La escasez de lluvias de este invierno le está complicando la vida a los alérgicos estas semanas. “La polinización de las cupresáceas está siendo muy potente. Es la más fuerte de los últimos años. El nivel de polen es más del triple del alcanzado el año pasado”, explica Antonio Moreno, facultativo de la Unidad de Alergología del Hospital Virgen de la Luz de Cuenca.
El especialista detalla que, además de en nuestra provincia, también se están registrando altos niveles de polen de cupresáceas (se engloban en esta familia el ciprés, el enebro, la arizónica y la sabina) en toda la meseta central en general.
Según los datos recopilados de la página web de la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica (Seaic), el nivel de alerta por la presencia de polen de cupresáceas en Cuenca es alto (se considera así cuando hay más de 135 granos por metro cúbico, mientras que sería bajo si se registran menos de 50).
Cuenca está sufriendo la mayoría de los días un nivel de alerta alto por la concentración de cupresáceas. El mayor pico se alcanzó el 23 de febrero, cuando se contabilizaron 1.894 granos por metro cúbico. Los datos de la Seaic registraban 434 granos el 10 de marzo.
Polinosis
El polen está formado por las células masculinas del aparato reproductor de las plantas con flor. Aunque se trata de partículas de tamaño microscópico que son imperceptibles para el ojo humano, estas pueden acarrear problemas de salud como la polinosis, la alergia al polen, que es una dolencia caracterizada por síntomas que afectan principalmente a los ojos, nariz y pulmones.
El doctor Moreno alerta de que la incidencia de las alergias está yendo a más en los últimos años. “El 25% de la población de Cuenca sufre algún tipo”, asegura, añadiendo que las previsiones estiman que, en 2050, la mitad de los ciudadanos serán alérgicos.
En la Unidad de Alergología del Hospital Virgen de la Luz de Cuenca se atendieron durante 2018 más de 5.000 pacientes, de los que 2.000 eran nuevos.
Según explica el alergólogo del hospital conquense, las alergias al polen afectan de forman similar a hombres y mujeres. Son más habituales entre la población joven, aunque las pueden sufrir personas de todas las edades.
Congestión, picor y secreción nasal; estornudos; escozor, enrojecimiento, picor e hinchazón de ojos; lagrimeo y sensación de opresión torácica son algunos de los síntomas de la polinosis. Sin embargo, estos se confunden frecuentemente con los de un resfriado por lo que es importante saber reconocer las diferencias más notables entre estas dos patologías para que se pueda tratar cada caso de forma adecuada.
De esta manera, mientras que en un resfriado la secreción nasal es densa, si hay alergia, es acuosa. En cuanto a la duración de un catarro, suele ser de entre siete y diez días, siendo más variable en el segundo caso.
Además, la frecuencia de un resfriado suele ser ocasional, frente a la de una alergia, que es más recurrente. Y mientras que en un catarro el dolor de la garganta es habitual, en la segunda patología se sufre en pocas ocasiones. Sin embargo, la tos y los estornudos sí que están presentes en las dos dolencias.
Segunda polinización
Tras la temporada de las cupresáceas, la segunda polinización importante del año es la de las gramíneas y la del olivo, que se produce en torno a los meses de mayo y junio. Ahora mismo se está trabajando en el Comité de Aerobiología de la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica, del que es vocal Antonio Morneo, para estimar la incidencia que tendrá y hacer frente a esa temporada de alergias.
Antonio Moreno: “No hay que automedicarse y se debe ir al médico de cabecera”Antonio Moreno, facultativo de la Unidad de Alergología del Hospital Virgen de la Luz de Cuenca, da dos recomendaciones básicas a las personas que se noten los síntomas típicos de una alergia al polen: “En primer lugar, no hay que automedicarse porque, al final, es peor el remedio que la enfermedad. Y en segundo, se debe ir al médico de cabecera para que lo estudie y, en caso de que lo considere necesario, lo remita al especialista”.
En cuanto al tratamiento, el alergólogo señala que se instaura a tres niveles: basal, sintomático y de inmunoterapia. El primero de ellos incluye medidas higiénicas como evitar las salidas al campo y tender la ropa al aire libre, y utilizar gafas de sol, entre otras. Y es que, si se ha identificado la sustancia que provoca reacciones, la mejor prevención es intentar no exponerse a este alérgeno.
El segundo escalón del tratamiento se centra en reducir o eliminar los síntomas con antihistamínicos, que bloquean la acción de la histamina, que es una sustancia química que se libera en la circulación sanguínea durante las reacciones alérgicas.
Además, también se pueden recetar broncodilatadores a los pacientes que tienen asma.
Finalmente, el tercer nivel es el de la inmunoterapia, es decir, la vacuna para la alergia para revertir la enfermedad. “Es el único tratamiento que ha demostrado que puede curar al paciente alérgico”, apunta Moreno. De todas formas, se puede combinar con el uso de antihistamínicos.
Tendencia al alza
Hay dos teorías que intentan explicar esa tendencia al alza: la de la higiene y la de las partículas diesel. La primera sugiere que debido al exceso de higiene, el sistema inmune no tiene que enfrentarse a gérmenes, lo que hace que su función se desvirtúe y acabe desencadenando una respuesta alérgica.
La segunda teoría se centra en la contaminación de las ciudades. La interacción de los polenes con las partículas diesel los hace más agresivos para el ser humano.
Los dos factores podrían explicar el aumento de los afectados. Si en los años 60 era prácticamente anecdótico ser alérgico, ahora es muy común. Y esto va a más.
Recomendaciones para los alérgicos al polenLa Dirección General de Salud Pública, Drogodependencias y Consumo de la Consejería de Sanidad y Asuntos Sociales de Castilla-La Mancha ha editado una guía sobre alergias que incluye diversas recomendaciones para las personas que sufren este problema. Algunos de los consejos son:
- En primer lugar, hay que identificar el tipo de polen al que se es alérgico, conocer su época de aparición en el año y evitar el contacto en la medida de lo posible. Los niveles de concentración se pueden consultar en la página: www.polenes.com
- Procurar no realizar actividades físicas al aire libre en los momentos del día en los que se registra una mayor concentración de polen (que son el amanecer y el atardecer) o en días con tormentas primaverales o en los que hay viento.
- Evitar la exposición a agentes irritantes como el polvo, el tabaco, el humo, contaminantes atmosféricos e insecticidas en spray, ya que pueden agravar los síntomas de la alergia.
- Si los síntomas son intensos, se puede utilizar una mascarilla filtrante contra el polen cuando se tenga que salir al exterior para reducir la exposición.
- Viajar con las ventanillas del coche cerradas.
- En casa, se deben mantener las ventanas cerradas y no hay que ventilar el hogar al amanecer y atardecer, sobre todo en los días en los que hace viento.
- Limpiar las superficies a menudo con una bayeta húmeda para eliminar el polen que se haya podido depositar, y olvidarse de los plumeros, que tan solo lo trasladarían de un sitio a otro.
- Utilizar el aspirador en la limpieza del hogar en lugar de barrer las dependencias.
- En lugar de secar la ropa al aire libre, hacerlo en el interior.
- Utilizar filtros especiales en el aire acondicionado.
- Evitar el uso de alfombras y moquetas. Si se utilizan, limpiarlas con frecuencia para evitar la acumulación de polvo.
- Cambiarse de ropa después de entrar en casa.
- Si hace calor, encender el aire acondicionado, y limpiar los filtros periódicamente.