No hay quinto malo y en Cuenca, este Viernes Santo, se ha cumplido. En el Calvario, que desde 2017 no ha podido procesionar con normalidad, ha desplegado con creces todo su esplendor por los cuatro costados.
Sin duda, radiante. Así ha sido este segundo desfile procesional del intenso Viernes Santo conquense, centro de la atención de todas las miradas y de la pasión nazarena. Un día de grandes contrastes en sus desfiles que ha brillado con fuerza desde su inicio.
No podía hacer mejor tiempo ni haber más gente en las calles en el mediodía en el que Cuenca se hace Gólgota, sobre todo el centro de la ciudad, estaba a reventar. Mucha gente en el recorrido inicial y, aunque algo menos, también en la subida. Eso sí, larguísimas colas de nazarenos acompañando a sus titulares, con muchos niños, como viene siendo habitual en todos los desfiles de esta Semana Santa.
Con casi media hora de retraso en su salida por la demora de la procesión Camino del Calvario, que terminaba de encerrar a las 13:50 horas, el Cortejo de la segunda de Viernes Santo partía de la Iglesia de San Esteban entre un gran muchedumbre, con los pasos de la Exaltación y el Descendimiento, ambos del imaginero conquense Luis Marco Pérez.
Muy bien sincronizados y coordinados, los banceros de ambas hermandades echaban a andar por la calle de Aguirre y las Torres para encarar la Puerta de Valencia y recoger a la Virgen de las Angustias -también obra de Marco Pérez- y el paso de El Descendido, de Vicente Marín. En los alrededores no cabía un alma.
Con la Madre se estrenaba en la Semana Santa de Cuenca la Banda de la Escuela de Música de Las Pedroñeras. Sus 110 músicos han dejado patente la calidad de la tradición bandística del municipio manchego, así como sus ganas de formar parte del Cortejo del Viernes Santo conquense. Y es que, también estarán en el Santo Entierro de Las Pedroñeras, de ahí que una parte de la banda iniciara antes la retirada para garantizar la llegada al desfile.
En la primera entrada, la pedroñera dedicaba a la Madre la marcha 'La Muerte no es el final' en perfecta comunión de pentagrama, hombro y horquilla de bancero. Unidad que han mantenido a lo largo de todo el recorrido. Memorable el reencuentro de la banda manchega con Nuestra Señora de las Angustias tras su Coronación canónica.
Junto a la Banda de la Escuela de Música de Las Pedroñeras, otra de las novedades musicales de la procesión En el Calvario, la ponía la vuelta de la Agrupación Musical Ónix de Onil (Alicante) para desfilar con el Descendimiento. Completando el orden musical del desfile que abría la Banda de Cornetas y Tambores de la JdC, la Banda de Morata de Tajuña con el Santísimo Cristo de la Agonía, que se incorporaba al desfile en El Salvador con El Cristo de Marfil y el Santísimo Cristo de la Agonía. Y la Banda de la Escuela de Música de Las Mesas, tradicional ya en la Semana Santa de Cuenca, que ha desfilado con la Venerable Hermandad del Santísmo Cristo de la Luz, que con La Lanzada y el Cristo de los Espejos coronaba el Cortejo en su ascenso a la Plaza Mayor, para dar cumplimiento a las Escrituras.
Bajo un implacable calor, la subida del desfile de Cristos ha dejado momentos preciosos a su paso por Solera, Peso, Andrés de Cabrera y Alfonso VIII. Impresionantes las maniobras de banceros ante la estrechez de algunas callejuelas y el gran volumen de las andas y tallas que desfilan en El Calvario.
Mucho calor en el ascenso del Cortejo, muy bien formado en sus filas y caminando con fluidez en una subida en la que se ha encontrado con aceras más mermadas de público. A las cuatro menos cuarto de la tarde entraba la cabeza de la procesión a la Plaza Mayor, que aunque no llena sí registraba una gran cantidad de gente esperando la llegada.
Al filo de las cinco de la tarde, la Plaza Mayor era ya Calvario. Procesión de Nuestra Señora de Las Angustias hasta el Obispado y todas las cruces quedaban dispuestas para iniciar la bajada. Emoción contenida ante el llanto de la Madre que calma el arrullo de la música avanzando ya el triunfo del amor sobre la muerte.
La bajada, fluida, ordenada y con emociones contenidas. En San Felipe Neri, con la caricia de las voces del Coro del Conservatorio; en las curvas de Audiencia o en el Puente de la Trinidad con largas tiradas de los banceros –meciendo en perfecta armonía con las bandas–. Mucho público a su paso, que ha ido intensificándose a la llegada de la parte baja de la ciudad.
A poco menos de cinco minutos para las siete de la tarde la cabecera de la procesión llegaba a la plaza de La Hispanidad y la Virgen de las Angustias iniciaba bajada por la Audiencia, lo que da una ida de la longitud de las filas.
Precioso el desfile de los Cristos por Carretería, caminando ya hacia su final con mucha gente en esta parte del recorrido. Qué gran Viernes Santo está viviendo Cuenca, cuántas ganas había y con qué derroche de fuerza lo han demostrado las Hermandades de la procesión de En el Calvario.
Las puertas de San Esteban se abrían para La Exaltación alrededor de las ocho de la tarde dejando grandes momentos para el recuerdo en un desfile que también ha tenido gestos para los que siguen el cortejo desde el cielo.
Tras el encierro de los pasos de las Hermandades del Cristo del Perdón y del Cristo de la Salud, el resto continuaban la marcha en procesión hasta sus iglesias mientras el Santo Entierro preparaba ya su salida desde la Catedral.