El ocio infantil ha sido uno de los sectores más golpeados desde el inicio de la crisis sanitaria al verse obligados a cerrar sus parques de bolas y desinflar las colchonetas en marzo de 2020 y no poder volver a ponerlos en funcionamiento hasta un año más tarde. Sin embargo, poco a poco, estos empresarios comienzan a ver la luz al final del túnel y su actividad arranca de nuevo, eso sí, sin perder de vista al coronavirus y sin olvidar las medidas de prevención para evitar el contagio de los pequeños que a diario visitan sus instalaciones.
Al trabajar, en especial, con niños y niñas, la preocupación es mayor no solo para los propietarios de estos negocios de ocio infantil que, ante todo, quieren protegerlos, sino que el recelo de los padres y madres sigue estando ahí. Por eso, demostrar seguridad y dar confianza es fundamental en estos tiempos. Mientras tanto, también aprovechan para reinventarse y ofrecer nuevas alternativas a las celebraciones infantiles, talleres, clases particulares y servicio de ludoteca y cumpleaños.
En Cuenca, Diverland y Circus son dos empresas especialistas en este ámbito. Ambas han conseguido mantenerse en activo y, aunque han reducido el volumen de celebraciones, actividades y aforos han conseguido esquivar el peor de los finales: el cierre.
Sin embargo, al echar la vista atrás comprueban como ha cambiado radicalmente su planificación y forma de trabajar a causa de la pandemia.
En su día a día, los desinfectantes y máquinas de ozono han pasado a ser protagonistas en estos templos de la diversión infantil porque es necesario evitar que el coronavirus entre a toda costa en ellos. En Circus han optado por pulverizar con solución hidroalcohólica las bolas, pasamanos y colchonetas, al tiempo que utilizan una máquina de ozono al final de cada jornada para limpiar y desinfectar el ambiente de toda la nave, tal y como explica su gerente, Nieves Martínez. Medidas que constituyen un protocolo interno de actuación que han elaborado bajo el asesoramiento de una empresa externa de riesgos laborales.
En Circus han elaborado un protocolo interno frente al Covid, asesorados por una empresa de riesgos laborales. Entre las medidas se incluye utilizar una máquina de ozonoPor su parte, en Diverland, basan sus actuaciones frente al virus en el protocolo de actuación redactado por la Asociación de Ludotecas y Parques Infantiles Manchegos (Alypima) que incluye normas como mantener grupos burbuja, eliminar el servicio de ludoteca o tomar la temperatura al entrar al local. Además, como los cumpleaños son su principal fuente de ingresos han decidido que, para evitar contagios, los niños y niñas soplen las velas en una tarta de cartón “para que el resto de invitados puedar comer pastel sin correr riesgos”, asegura su director y fundador, Cristian Sanz.
Como no podía ser de otra forma, durante el momento de la merienda, los conquenses más pequeños guardan la distancia de seguridad de un metro y medio en el comedor. Por su parte, en Circus han optado por repartir meriendas individuales a cada niño. El pack incluye aperitivo, merienda , bebida y chuches que pueden tomar al salir del recinto para evitar que se quiten la mascarilla mientras juegan.
Eso sí, en ambos casos el número de celebraciones y actividades se ha visto reducido considerablemente, aunque poco a poco los eventos comienzan a ser más numerosos. “Hemos pasado de cumpleaños muy reducidos, con apenas diez invitados, a recuperar las fiestas de hasta veinte niños y niñas”, asevera Sanz.
En Circus celebran dos cumpleaños diarios, “uno a primera hora de la tarde y otro a última, para evitar que los grupos se mezclen”, explica Nieves Martínez. Mientras, en Diverland han pasado de organizar ocho cumpleaños a tres cada tarde, “una reducción que también se ve reflejada en los ingresos”, comenta Cristian Sanz.
Por ello, han tenido que reinventarse y ofrecer alternativas para poder hacer frente a los gastos y, por ejemplo, en Circus han incorporado un servicio de cafetería matutino que sirve desayunos y almuerzos para estabilizar sus ingresos.
En Diverland han pasado de celebrar ocho cumpleaños cada tarde a, tras la pandemia, reducir su actividad a tresPor ahora se mantienen reticentes a eliminar las restricciones de aforo en sus instalaciones, pese a la relajación de las medidas, y optan por esperar hasta Navidad para volver a implantar de nuevo talleres musicales, clases de repaso, bonos de juego o el servicio de ludoteca. Si bien, las familias conquenses ya han mostrado interés por los centros especializados de ocio infantil y “son muchos los que nos preguntan a diario para saber cuándo ampliaremos nuestra oferta”, comenta Martínez. “Los niños y niñas también necesitan desconectar y pasar sus ratos de tiempo libre jugando”, apostilla Sanz. Y es que, los niños y niñas de Cuenca tienen muchas ganas de recuperar sus habituales fiestas de cumpleaños rodeados de sus amigos.