Déficit de luz en las aulas, con una potencia por debajo de los 100 lux cuando la normativa, aseguran, establece que la media debe situarse en los 500; unas puertas de madera que rodean el claustro agujeradas por la carcoma donde los niños pueden meter la mano o la cabeza y quedarse enganchados o hacerse cortes; una alarma de incendios que no funciona y una caldera con un depósito lleno de agua.
Son las cuatro principales deficiencias que desde más de un lustro arrastra el colegio público El Carmen, ubicado en el Casco Antiguo, las cuales llevan siendo transmitidas por el AMPA a las administraciones, Ayuntamiento y Gobierno regional, desde el año 2012 sin que todavía se les haya dado solución, motivo este que ha llevado a los padres y madres de los alumnos a reunirse este miércoles en asamblea y decidir, entre la treintena de personas participantes, tomar una serie de medidas de protesta para exigir una respuesta urgente que garantice cuando menos la seguridad de sus hijos.
“Nos da igual quién esté en una u otra administración, lo que buscamos es que se lleve a cabo un mantenimiento del colegio que, por dejadez, no se hace y genera situaciones cada vez más peligrosas. Y hablamos de arreglos que podrían ser sencillos y no costaría mucho dinero, porque cambiar las puertas del claustro podría costar un dineral, pero que manden a dos operarios y pongan cuatro contrachapados no llegaría a los 60 euros”, advierte el presidente del AMPA Mangana, Fernando Ballesteros.
Así, una pancarta ubicada en el patio del colegio recuerda desde este miércoles al alcalde de Cuenca, Ángel Mariscal, su promesa de solucionar el problema de las puertas del claustro al día siguiente mismo de reunirse con el AMPA, hace ya una semana. ‘Nos lo arreglan en unos días. Han pasado 7 días’, dice la pancarta a día de hoy.
Pancartas similares, cuenta Ballesteros, se irán colgando en las viviendas de los padres y madres del centro, en su mayoría residentes en el Casco. Y a ello se unirán otras medidas, como que los niños acudan con frontales o linternas a clase cada veinte días para advertir de la deficiencia lumínica o coordinarse con otros centros de la capital con problemas similares para protestar con cierta periodicidad a las puertas del Ayuntamiento. Hasta se plantean, incluso, dejar un día a los niños sin escolarizar o encerrarse por la noche en el centro “hasta que por lo menos sean atendidas nuestras demandas más urgentes y prioritarias”.
En opinión de Ballesteros, en la mayoría de los colegios de la provincia, si no en todos, “cuando llega el verano llega una cuadrilla al centro y hace pequeños arreglos que no se pueden hacer el resto del año. Pero en Cuenca no pasa eso. No se cambia el grifo roto y entonces sucede que llega el día en que hay que cambiar el grifo y el lavabo”.
El arranque de estas protestas ha coincidido con San Valentín, lo que no ha pasado desapercibido para Ballesteros. “Nosotros estamos desenamorados con el Ayuntamiento y la Consejería de Educación por un mantenimiento y unas inversiones que han estado paradas en los últimos seis años, lo que ha llevado al colegio a una situación insostenible”, ha subrayado.