No han parado ni un instante desde que conocieron la noticia de que la desescalada era una realidad y las peluquerías podrían abrir sus puertas a partir de este lunes, 4 de mayo; eso sí, con ciertas limitaciones que vengan a garantizar la seguridad sanitaria de todos.
Han sido siete semanas de confinamiento y con sus negocios cerrados a cal y canto, por lo que no es de extrañar que Noemí Turégano y Adolfo Meder, dos peluqueros profesionales de la capital, estén afrontando con mucha ilusión y ganas este momento, y, sobre todo, con mucha prudencia. Y es que son muy conscientes de la novedosa situación a la que se tienen que enfrentar y en la que la salud de todos es la absoluta prioridad.
Noemí Turégano, que regenta una peluquería en la calle Ramón y Cajal, asegura estar nerviosa desde hace días ante la reapertura de su negocio. Días que está viviendo con una actividad frenética con el único objetivo de tener todo listo. “Llevo ya un tiempo manos a la obra en previsión de este momento, haciendo todos los pedidos de geles hidroalcohólicos, mascarillas, cubrezapatos e, incluso, una máquina de ozono, porque lo que tengo muy claro, hay que trabajar con las máximas garantías y toda precaución es poca”, señala.
Prevención y prudencia con la que también afronta su vuelta al negocio Adolfo Meder, que tiene una peluquería en la calle Colón. Considera, igualmente, que toda medida de prevención y seguridad es bien recibida, de ahí que también lleve desde hace un tiempo llevando a cabo las gestiones oportunas para tener su salón totalmente preparado para esta inusual situación y poder atender a sus clientes de la mejor manera y, por supuesto, de la forma más segura.
De hecho, ha dirigido todos sus esfuerzos a ello, si bien reconoce que la improvisación con la que parece se está actuando ante esta pandemia está dificultando de manera notoria la labor de los proveedores a la hora de cumplir con los plazos de entrega. Aun sí, asegura aliviado que él ha podido tener todo preparado y abre su negocio con las máximas garantías.
NUEVOS ESCENARIOS
Es por ello que los clientes de estas peluquerías se van a encontrar con un escenario muy distinto al que vieron la última vez. Mascarillas, guantes, cubrecalzados, batas y capas de corte desechables o la constante limpieza y desinfección serán la nota predominante en estos establecimientos. Medidas que ya forman parte del día a día de todos y que hasta hace poco menos de dos meses nadie se imaginaba que fuera a ser así.
Nuevo escenario que se plasma, igualmente, en la atención al cliente. En los primeros compases de esta desescalada estos profesionales también han tenido que dar un giro de 180 grados a su manera de prestar el servicio. Por de pronto, por ejemplo, Noemí ha decidido reducir a un solo cliente por hora y eso, según dice, que su salón es lo suficientemente grande como para atender a dos a la vez. Pero lo tiene claro: “prefiero ser prudente y, según vea cómo se desarrolla todo, actuar en consecuencia, porque así estarán más tranquilas mis clientas y, por supuesto, yo misma”, explica.
Adolfo, por su parte, por de pronto, ha retirado dos de los sillones de su peluquería para contar con más espacio y, de esta manera, garantizar al máximo la distancia de seguridad entre clientes, a lo que se suma, entre otras muchas medidas, el tomarles la temperatura a su llegada al establecimiento o la desinfección del local. “Son muchas las medidas de prevención y protección las que estamos adoptando, porque la situación así lo requiere y lo último que quisiera es poner en peligro a mis clientes”.
Las llamadas a su teléfono móvil no han parado en estos días de confinamiento en previsión de esta reapertura. Una considerable lista de espera que pretende ir atendiendo a razón de dos personas por turno, al contar con una peluquería bastante grande, que variarán de media hora a una hora de duración, dependiendo del tipo del servicio solicitado.
Intensa actividad, por lo tanto, para los próximos días, en los que la protección va a jugar un papel indispensable en el día a día, junto al exquisito y cuidado servicio al que tienen acostumbrados a sus clientes.