Cuenca no es solo el casco histórico. A lo largo de sus calles también se esconden más edificios singulares de otras épocas. Algunos han llegado a nuestros días y otros desaparecieron. La exposición A través del espejo: el Modernismo en Cuenca, que estará abierta hasta el domingo 3 de marzo en el Edificio Iberia, hace un recorrido por la ampliación de nuestra ciudad de finales del siglo XIX y principios del XX. El principal objetivo de la muestra, organizada por el Colegio Oficial de Arquitectos de Castilla-La Mancha-Demarcación de Cuenca, es concienciar sobre la importancia de conservar el patrimonio.
“Debemos repensar el futuro de la ciudad rescatando lo mejor del pasado”, señalan Carmen Mota y Fernando Olmedilla, arquitectos y miembros de Cuenca [In]accesible por Naturaleza, colectivo que se ha encargado del Comisariado de esta exposición.
Aunque reconocen que Cuenca no tuvo una arquitectura modernista “tan grandilocuente” como en otras ciudades con una burquesía más asentada, recalcan la necesidad de proteger los vestigios de esa época que aún se conservan en la ciudad. “Poco a poco han ido desapareciendo”, lamentan.
A finales del siglo XIX y principios del XX, se produjo un incremento de la población en Cuenca y la ciudad de la parte alta dejó de ser el centro económico y social, ampliándose la población en su parte baja. En el espacio que antes ocupaban las huertas, surgieron el parque Canalejas (hoy parque de San Julián) y calles como Carretería, Calderón de la Barca, Colón y Cervantes.
Los arquitectos Elicio González, Fernando Alcántara y Luis Sainz de los Terreros firman el modernismo conquense, de diseño sencillo, destacando los detalles decorativos.
El enclave modernista por antonomasia de Cuenca es el antiguo Hotel Iberia, por lo que se ha elegido este espacio para albergar esta muestra. Mota y Olmedilla subrayan que su autor, De los Terreros, es el mismo que el de edificios como La Adriática o La Unión Mercantil, situados en la madrileña Gran Vía. Los arquitectos conquenses hacen hincapié en que estos están protegidos, de lo que Cuenca debería tomar ejemplo.
Otros enclaves de aquella época que han llegado a la actualidad son Casa Catalina, algunos edificios de las calles Fray Luis de León y de Cervantes (aunque estos están en mal estado), el templete del parque de San Julián y el edificio Monjas, entre otros.
Mota retrocede casi un siglo para recordar que Rodolfo Llopis, preocupado también por la escasa protección del patrimonio, consiguió la paralización del derribo de una de las últimas Casas Colgadas que quedaban. “Cien años después, continúa siendo necesaria esta reivindicación”, apunta Mota.
“Muchos han desaparecido. Es una pena”, dice con tristeza. De esos años son el extinto mercado realizado en hierro, el cementerio nuevo, y proyectos de alcantarillado, y ampliación de calles y trazado de aceras.
Pero la muestra no pretende solo remover la nostalgia. También persigue fines educativos. Así, habrá referencias a, por ejemplo, la teoría de las ventanas rotas, que dice que un espacio deteriorado empieza a contaminar el entorno. De esta manera quieren concienciar de que hay que mantener los enclaves, para no ‘invitar’ a la desidia.
Como dicen los organizadores de la exposición, esta iniciativa muestra "lo que pudo ser nuestro centro, lo que no es y lo que está aún en nuestras manos que sea”.
El antes y el después
HOTEL IBERIA
Uno de los emblemas de la arquitectura modernista en Cuenca es el Hotel Iberia, que hoy alberga en sus dependencias una sala de exposiciones. Cuando se proyectó, estaba ideado para haber ocupado una mayor superficie. Su autor, Luis Sainz de los Terreros, también firma edificios tan singulares y que están protegidos como ‘La Adriática’ o ‘La Unión Mercantil’, en la madrileña calle Gran Vía.
CARRETERÍA
Cuando la ciudad comenzó a expandirse a finales del siglo XIX y principios del XX hacia su parte baja, donde antes solo había huertas, nacieron Carretería y calles adyacentes como Calderón de la Barca, Colón y Cervantes, entre otras. Estas vías albergaban edificios de estilo modernista, en los que destacaban rejerías, molduras, miradores y cornisas.
Desde Cuenca [In]accesible por Naturaleza lamentan que muchos de los espacios de estilo modernista que había en Carretería han desaparecido, habiendo sido sustituidos por piezas contemporáneas que no tienen especialmente un valor destacado. No obstante, otros, como el que hace esquina con la calle Doctor Chirino, se conservaron y han llegado hasta nuestros días.
KIOSCO DEL PARQUE SAN JULIÁN
El conocido como ‘ensanche conquense’ trajo a la ciudad el parque Canalejas, hoy denominado San Julián, y sus alrededores. Este núcleo verde cuenta con un kiosco cuyos bajos llegaron a albergar una biblioteca (en la imagen, se observa la puerta que daba acceso a este espacio cultural). Además, los jardines de la Diputación de Cuenca también contaban antiguamente con un templete similar.
El templete situado en el parque San Julián se utiliza en nuestros días para acoger conciertos. Desde Cuenca [In]accesible por Naturaleza recuerdan que hace unos años, el kiosco sufrió vandalismo, habiéndose quemado unas sillas de plástico que estaban apiladas, lo que provocó daños en los azulejos. El colectivo lamenta que no se haya considerado una prioridad arreglarlo.
CASA CATALINA
Situada en la calle José Cobo, la Casa Catalina ha logrado salvarse. A pesar de que se contaba con los permisos para demolerla, la Viceconsejería de Cultura inició en enero el expediente para declarar la fachada de este edificio, obra del arquitecto Elicio González, como Bien de Interés Patrimonial (BIP). Para Cuenca [in]accesible por Naturaleza, este caso debe tomarse como ejemplo.