Cada festividad tiene su propia gastronomía. En el caso del Día de Todos los Santos, los grandes protagonistas son los buñuelos de viento y los huesos de santo. La tradición cristiana cuenta que comerse uno de los primeros equivale a sacar un alma del purgatorio. Por otro lado, degustar los segundos significa que sigues recordando a los difuntos y que no les temes. Buenas “excusas” en ambos casos para darse un dulce homenaje en estos días con los postres típicos de esta época, a los que se suman también los ligados a Halloween.
En la Pastelería Casamayor 3.0 conjugan tradición e innovación en la repostería típica de Todos los Santos. Su propietario, Peter Guba, explica que, en el caso de los buñuelos de viento, aparte de los típicos rellenos de nata, crema, chocolate, cabello de ángel y trufa, juegan con nuevos sabores como queso con frambuesa, naranja con chocolate y chantilly tostado.
En cuanto al buñuelo en sí, se trata de una masa petisú que lleva agua, sal, azúcar y mantequilla a la que se le añade harina y se escalda, añadiéndole después huevos a esta mezcla. La masa se fríe en forma de bolas que se dejarán enfríar para rellenar finalmente con la crema que se desee, más típica o rompedora.
Más tradicionales son los huesos de santo, en los que mantienen la receta clásica: son de mazapán casero elaborado solamente con almendra y azúcar, y van rellenos de yema confitada hecha también de forma artesanal. Después se bañan en una glasa de azúcar y se secan al horno y ya estárían listos para deleitar el paladar del que guste.
Paralelamente a esta repostería tradicional, cada vez se van haciendo más hueco en estas fechas los dulces ligados a Halloween. En la Pastelería Casamayor 3.0 han lanzado este año unas piruletas de galleta con chocolate y bañadas a su vez en chocolate blanco adornado con motivos “terroríficos” como calaveras y brujas, entre otros dibujos, y que están dirigidas principalmente a los niños.
El hecho de caer en martes el festivo de Todos los Santos está beneficiando a las ventas, que están funcionando muy bien dado que el fin de semana ha habido muchos turistas en la ciudad que se han animado a degustar estos postres típicos. “Ha habido mucha gente de fuera. Esperemos que siga igual”, confía Guba.
El pastelero reconoce que este año han tenido que reajustar algo los precios debido a la subida generalizada de la materia prima y de la energía. “Se ha encarecido todo muchísimo. El aceite está a más del doble y el coste energético, un 120% más que hace un año”, lamenta.
Con todo, por un módico precio se puede degustar esta repostería que está "para morirse". "Los dulces tradicionales son los que más éxito tienen aunque hay público para todo y también se demandan productos en Halloween pero en menor medida y, sobre todo, para los niños", cuenta Guba. También triunfan más los sabores tradicionales que los innovadores. "Pero mucha gente se atreve con los nuevos, sobre todo cuando están decorados y son más vistosos", explica. Y, por lo general, "el que prueba, repite".
