Desde pequeño ha estado ligado al mundo taurino por tradición familiar, en 2015 tuvo su primer contacto directo con una vaquilla en los encierros de Lodosa y en este 2023 forma parte del grupo de maromeros de San Mateo por tercer año consecutivo. Hablamos del conquense Miguel Navarro Recuenco, uno de los nuevos maromeros que velan por la seguridad del público, corredores y del propio animal durante las fiestas mateas.
Una labor que afronta “con mucha responsabilidad” porque siempre hay que tener claro que la vaca no es ningún juguete. Además, en manos de él y sus compañeros está el buen desarrollo de las sueltas porque “cualquier descuido puede tener consecuencias graves”, explica.
En este sentido, espera que los conquenses sean respetuosos y se comporten adecuadamente porque “la gente se cree que porque el animal vaya atado no hay ningún peligro y no es así. Deben estar concienciados y tener cuidado, sobre todo la gente que entra a correr la vaca habiendo consumido alcohol porque puede llegar a ser muy peligroso”, apostilla.
Aún esa responsabilidad que pesa sobre sus hombros, San Mateo será también sinónimo de ilusión para Miguel. Y es que, cuando llegue el lunes le invadirá un sentimiento que no sabe cómo describir e incluso es probable que derrame alguna lágrima de emoción. “Lo que sentimos es algo inexplicable, igual que a la gente que le gusta la Semana Santa o las fiestas de su pueblo”, dice. Además, seguro recordará momentos especiales junto a su padre, recientemente fallecido.
“La gente se cree que porque el animal vaya atado no hay ningún peligro y no es así”
No obstante, los días de San Mateo son también para disfrutar con amigos y familiares por lo que, además de ser maromero, es miembro de la Peña El Burladero desde este año, aunque previamente ha formado parte de la Peña Última hora con parte de su familia.
Si bien, Miguel tiene siempre presente a la vaquilla, por eso no se queda hasta altas horas de la madrugada en las verbenas de Plaza Mayor pues le preocupa más descansar para que la suelta del día siguiente salga según lo previsto. “Suelo comer en la peña, después me bajo a las vaquillas y más tarde me paso un rato por la verbena, pero sin pasarme, para estar fresco y descansado al día siguiente”, cuenta.
Con todo, Miguel Navarro Recuenco espera que este año no haya que lamentar daños personales de gravedad durante las tardes de San Mateo porque, a pesar de su corta experiencia, tiene claro que los maromeros pondrán, como siempre, todo de su parte para el buen desarrollo de los festejos. “Al ser el más joven notas más miradas por tener menos experiencia, pero lo importante es hacerlo bien”, concluye.