No llevan túnica, ni capuz, ni tulipa. No subastan banzo, ni portan Guión ni estandarte alguno. Y, sin embargo, nazarenos son. Eso sin dudarlo. Antonio Pérez Valero los llamó en su Pregón “nazarenos de gorra de plato” porque, en la época, casi todos los músicos la llevaban. Hoy solo la llevan los integrantes de la Banda de Trompetas y Tambores de la Junta de Cofradías pero eso no importa: si algo se sienten los músicos que forman parte de las bandas y agrupaciones musicales que participan en las procesiones de la Semana Santa de Cuenca, es nazarenos. Si algo hemos aprendido a través de ellos en todos estos años es que, en Cuenca, hay muchas formas de ser nazareno y que saben nuestros músicos predicar como nadie evangelio en partitura.
Sin embargo… ¿Cómo se vive la Semana Santa al frente de una banda de música? ¿Cómo es caminar de espaldas casi todo el recorrido? ¿Cómo se prepara la procesión? ¿Qué supone para un director de banda de música participar en la Semana Santa de Cuenca?
“En primer lugar, se vive con la responsabilidad y la preocupación de que, en la parte musical, todo salga correcto y adecuado para poder contribuir a que cada desfile se desarrolle de manera brillante. Para eso está el trabajo de los ensayos de marchas procesionales que realizamos durante aproximadamente dos meses antes de la llegada de la Semana Santa. Y en segundo lugar, vivo la Semana Santa con mucho orgullo e ilusión, teniendo en cuenta que soy un conquense amante de la cultura, las costumbres y las tradiciones de nuestra ciudad” asegura Juan Carlos Aguilar, director de la Banda Municipal de Música de Cuenca y compositor de algunas de las marchas más emblemáticas de nuestra Pasión.
“Yo la vivo cada vez con más responsabilidad” revela el director de la Banda de la Escuela Municipal de Música de Las Mesas, Fernando Ugeda, una de las bandas más queridas de nuestra Semana Santa: “La exigencia y la dedicación siguen siendo las mismas y queremos mantener el nivel que hemos alcanzado. Esto supone que cada año se trabaje más, porque hay marchas nuevas, hay nuevas tendencias, peticiones y sugerencias por parte de las hermandades que hacen que variemos el repertorio”.
Para Francisco Javier Poyatos, director de la Banda de Trompetas y Tambores de la Junta de Cofradías, poca diferencia hay entre vivir la Pasión como músico o como nazareno: “Es más: creo que nosotros somos nazarenos hasta la médula y el sentimiento nazareno es igual”. Lo que cambia es el trabajo, porque “la Banda empieza mucho antes los ensayos y porque salimos casi todos los días”. En su papel de director, además, tiene la particularidad de que hace buena parte del recorrido procesional de espaldas, a veces incluso tocando.
“Es algo a lo que te acostumbras cuando llevas ya un par de años. El primer año, al llegar a mi casa, recuerdo que llevaba los gemelos machacados”. Para Poyatos “cambia mucho estar dentro de la Banda a ir de director, porque te da otra perspectiva de la procesión”.
Evolucionar manteniendo las raíces conquenses
“Si nos remontamos a los años 80, en el que yo ya participaba como componente de la Banda de Música de Cuenca te podría decir que el número de marchas que se escuchaban en nuestros desfiles era, en número, muchísimo más reducido” recuerda Aguilar. La evolución de la música en la Semana Santa de Cuenca así como de las propias formaciones musicales que acompañan a nuestros pasos es más que evidente.
“Cuando yo llegué en 2002, la marcha Nuestro Padre Jesús se escuchaba en todos los desfiles, todos los pasos subían con ella por El Salvador porque era una marcha rápida, los banceros llegaban cansados y así lo hacían a buen paso. Sin embargo, hoy Nuestro Padre Jesús en Cuenca solo se escucha en momentos escogidos. Hemos evolucionado a otro tipo de marchas y otro tipo de armonías, más grandes y más expresivas” destaca Ugeda. “En nuestro caso, la evolución en el estilo propio es muy grande” explica Poyatos “ya que estamos girando al de agrupación musical. Para ello introducimos más instrumentación y trabajamos de forma diferente”.
Si en los 80 la Semana Santa vivía – como apunta Juan Carlos Aguilar – de las marchas de Dorado, Cebrián, Nicolás Cabañas, Jesús Calleja, Julián López Calvo y Julián Aguirre, así como de adaptaciones de Beethoven, Gounod, Chopin, Thalberg o Texidor, en la actualidad “hay más estrenos todos los años y trabajamos más mano a mano con las hermandades con las que solemos procesionar. La evolución es grandísima” asevera Ugeda.
Para Aguilar, el primer punto de inflexión llegó “con Aurelio Fernández-Cabrera, anterior director de la Banda de Música de Cuenca”, pues a partir de este momento “el repertorio se fue ampliando con composiciones propias y de otros compositores”.
En la actualidad y “teniendo en cuenta el número de jóvenes compositores a los que nos gusta nuestra Semana Santa, el repertorio de marchas procesionales se ha incrementado muchísimo” afirma Aguilar, quien reconoce que esta ampliación se ha producido también “gracias a internet y las redes sociales”, que fomentan la importanción de música de otras Semana Santas, algo en lo que coincide Ugeda.
Otro de los aspectos en los que ha evolucionado musicalmente la Semana Santa de Cuenca, apunta Aguilar es “en el número y en la calidad de las bandas de música que participan. Aunque ya no participan grandes bandas de música militares como en los años 80 (Unidad de Música de la Guardia Real), Academia de Infantería de Toledo, Inmemorial del Rey…) el nivel de las bandas que actualmente participan es muy alto” afirma. E incluso “hemos evolucionado en la forma de desfilar” matiza Ugeda.
“Hoy por hoy es difícil de entender en Cuenca que el paso de la banda sea uno y el de la imagen a la que acompaña sea otro. Todas van a ritmo. Y en el equilibrio está la clave. Eso es lo que hay que buscar: el equilibrio entre las marchas que se tocan y la cadencia de cada paso, para que el desfile sea lo más perfecto posible. Lo que se pretende es que todos vayamos a una”, añade.
Innovar y evolucionar… ¿Pone en riesgo la música “conquense” de Semana Santa? Para los directores no debería, aunque sí es cierto que, a veces, la importación de marchas de otras regiones gana terreno a las marchas conquenses de toda la vida.
“Aunque la música es un lenguaje universal, desde mi punto de vista a veces pecamos mucho de copiar e importar de otros lugares fuera de Cuenca, menospreciando por sistema el trabajo de los autores conquenses. Creo que eso es un grave error. Debemos cuidar lo nuestro ya que cualquier composición que sea de calidad se puede interpretar en cualquier parte del mundo y en Cuenca hemos tenido y seguimos teniendo grandes compositores de marchas procesionales” sentencia Aguilar.
“Yo echo de menos la música de Cuenca hecha para Cuenca. Nos dejamos influenciar, yo el primero, por Youtube. Escuchamos marchas que nos gustan y que queremos para Cuenca pero… ¿Dónde están nuestro Marco Pérez ha muerto o el Amarrado? Si en una procesión se tocan 30 marchas, hay espacio para todo: para que la banda se luzca, para que la hermandad tenga sus marchas emblemáticas y para que no perdamos nunca de vista que estamos en Cuenca. Que no parezca que estamos en otra ciudad” defiende categóricamente Ugeda.
En este punto añade que "debemos desfilar con nuestros emblemas, con nuestra música. Querer más a nuestra música y adoptarla para nuestros desfiles. No debemos permitir que se pierda el repertorio conquense. Es una labor que debemos hacer por parte de todos, una reflexión por parte de todos, para que no parezca que estamos en Cuenca como si estuviéramos en Córdoba”.
Para Poyatos, la clave está en “adoptar aquellas marchas que sí le vengan bien a la Semana Santa de Cuenca. Y perderle miedo a la palabra ‘andaluza’ en cuestión de marchas, que a veces es un poco tabú”. Aguilar lo define muy bien: “Conociendo un poquito los distintos desfiles de nuestra Semana Santa, no es difícil diferenciar que no es lo mismo un Domingo de Ramos que un Santo Entierro, por ejemplo. Como director siempre piensas y escoges el repertorio más adecuado a interpretar en cada desfile. En nuestro repertorio tienen cabida marchas de otros lugares de España, de las llamadas ‘andaluzas’ o ‘sevillanas’ pero sin nunca olvidar las composiciones de los autores locales”.
Tres perfiles, tres formas de sentir la Pasión
Juan Carlos Aguilar accedió a la Dirección de la Banda de Música de Cuenca en noviembre de 2004 y desfiló por primera vez como director en la Semana Santa de 2005: “Mi participación en la Semana Santa de Cuenca siempre ha estado ligada al oficio de músico. Antes de ser director de la Banda de Música de Cuenca fui componente de la misma durante 25 años, desde el año 1980 hasta 2004. También y de manera puntual he participado en la Semana Santa conquense como bancero y como turbo, pero mi participación siempre ha sido como músico, nazareno de gorra de plato”.
Fernando Ugeda aterrizó por primera vez en la Semana Santa de Cuenca en el año 2002 y lo hizo “sabiendo lo que eran las procesiones de Cuenca pero sin haberlas vivido ni visto nunca, ya que por circunstancias nunca había venido. El primer año íbamos muy asustados, porque era una banda nueva, una banda pequeña y queríamos que saliera bien”.
Francisco Javier Poyatos se estrenó con la Banda de la Junta de Cofradías en el año 2006, que fue el primer año de desfile de la misma tras su fundación en 2005. Ostenta el cargo de director desde hace cuatro. Como nazareno “he salido un año nada más. Soy de varias hermandades pero no he salido nunca en ninguna de ellas, porque siempre he participado como músico. Y, curiosamente, he salido en una de la que no soy hermano: en la Soledad del Puente, cuando tenía 12 años. Mi hermana tenía la túnica, ese año no salía y salí yo. Es la única vez que me he vestido de nazareno”.