Cuando se van a cumplir cinco meses del derrumbe del muro de la calle Canónigos, entre las Casas Colgadas y el Puente de San Pablo, cada vez está más cerca la finalización de la reconstrucción de esta zona tan emblemática de la ciudad, que está llevando a cabo la empresa Construcciones Sarrión, S.L.
Y es que los trabajos se están desarrollando a un buen ritmo, “mejor, incluso, de lo previsto”, tal y como confirman a Las Noticias de Cuenca, tanto el director de la obra, Miguel Valiente, como el arquitecto técnico del Consorcio de la Ciudad de Cuenca, Ricardo Alonso.
De hecho, asegura que, de seguir así las cosas, no solo se van a cumplir los plazos de ejecución, que fijan el final de la obra para el 24 de diciembre, sino que, incluso, se puede llegar a adelantar; eso sí, “siempre y cuando no se produzcan imprevistos o contratiempos que ralenticen las tareas, como por ejemplo el mal tiempo”, insisten.
No en vano, en la actualidad, cuando aún disponen de dos meses y medio de plazo, las obras ya se encuentran al 75 por ciento de su ejecución.
En estos momentos, se está afrontando la recta final de la reconstrucción del muro, por lo que, según recuerdan ambos técnicos, cuando éstos concluyan, tan solo restará la construcción de la calle propiamente dicha; es decir, la ejecución de los servicios urbanísticos, desde la red de saneamiento y recogida de aguas pluviales hasta la red de abastecimiento, pasando por cuatro canalizaciones subterráneas para servicios, de las que una se dedicará al cableado del alumbrado público de la zona, que desaparecerá así de la clásica instantánea de este enclave tan conocido de la ciudad, como ya ocurriera hace unos meses con la fachada de las Casas Colgadas.
A estos trabajos habrá que sumar la pavimentación de la calzada, que se ejecutará con adoquinado de granito, al igual que estaba antes del hundimiento, y el acondicionamiento tanto de la ladera de junto al muro como de la subida desde el Paseo del Huécar, ahora bajo varios metros de tierra compactada, que está sirviendo desde el comienzo de la actuación de rampa de acceso de la maquinaria a las obras.
INTEGRAL Y RESPETUOSA
Una intervención integral en esta zona de la ciudad que conllevará una inversión aproximada de unos 1,2 millones de euros y que, tal y como han subrayado Valiente y Alonso, se está ejecutando de una manera muy concienzuda, primando tanto la solidez de la parte reconstruida como el respeto a su apariencia original. De ahí que no solo haya una dirección de obra, sino que también se cuente desde el principio con una coordinadora de seguridad y una dirección arqueológica. Y es que, según recalca el director de la obra, a la complejidad técnica de esta actuación, hay que sumar el hecho de que se está trabajando con un muro del siglo XVI y en un entorno tan emblemático como éste, seña de identidad de la ciudad y, sin duda, una de sus imágenes más internacionales.
Conscientes de ello, por ejemplo, se ha acometido la reconstrucción del arco del túnel, que sirve de aliviadero de aguas pluviales del Obispado y la Catedral, con los sillares originales que se rescataron de entre los escombros. Pero no conforme con ello, se ejecutaron los trabajos, además de supervisados por la dirección arqueológica y del Servicio de Patrimonio de la Consejería de Cultura, sirviéndose de fotografías con el fin de que “el resultado final fuera lo más fiel posible”, aclara.
Asimismo, al igual que se han recuperado algunas losas y adoquines de granito para su recolocación en la calle, se ha acometido la reconstrucción del muro colapsado buscando un aspecto similar al tramo que quedó en pie junto a las Casas Colgadas y en el que se intervino en 2015, utilizando para ello un mortero y un tamaño de piedra similar, que da una imagen de cierta homogeneidad.
SOLIDEZ y COMPLEJIDAD
Una actuación que, además, está conllevando un esfuerzo extra por su complejidad técnica y de ejecución desde un principio, tanto en los trabajos de limpieza y saneamiento, que se tuvieron que realizar en altura y de manera manual –con pico y pala, literalmente– como en los de consolidación y reconstrucción; sin olvidar, la intervención para reforzar tanto el tramo del muro que quedó en pie más próximo a las Casas Colgadas como el de las Huertas del Obispado.
Y es que para garantizar la estabilidad del primero se ha reforzado a media altura y en perpendicular a la roca con tres filas de bulones de hierro y hormigón unidos por dos vigas, mientras que en la parte superior se ha hecho con varias vigas de hormigón armado. A esto se han sumado los trabajos de micropilotaje en vertical, también con hormigón, en la base del muro de las Huertas del Obispado, anclándolos a su vez a la roca. Trabajo que se están desarrollando estos días.
En la reconstrucción del muro, por su parte, una vez se retiró todo el material de relleno y se llegó a la roca, se procedió en un primer momento al proyectado de hormigón de toda la zona para, a partir ahí, rellenar con hormigón armado y construir el muro a la vez hasta llegar a la altura de la bóveda del aliviadero de aguas pluviales, cuyo túnel es visible a simple vista. Desde ese punto y hasta el final del muro, cuya cota máxima se eleva a los 18 metros de altura, se ha optado por rellenar con hormigón y piedras; eso sí todo anclado a la pared rocosa mediante hierro corrugado y complementando la actuación con la ejecución de una plataforma de hormigón armado a los pies del muro con el objeto de fortalecer el conjunto de la obra.
Tareas éstas que ya han sido ejecutadas y que permiten hacerse una idea clara de cuál va a ser el resultado final de esta actuación, que pretende devolver su aspecto a esta zona tan conocida de la ciudad y, sin duda, uno de sus lugares más visitados y fotografiados.