Como se ha podido volver a comprobar este año, si algo no falta en el recinto ferial durante celebración de la Feria y Fiestas de la San Julián es gente: cada día, cientos de personas dan una vuelta por las distintas atracciones, puestos ambulantes, restaurantes o la carpa de música en unas jornadas que se prolongan hasta muy avanzada la noche y en las que, en determinados momentos, es tanta la afluencia que cuesta hacerse paso entre la muchedumbre.Sin embargo, el éxito de la feria no oculta la necesidad de que la ciudad cuente con un recinto ferial que dignifique esta multitudinaria celebración.
“En este asunto creo que hay unanimidad: Cuenca necesita un recinto ferial en condiciones, cerrado, que pueda aprovecharse no solo durante las fiestas, sino todo el año”, señala el presidente de vecinos de Fuente del Oro y miembro de la Federación de Asociaciones de Vecinos y Usuarios de Cuenca (Favecu), Antonio Gómez.
Que hubiera dos o tres únicas entradas por donde se pudiera acceder al recinto permitiría controlar la entrada y salida de visitantes, limitar si fuera preciso el aforo y reforzar las medidas de seguridad, además de ordenar el tránsito a través de sendas peatonales de uno o dos sentidos. El recinto quedaría así bien delimitado, de modo que su espacio podría ordenarse por secciones y acompañarse de zonas para el descanso como plazas con bancos o tramos de césped. Podría contar además con un escenario fijo para actuaciones de música y otros espectáculos que evitaría tener que montar y desmontar uno cada año, como en las ya clausuradas fiestas se ha hecho para poner en marcha la Carpa Joven o los últimos cuatro ocurrió con el denominado recinto de conciertos del Serranía.
De ejecutarse, el proyecto podría aprovechar el polémico Bosque de Acero, que preside físicamente el recinto pero está abandonado desde hace unos ocho años pese a los casi ocho millones de euros que costó: cobraría más sentido destinarlo a acoger puestos de venta ambulante, actuaciones o servicios de restauración.
Se trata de una necesidad en la que ya se trabajó en la segunda legislatura de José Manuel Martínez Cenzano (2004/2007) cuando en torno a 2005 se presentó un proyecto para rehabilitar toda la zona próxima al río Júcar con pistas deportivas, carriles bici, itinerarios peatonales, nueva vegetación, aparcamiento, nuevas infraestructuras de electricidad e iluminación o un auditorio al aire libre con capacidad para unas 5.000 personas. Un proyecto que, como es sabido, no pasó de su primera fase, la más cuantiosa económicamente: el Bosque de Acero inaugurado en 2010.
Ahora que hay nueva corporación municipal, algunas voces consideran que sería beneficioso que se recuperara aquel proyecto, actualizándose en lo que fuera necesario, aprovechando además las obras que la Confederación Hidrográfica del Júcar (CHJ) está realizando en toda la ribera del río, cuyo coste ronda los 2 millones de euros, y con las que se está adecentando la zona para reducir el riesgo de inundaciones y hacerla más atractiva para el paseo.
“Reivindico la necesidad de que Cuenca sea una ciudad que se dignifique con un proyecto de recinto ferial que sea seguro, digno, permanente, dotado de los elementos necesarios y que siga criterios culturales y deportivos, lúdicos y medioambientales, para lo que se podrían obtener ayudas tanto del Consorcio como de la Confederación”, apunta el que fuera alcalde de Cuenca cuando se aprobó el proyecto de creación del recinto, José Manuel Martínez Cenzano, que hace hincapié en que “mucha gente en Cuenca no puede irse de vacaciones y hay niños que esperan con mucha ilusión estos días de fiesta: que contaran con un recinto digno iría en beneficio de la igualdad y del respeto por los más necesitados”.
Advierte, además, de que no es un proyecto suyo, personal, “sino de la ciudad”, elaborado por los técnicos municipales a petición de la ciudadanía y respaldado en su momento por el Consejo Social, donde no recibió ningún voto en contra.
zona abandonada
Su remodelación contribuiría asimismo a dinamizar una zona abandonada durante todo el año, que apenas es utilizada por algunos pocos paseantes y gente que aparca en sus alrededores el vehículo.
Con una zona adecentada, Martínez Cenzano tiene claro que, además del mercadillo de los martes, que se trasladaría aquí, se podrían organizar actividades a lo largo de todo el año como ferias, muestras o conciertos, al modo en que funciona el recinto ferial de Albacete.
Mientras esto no ocurra, Cuenca seguirá celebrando su feria en una zona amplia pero sin delimitar, con vallas a lo largo de su recorrido que no siempre funcionan, momentos de caos en la entrada y salida de visitantes, un pavimento irregular, ausencia de sitios para el descanso y escenarios y aseos públicos móviles que se montan y desmontan con el gasto que ello conlleva y lo poco higiénico que, a partir del segundo día, resulta lo segundo cuando el Bosque de Acero disponía de unos baños fijos que apenas se han aprovechado.