Palco VIP nazareno

L
a Semana Santa de Cuenca es una celebración que congrega en las calles de la ciudad a miles de vecinos y visitantes que llenan cada rincón de las vías por donde discurren los diferentes cortejos procesionales para admirar cómo la ciudad se transforma en un escenario de recogimiento, devoción y arte. Esta afluencia masiva, sobre todo en ciertos puntos neurálgicos como el Casco Antiguo o la plaza de la Constitución, convierte los balcones con vistas estratégicas a los recorridos en unos palcos VIP únicos desde donde contemplar la Pasión conquense con una perspectiva inmejorable.
Bien lo sabe Acacio Contreras, vecino del número 52 de la calle San Juan, donde reside desde el año 2014. Su casa tiene vistas excepcionales que dan al puente de San Antón, al puente de La Trinidad y la calle Palafox, y desde ahí puede contemplar casi todas las procesiones de la Semana Santa de Cuenca.
“Las vistas que tenemos son muy bonitas, y siempre que llegan estas fechas, nos reunimos los amigos y la familia para disfrutar todos juntos de las diferentes procesiones”, destaca. “Cuando nos compramos la casa, justo iban a destapar el monumento a los turbos, y pensamos mi mujer y yo que íbamos a estar en un punto caliente de la Semana Santa”, rememora.
Así, para ellos la procesión Camino del Calvario es la que más disfrutan desde sus balcones: “ver la calle Palafox llena de turbos, con ese estruendo de clarines y tambores, con el Jesús haciéndose paso girando la curva, es tremendo”, destaca Acacio Contreras. Sobre todo porque “antes de ese giro el volumen de la turba no es muy alto, y cuando tuerce del todo el paso, el estruendo de cuando rompe la turba es abrumador”. Una sensación que asemeja a cuando estás en un concierto “y los graves te dan en el cuerpo y notas la vibración”.
Hermanos ellos del Jesús con la Caña, tener vistas al puente de San Antón les posibilita que, en cuanto ven a su paso salir del templo, ya se bajan hasta el puente de la Trinidad, donde se incorporan como nazarenos. Además, cada Semana Santa Acacio, su familia y amigos disfrutan también de un resoli casero que él mismo hace, haciendo la visita al número 52 de la calle San Juan algo “casi obligatorio”.

Su casa tiene tres balcones y dos ventanas que dan a las calles por donde pasan las diferentes procesiones, pero le supera Edilio Martínez. Él regenta el hostal Cánovas desde hace 27 años, que tiene diez habitaciones que dan a la plaza de la Hispanidad, uno de los puntos neurálgicos de la Pasión conquense.
“Cada Semana Santa se ocupan todas las habitaciones, tanto con gente de Cuenca que quiere ver las procesiones de forma más cómoda como con turistas de fuera de la ciudad, que ellos no tienen prioridad de ver los cortejos procesionales desde un balcón porque prefieren la calle”, destaca el propietario del establecimiento.
Entre el perfil de conquense que alquila las diferentes habitaciones del hostal están sobre todo personas mayores, quienes buscan un lugar cómodo para contemplar el paso de las diferentes tallas procesionales. “Unos tres meses antes de Semana Santa ya están todas las habitaciones completas”, destaca Edilio Martínez, quien tiene la noche a unos 150 euros de media, variando con precios más altos o más bajos dependiendo del día. Además, la reserva no se puede anular.
Al mismo tiempo, en la primera planta dispones de varios balcones en los que siempre suelen estar amigos y conocidos de los propietarios del hostal Cánovas, desde donde tienen unas vistas VIP sobre todo el Domingo de Resurrección en el momento del Encuentro, que se produce justo enfrente.
Como destacan ambos propietarios, vivir la Semana Santa de Cuenca desde un balcón es una experiencia “única”, ya que permite disfrutar de la solemnidad de sus procesiones desde una perspectiva privilegiada.