La sensación que uno vive cuando llega a las puertas de la Catedral de Santiago después de varios días o incluso semanas de caminata, dolores y más de un centenar de kilómetros es difícil de describir en palabras con una precisa exactitud. Muchos peregrinos lloran de alegría, de paz, de satisfacción por llegar a la meta de su camino. Para quien haya realizado la travesía sabe que es algo único. Imaginen ahora conseguir esta hazaña para alguien con 90 años. Es el caso del conquense Luis Cañas.
Este historiador ha realizado la peregrinación hasta Santiago de Compostela desde la ciudad de Lugo. Algo más de 100 kilómetros que recorrió junto a su hijo en apenas cinco días y, todo ello, para celebrar su 90 cumpleaños al llegar a la Catedral. “He hecho cinco veces el camino de Santiago y siempre lo hago para coincidir mi cumpleaños con el día de llegada, el 19 de agosto”. A pesar de recorrer la famosa travesía por quinta vez, reconoce que no lo hacía desde 1986. “Ahora las cosas han cambiado mucho, cuando yo hacía el camino recuerdo adelantar al 80% de la gente, ahora es más complicado, sólo pásabamos al 10%, pero daba igual. Al final cuando parabas en un albergue o un bar siempre te encontrabas con los mismos y claro, haces muchísimos amigos, eso lo que más me ha llamado la atención, la bondad de la gente. No importa de dónde sean, de cualquier punto de España, de Francia, Italia, Bélgica, llama mucho la atención las ganas locas que tienen siempre por hablar y entablar conversación, y claro, basta con decir el tradicional saludo de ‘buen camino’ para conocerse.
Otra de las cosas que ha cambiado es el tema de cómo van equipados los peregrinos, ahora hay mochilas, bastones y mil cosas más. "Es gracioso porque yo voy con mi garrota y mi macuto, porque así es como llamo yo a la mochila, pero claro, cuando fui a pedirla al dependiente ¡no sabía a qué me refería!”, nos comenta entre risas Luis.
“La gente va al camino por religosidad, por hacer deporte ¡y hasta para ligar!, incluso gente que compite como un chico que me adelantó corriendo como un loco y resulta que luego lo vimos en la tele porque estaba realizando un récord del camino. A pesar de los cambios sigue habiendo los mismos problemas, las ampollas en los pies. A mí esta vez me ha pasado como a los novatos, se me rompieron las botas a mitad de camino y tuve que comprarme unas nuevas y claro las pagué dos veces, una en la tienda y otra en el camino. Menos mal que iba con mi hijo que con aguja, hilo y mercromina hizo el camino más llevadero”. La sonrisa le acompaña en su expresión mientras nos sigue contando las mil y una anécdotas que ha vivido en el viaje.
FOTOS A TUTIPLÉN
Así, este conquense se ha convertido en toda una expectación del camino: “Cuando la gente me preguntaba la edad y se enteraban que tenía 90 años me pedían hacerse una foto conmigo, incluso el encargado de sellarme la Compostela para así obtener el certificado de que has hecho el camino me pidío una”.
La travesía ha sido toda una odisea llena de bellos parajes que asomaban su final viendo las torres de la Catedral desde el ‘Monte do Gozo. “Cuando ves las torres y notas que estás llegando al final te dices, ¡madre mía! y esto parecía imposible. Hay que poder y querer y con mis 90 años estoy muy agradecido a la vida por permitirme seguir haciendo cosas, por encontrarme bien, no tener que tomar pastillas e incluso superar un cáncer”. Mientras nos despedimos de Luis, le preguntamos si volverá a realizar el camino el próximo año a lo que responde con un valiente: “Lo haré cuando tenga 94 para llegar a Santiago al cumplir los 95” y con la fuerza y el ímpetu que desprende este conquense, estamos seguros de que así será.