Motivado por alumnos de las primeras promociones, César Bermejo decidió comenzar sus estudios en Ingeniería de Tecnologías de Telecomunicaciones en el año 2000 y en su tierra, en Cuenca.
“Siempre me han gustado todos los aparatos electrónicos. Desde pequeño quería saber lo que había dentro. Los destripaba y al final acababan por no funcionar”, recuerda Bermejo, quien, años después y con los conocimientos suficientes para arreglar los mismos aparatos que antes destruía, se convirtió en el primer conquense en trabajar para la Agencia Espacial Europea (ESA).
“Estaba estudiando un Máster en Alcalá de Henares. Me contaron que había becas para la ESA y decidí presentarme. En ningún momento pensé que podría trabajar allí, pero me entrevistaron y estuve trabajando con ellos un año”. De esta manera, su profesión le llevaría a trabajar en Holanda, posteriormente volver a España y, desde hace un tiempo, trabajar para una importante empresa médica de Suiza. “Una vez que sales fuera y vas cogiendo experiencia ves que es más fácil moverte de un sitio a otro y se te van abriendo posibilidades”, afirma.
PERIODO UNIVERSITARIO
Para convertir su sueño en una realidad, este ingeniero conquense de 38 años aprovechó su paso por la escuela, entonces ubicada en el edificio Melchor Cano, para poner en práctica los conocimientos que iba adquiriendo. “Una de las cosas que más me gustaban era que podías cacharrear con todos los equipos”, señala Bermejo, añadiendo que, en aquel entonces, “los laboratorios eran bastante nuevos y bien equipados para la época”.
En sus comienzos universistarios, recuerda que todo le “impresionaba” y contemplaba a los estudiantes de Arquitectura como “sabios”. Después llegarían periodos de prácticas, en los que compaginaba sus primeros pasos laborales con los estudios hasta que, finalmente, consiguió finalizar la licenciatura e introducirse en el mercado laboral. “El primer contacto fue duro. Sales con el conocimiento tecnico pero llegas a un lugar donde todos saben más que tú”. Sin dejar de creer y moviéndose en búsqueda de mejores oportunidades llegaría hasta la ESA.
A pesar de tratarse de un gran logro para cualquier ingeniero, Bermejo destaca la proliferación de estudiantes que han pasado por las aulas de la Politécnica de Cuenca y ahora se sitúan en trabajos de gran responsabilidad. “veo a estudiantes de Cuenca trabajando por todo el mundo y en tecnologías punteras. Creo que salimos con mucha ambición”.
EMBAJADOR CONQUENSE
Su profesión y ambición constante por crecer profesionalmente le han llevado a salir de los límites conquenses, instalándose en ciudades europeas y a estar en constante movimiento. Sin embargo, Bermejo no olvida su experiencia en la Escuela Politécnica ni sus raíces conquenses en las nuevas tierras que pisa.
“Cada vez que me preguntan de donde soy digo que de una ciudad preciosa cerca de Madrid”, señala el ingeniero, añadiendo que “siempre invito a los amigos que hago por europa a que vayan a conocer la ciudad. Y los que me hacen caso, no se arrepienten”.
A sus 38 años, César Bermejo ha sido uno de los más de 2.200 alumnos que han pisado las aulas de la Politécnica a lo largo de sus 25 años de historia en la ciudad.