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San Mateo

Una peña menos pero similar número de peñistas... y de ganas

Estos son días de preparativos y, aunque la mayoría aguarda hasta la víspera se prevé que este lunes y martes sean días de gran afluencia en los comercios
Una peña menos pero similar número de peñistas... y de ganas
Animación en las calles el pasado año. Foto: Saúl García
16/09/2019 - G. D.

San Mateo arrancará este miércoles con un número muy similar de peñas inscritas con respecto a las fiestas de 2018: de 45 se pasa a 44.

Dinolencia y Sau Mateus han causado baja, pero se une la peña El Canto: algunos de sus miembros ya llevaban varios años juntándose en los alrededores de la Plaza y ahora han decidido dar el paso de convertirse en peña oficial.

Hace no muchos años se llegaban a las 50 peñas, con lo cual las cifras actuales no son de récord, pero la participación puede ser igual o superior. Porque, aunque el número de miembros puede diferir mucho de una peña a otra, lo mismo las puede haber de 20, 50, 100, 150, 200 o más miembros, y entre todos se pueden alcanzar las 5.000 personas.

A ello hay que añadir los grupos de amigos que, sin pertenecer a peñas oficiales, suben hasta la plaza, donde se hacen con un espacio o se animan a pasar de peña en peña, aquellos visitantes o turistas que se asoman a San Mateo por primera vez o quienes lo hacen individualmente o en pareja y se limitan a ver las sueltas de vaquillas y el ambiente.

Según el presidente de la Asociación de Peñas Mateas de Cuenca, Javier Benayas, puede haber días en que se ronden las 20.000 personas, casi un tercio de la población de Cuenca. “El Casco es un sitio público donde tiene cabida todo el mundo”.

Con las fiestas a la vuelta de la esquina, ahora son días de preparativos, aunque la mayoría aguarda hasta la víspera o un par de días antes para comprar la comida y la bebida, por lo que se prevé que este lunes y martes sean días de gran afluencia en los comercios.

PEÑA 1177

En la peña 1177, una treintena de personas que rondan los 40 años, muchos con hijos pequeños, las nuevas tecnologías han propiciado que los preparativos se organicen y repartan con más comodidad, sin tener que quedar para planificarlo. “Lo hacemos todo a través de un grupo de WhatsApp, donde decimos quién compra una cosa y quién la otra. Luego se ponen los tickets y se hacen las cuentas”, dice Benayas.

Ubicados en la Ronda del Júcar, en esta peña, como en la gran mayoría, se organizan tanto las comidas como las meriendas y las cenas. Para comer habrá, previsiblemente, paella, magro con tomate, gachas y pollo asado. Para las meriendas tirarán del fiambre y, para las cenas, de carne hecha al momento como hamburguesas o lomo. Cuentan con un apartamento alquilado en las inmediaciones que les permite ir cocinando según sus necesidades. Y el hecho de no ser un número muy elevado de miembros facilita su labor. “Ya hemos pasado de la edad de buscar peña grande, de 300 personas, y preferimos algo familiar, porque, cuando hay mucha gente, es un no vivir: al final es como si estuvieras trabajando cuando San Mateo está para disfrutarlo”.

EL MANDIL

Una treintena son también los miembros de la peña El Mandil, en este caso un colectivo no oficial, pero muy conocido, con una media de edad más elevada, que ronda los 50 años. Uno de sus miembros, Pedro Romero Sequí, señala que habrá dos días que coman en restaurantes (Coto de San Juan y Mangana), pero el resto lo harán en la calle El Colmillo, “a la intemperie, seguramente gachas”. Y, como novedad, prevén alargar un día más sus encuentros con una comida el domingo que han bautizado como “de despensas abiertas”, en la que acabarán las sobras. “Ayudará a que la descomprensión sea más llevadera y no frenar de golpe”, considera Romero Sequí, para quien las de San Mateo “son las fiestas más populares y participativas, en las que cultivas la amistad y creas nuevas amistades, estás tanto con gente a la que ves habitualmente como con otros a quienes solo ves en estas fechas porque residen fuera”. Pasados los cincuenta, eso sí, reconoce que “ahora borriqueamos menos y las disfrutamos más por el día”.

ENEMIGOS DEL AGUA

Por comer en un restaurante, en su caso además los cuatro días, apuesta también la peña Enemigos del Agua, creada en 1985 y con unos 80 miembros. El elegido es el Leonor de Aquitania. “Es diferente, pero más cómodo”, cuenta Armando Martorell, presidente de un colectivo con muchos miembros que rondan los 50 años pero, también, con muchos adolescentes y hasta recién nacidos.

Para las meriendas y las cenas, son ellos los que se encargan de proveerse de alimentos, para lo que suelen acudir a la cita con un camión “cargado” que nunca falta en el desfile. Tendrán una provisión de embutidos y ensaladas. Además, el día 21 tienen previsto cocinar unas gachas para almorzar.

Pero no todo es comer: en esta peña ubicada en la plaza del Trabuco destaca, sobre todo, su charanga, que contribuye a animar el conjunto del Casco. “Llevamos la alegría y aportamos una nota colorista”. Todo por San Mateo.