha del nacimiento del río” y a él se accede “por un camino, protegido por mucha maleza y vegetación muy espesa, de zarzas y ramaje y entre la que es difícil andar”, incluso para un cazador como él.

“No había cobertura de ninguna compañía”, ha aseverado, y “desde ningún lugar transitable se podían ver los cuerpos” y que al lugar del hallazgo “no se acercó nadie” hasta que llegó la Policía y la Guardia Civil.

También ha confesado que dos días antes del descubrimiento de los cadáveres, ya había estado allí con su hija y también le había “dado olor”. “No fui a buscarlo porque mi hija iba con pantalón corto”. Dice que no le extraña “que no hayan dado con ellas sino por la mera casualidad”, pues, aunque se trata de una zona “muy conocida, no está muy masificada”. “Solo la zona de pozas, situada a un kilómetro o así”.