El paleontólogo Fernando Blanco Segovia (Cuenca, 1991), investigador en la Universidad de Gotemburgo (Suecia), ha participado en un estudio –realizado por un equipo interdisciplinar de profesionales de Brasil, España y Suecia– que proporciona nuevas perspectivas sobre el impacto evolutivo de la reconfiguración de las comunidades de herbívoros en los patrones de extinción de depredadores, determinando que la disminución de presas impulsó la desaparición de estos animales en la Península Ibérica durante los últimos veinte millones de años.
El estudio ha sido llevado a cabo por João Nascimento, investigador de la Universidade Estadual de Campinas (Brasil) y autor principal de la investigación; Soledad Domingo, profesora en la Universidad Complutense de Madrid; Juan L. Cantalapiedra, investigador del Museo Nacional de Ciencias Naturales de España; y el propio Fernando Blanco.
Sirviéndose del registro fósil de alta resolución de mamíferos de la península, los investigadores han reconstruido una serie temporal de redes tróficas que abarca más de 20 millones de años, revelando tendencias a largo plazo.
La investigación da cuenta de que a partir de hace aproximadamente 15 millones de años, hubo una notable bajada de la temperatura junto con un aumento de la aridez, lo que favoreció la llegada y proliferación de herbívoros de gran tamaño mientras se reducía la diversidad de los de tamaño mediano. Estos cambios en la distribución de la masa corporal de las comunidades de herbívoros disminuyeron la cantidad de presas disponibles para la mayoría de los depredadores, impulsando la simplificación de la red trófica.
“Esto enfatiza la importancia de las interacciones ecológicas en la influencia de los patrones de extinción a lo largo del tiempo evolutivo. Deberíamos considerar no solo las especies individuales, sino también un contexto ecológico más amplio para desarrollar estrategias de conservación que preserven a los depredadores en nuestros ecosistemas”, reflexiona Blanco.
RETOS
En la actualidad, el conquense se dedica al estudio de la evolución de ecosistemas del pasado, utilizando métodos basados en el análisis de redes y la inteligencia artificial, los cuales aplica al registro fósil de vertebrados. En concreto, su investigación se centra en analizar los factores ambientales y bióticos que afectaron a la evolución de grandes mamíferos (parientes de los elefantes, jirafas o rinocerontes actuales) desde hace 60 millones de años a la actualidad. “Los resultados de esta investigación nos servirán para comprender la biodiversidad actual de estos animales y por qué y cómo han pasado de ser muy abundantes en el pasado a quedar muy pocas especies en la actualidad”, cuenta.
Para el investigador, avanzar en la comprensión de la evolución de los ecosistemas del pasado es clave para entender el estado de los ecosistemas en la actualidad y poder desarrollar medidas de conservación más eficientes ante los cambios que se darán en el futuro.