El Parador de Cuenca ha cumplido este 1 de abril su 25 aniversario. Veinticinco años desde que, mirando a la Hoz del Huécar, abriera sus puertas en el imponente edificio del Convento de San Pablo, del siglo XVI y declarado Bien de Interés Cultural con categoría de monumento.
Las 63 habitaciones del Parador atesoran infinidad de anécdotas y momentos históricos de entre los que, sin duda, sobresale la visita de los actuales Reyes de España, que pasaron su primera noche de luna de miel en una de sus habitaciones. Su director, Juan Serrapio, lo considera el “hito más relevante” de estos 25 años, ya que “sirvió para posicionar a la propia ciudad incluso a nivel mediático”.
Como curiosidad, la suite nupcial no estaba disponible para esa fecha y Sus Majestades tuvieron que alojarse en la habitación 305, una estancia “con muy buenas vistas, superior, pero la única que quedaba disponible cuando ellos reservaron”.
Fue tal la expectación generada por la visita real que incluso durante las semanas posteriores y los meses siguientes hubo “infinidad de llamadas de clientes que se querían alojar en la misma habitación”. “Todavía hoy hay muchísimos comentarios”, señala, para, a continuación, reconocer que le tiene “un cariño especial”, por lo que a cada nuevo huésped “se le comenta que en ella se alojaron los reyes”.
Con una ocupación media anual cercana al 80%, por este “Parador de referencia” también han pasado personajes de la talla de Julio Iglesias o el mismísimo agente 007 Pierce Brosnan y ha acogido eventos tan relevantes como una cumbre hispano italiana en época de José Luis Rodríguez Zapatero, ya que está siempre situado en el “top ten” de la red de Paradores “tanto a nivel de rentabilidad, como de ocupación”. Ello sin olvidar el atractivo y majestuosidad del propio edificio que lo alberga y la “marca España que supone Paradores y que aporta mucho valor al propio destino”, según explica Serrapio.
Asumió la dirección del Parador de Cuenca hace cinco años, en plena crisis, y, junto a su equipo, ha vuelto a situarlo en niveles previos a la crisis, “siempre con intención de mejorar” y con el objetivo de consolidarlo como un instrumento más de cara al impulso turístico de la ciudad.
En la luna de miel de los Reyes la suite nupcial no estaba disponible y tuvieron que alojarse en la habitación 305, la única que quedaba disponible cuando reservaronTras recordar que su inauguración coincidió prácticamente con la declaración de Cuenca como Patrimonio de la Humanidad, una época “casi dorada de la ciudad, muy importante a nivel turístico”, su máximo responsable subraya que el “ánimo” de este establecimiento hostelero ha sido siempre contribuir, “de forma humilde y en todo lo que pueda”, a posicionar a la ciudad como referente turístico de interior “de primerísima calidad y compitiendo con los mejores siempre”.
En esa “lucha” cuenta con la ventaja de ser un Parador “diferente y especial” por su propia ubicación, ya que está situado en la “milla de oro de una de las ciudades más hermosas de España, frente a un icono como son las Casas Colgadas”, asevera su director, aunque admite que, “incluso si no existieran las Casas Colgadas, está en un lugar único en una de las ciudades más singulares de España”. “No hay nada que se parezca a Cuenca”, agrega, por lo que para él es “un lujo, un privilegio trabajar en el Parador y en una ciudad tan maravillosa y con tanto potencial” que, advierte, “hay que convertir en una oportunidad”.
“Si fuera un destino maduro, un destino ya caduco, tendríamos que seguir luchando igual”, afirma, sabedor de que, en el caso de Cuenca, “queda mucho camino”. “Tenemos futuro, la ciudad tiene un gran potencial y eso hay que aprovecharlo”, resuelve.
Así, se ha convertido en escenario recurrente para la celebración de enlaces protagonizados por parejas llegadas incluso desde países como Finlandia, lo que demuestra que Cuenca se ha convertido en un destino “idílico para casarse” y ya goza de un “gran prestigio” en el sector.
Con todo, y siguiendo el emblema de “calidad, amabilidad y leyenda”, esencia y seña de identidad de la red de Paradores desde hace 90 años, Serrapio asegura que el “principal valor” del Parador de Cuenca es su clientela, que está “por encima de todo”, pero es consciente de que, “si a alguien hay que tener especial cariño y estar especialmente agradecidos es a los conquenses por el magnífico recibimiento que ha tenido el Parador”.
“Tenemos una relación muy especial con la ciudad, yo soy conquense desde el minuto y esta implicación es de todo el equipo”, sostiene, rescatando del recuerdo a “muchísimos amigos y clientes” que han celebrado aquí su comunión, su boda y el bautizo de sus hijos y reconociendo la labor de una plantilla de alrededor de medio centenar de trabajadores, algunos de los cuales llegaron a Cuenca con la apertura del Parador.
La temporada alta va de Semana Santa a finales de octubre, pero los retos son “continuos”, al igual que los proyectos de mejora, puesto que el Parador de Cuenca “se merece lo mejor”, por lo que este año se acometerán nuevas mejoras en el entorno de la piscina y el parking después de que el año pasado se actualizara la oferta de bodas.
“Siempre tenemos que aspirar a estar entre los mejores y creo que lo estamos, sin duda”, puntualiza, al tiempo que admite que, por esta razón, “siempre hay algo en lo que mejorar”.
Con esa premisa en mente, este año será un año especial para el Parador de Cuenca, que asistirá a la doble conmemoración de su 25 aniversario y del 90 aniversario de la red de Paradores, por lo que, a lo largo de los próximos meses, tendrá varias citas “especiales”.
La primera de ellas será este 3 de abril, con la invitación a “los mejores amigos que tenemos en la ciudad, los mejores clientes, para celebrar juntos ambos aniversarios”, concluye el director del Parador de Turismo de Cuenca, Juan Serrapio.
