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Albergue Provincial de Animales

“No podía dejar que pasara sus últimos días solo en el chenil”

Mari Paz Triguero no se pensó ni un minuto responder a la llamada del albergue provincial de animales para acoger a Escapi, afectado por un osteosarcoma, que este viernes se dormirá feliz en casa
Fotos: Lola Pineda
23/02/2024 - C.I.P.

En el albergue provincial, cada animal que entra tiene una historia única y espera ansiosamente por una segunda oportunidad. La generosidad de personas como Mari Paz Triguero brinda esperanza a aquellos que han sido olvidados y nos recuerda que, incluso en las circunstancias más difíciles, el amor y la solidaridad pueden marcar la diferencia. 

La historia de Escapi, un inquieto y cariñoso perro con cáncer es un ejemplo conmovedor del poder del amor, la compasión y la generosidad.  A pesar de su mala condición médica ha encontrado la felicidad, los cuidados y el calor de un hogar en la recta final de su vida.

Este viernes, Escapi se dormirá para siempre, lo hará en su casa, feliz y tranquilo con su cuidadora, compañera y amiga Mari Paz, una joven de 27 años que no dudó ni un segundo en acogerlo para que viviera sus últimos días en las mejores condiciones posibles.

Escapi, un mestizo de seis años, entró en el albergue hace más de dos años tras haber sido abandonado en San Clemente. Su nombre refleja su tendencia a intentar escaparse del chenil durante los paseos o abriendo huecos en la valla, pero a pesar de sus intentos de fuga siempre regresaba buscando el refugio y afecto entre los muros del albergue.

Sin embargo, en julio del año pasado, su destino dio un giro inesperado cuando su rodilla comenzó a inflamarse. Tras varios intentos de tratamiento, una radiografía reveló un diagnóstico devastador: osteosarcoma, un cáncer óseo muy agresivo, que ya presentaba metástasis pulmonar. Escapi estaba desahuciado.

Los cuidadores del Albergue Provincial de Animales, que gestiona la empresa pública  GEACAM, no dudaron en compartir la noticia en las redes sociales, buscando desesperadamente una mano amiga que pudiera ofrecer a Escapi los cuidados especiales y una vida digna en sus últimos meses.

La respuesta no se hizo esperar, demostrando que “siempre hay gente buena dispuesta a ayudar en los momentos difíciles”, señala el delegado provincial de GEACAM en Cuenca, Antonio Alarcón, quien colabora con asesoramiento técnico en el albergue de animales dependiente de Diputación Provincial de Cuenca.

 Al día siguiente de la publicación en redes, Mari Paz Triguero se presentó en el albergue lista para llevar a Escapi a su nuevo hogar.  “Sabía que la estancia sería corta y que me iba a doler despedirme, pero en esos momentos lo único que pensé es que no podía dejar que pasara sus últimos días solo en el chenil. En el albergue están todo lo bien que pueden estar de paso, pero no es un lugar para vivir, y menos para un animal enfermo”. 

Foto:Lola Pineda

 

Así, sin pensárselo dos veces, esta joven monitora del Museo de las Ciencias abrió las puertas de su casa para darle a Escapi los mejores días que cualquier compañero de cuatro patas podría desear. Desde entonces, cada momento ha sido un regalo para ambos.

Escapi mejoró notablemente su estado de ánimo y a pesar de sus dificultades físicas ha disfrutado a lo grande jugando con otros perros, saliendo a pasear a su parque y a su arenero. Y aunque ante el avance del osteosarcoma metastásico la sombra de la despedida ha estado presente desde el principio, Escapi irradiaba felicidad y gratitud en cada momento que compartía con Mari Paz y su familia. “Si no es por el gran bulto de su pata, nadie habría notado que el final de su vida estaba llegando”, apunta Triguero. 

Su historia conmueve, pero también destaca la realidad de otros animales en el albergue. Actualmente 74 perros más esperan pacientemente por una segunda oportunidad, por lo que Antonio Alarcón hace una llamada la adopción o acogimiento para brindarles “el cariño y el cuidado que merecen”.

“Yo le diría a la gente que cuando adoptan o acogen a un perro le están ayudando, pero que también el perro les ayuda, dan muchísima felicidad, muchísimo cariño y momentos que merecerán muchísimola pena, por mucho que sea el esfuerzo que tengan que hacer por ellos”, reflexiona Mari Paz Triguero.