Relevo en la cabeza visible de Cáritas Diocesana de Cuenca. Pedro Bordallo Cordero llegaba hace unos días, a sus 67 años de edad, a la Dirección de la entidad benéfica en sustitución de José Martínez Valliriáin, que ha dejado el cargo después de cuatro años con la sensación, según afirma, de “haber cumplido un compromiso y haberlo tratado de hacer lo mejor posible; otra cosa es que lo haya conseguido a ojos de otros”.
Nacido en Cuenca, casado y con dos hijas y cinco nietos, el nuevo director de Cáritas llega al número 27 de la avenida República Argentina “con mucha ilusión y ganas de trabajar”, aunque reconoce que recibió el nombramiento con “sorpresa”, porque, tal y como confiesa, “era de los que quería que José continuara al frente de la institución”. No obstante, asume el reto y no duda en asegurar que pondrá todo su empeño en intentar hacerlo lo mejor posible. “Yo, por trabajo e ilusión, que no falte, y eso es lo que pongo sobre la mesa desde el minuto 1”, señala.
Ligado toda su vida profesional a puestos de responsabilidad en el antes INSALUD y ahora SESCAM, centrados en la parte administrativa y casi siempre localizado en el Hospital Virgen de la Luz, Bordallo afronta esta nueva etapa de su vida totalmente comprometido con Cáritas y su excepcional labor, que conoce de primera mano después de tres años como director del Economato Emaús de Cáritas Arciprestal de Cuenca.
Aun así, recién aterrizado en el cargo, se confiesa abrumado por la impresionante envergadura del trabajo que se lleva a cabo desde los distintos departamentos de la organización abarcando a todo tipo de personas. “En estos últimos años esta sede ha sido como mi casa. Venía a pedir para el economato, al tiempo que aprovechaba la visita para hablar con José, lo que ha permitido que hayamos entablado una buena amistad”, manifiesta.
Tiene palabras de reconocimiento y agradecimiento para su antecesor, de quien dice que ha desarrollado un impresionante labor y ha conformado un gran equipo de profesionales, que en parte han sido el aliciente esencial para que diera el paso y aceptara el nombramiento.
OBJETIVOS
Cree que las cosas se estaban haciendo bien en Cáritas, de ahí que en un principio apueste por la continuidad y el objetivo a corto y medio plazo pase por “centrarnos en la pandemia y la crisis económica que se nos viene encima”. Y es que tiene muy claro que “ya sabemos que Cuenca no dispone de muchos recursos, pero, si además se los quitas, cada vez hay más familias vulnerables y, por lo tanto, más familias que atender”. Aun así no duda en manifestar que “estamos preparados”, en especial gracias a los voluntarios, que están haciendo una labor extraordinaria con una dedicación casi exclusiva, que posibilita que “siempre podamos estar al lado de los más vulnerables”.
Eso sí, es de la opinión de que con el actual escenario de pandemia y de crisis económica “es primordial que todos hagamos un esfuerzo mayor aún”. Y en esa línea tilda de fundamental el papel de las instituciones, que considera que deben estar ahí con los más vulnerables y, de esta manera, “entre todos salir hacia adelante”.
A los conquenses les invita a que intenten conocer Cáritas por dentro, a la vez que les recuerda que cualquier ayuda que puedan prestar a la institución, bien sea económica o como voluntario, va a ser siempre bienvenida, porque hay mucha gente en Cuenca que la necesita.
CUATRO AÑOS DE DEDICACIÓN PLENA
José Martín Valliriáin (Madrid, 1946) se despide de director de Cáritas Cuenca después de cuatro años de dedicación y entrega. Periplo que no ha dudado en calificar de “experiencia muy positiva”, en el que ha contado, según resalta, con la inestimable ayuda de un gran equipo de personas, muy compacto y unido, y del que dice se lleva muy buenos recuerdos.
En estos cuatro años cree que la sociedad conquense ha cambiado su percepción sobre lo que es realmente Cáritas, quedando patente, a su juicio, que “somos serios y rigurosos a la hora de presentar y ejecutar proyectos, manteniendo unas relaciones muy cordiales con las administraciones y teniendo siempre en el horizonte como único objetivo la atención a los más vulnerables.
Su mandato ha girado en torno a tres ejes: la atención a las personas en las parroquias, que son los que conocen a la gente y sus barrios, la coordinación con los arciprestazgos con el fin de consolidar las relaciones y hacerlas más fluidas e, internamente, afrontar las distintas situaciones planteadas, pese a los escasos recursos.
Y es que recalca que con una plantilla muy ajustada, pero altamente preparada, han podido afrontar estos años, en especial el último marcado por la pandemia de la Covid-19, en el que han mantenido todas las actividades y servicios a pesar del escenario tan adverso, demostrando que se trata de una organización ágil que ha sabido responder a las necesidades de la sociedad. Todo un logro, a su juicio, merecedor de destacar de estos cuatro años, al igual que el excelente funcionamiento del Área de Economía Solidaria, que ha permitido a muchas personas reinsertarse en el mercado laboral. Se le queda, sin embargo, una espinita clavada.
Y es que en este tiempo siempre ha tenido en mente la rehabilitación del antiguo cine Avenida, que al final no ha podido materializar, aunque confía en que el nuevo director también se lo marque como objetivo.
Después de estos cuatro intensos años, Martín emprende una nueva etapa, en la que, como dice, además de ganar su esposa, a la que podrá dedicarle más tiempo, tiene en mente algunas actividades, pero, eso sí, con otro ritmo.