El negacionismo de la violencia de género, una realidad a combatir
“Las teorías negacionistas de la violencia de género no tienen ni pies ni cabeza porque es un problema que, por desgracia, sufrimos a diario, es una realidad innegable”. Así de tajante se muestra María Ángeles Zurilla, catedrática en Derecho Civil y directora del Máster de Formación Permanente en Prevención y Tratamiento de la Violencia de Género que se imparte en el Campus de Cuenca, sobre esta lacra que en Castilla-La Mancha ya acumula 59 mujeres asesinadas a manos de sus parejas o exparejas desde 2003, una de ellas en el municipio conquense de Las Pedroñeras el pasado mes de junio.
Sobre esta problemática, que se visibiliza cada vez más, hay que seguir trabajando con el objetivo de ‘Que la única cifra sea 0’, tal y como reza el lema del Gobierno Regional para el 25N, Día Internacional de la Eliminación de la violencia contra las mujeres. De ahí la importancia de combatir los discursos ultraderechistas que en los últimos años han calado entre la sociedad, especialmente en los jóvenes, y suponen una amenaza para los derechos de las mujeres. Claro ejemplo de ello es que, en aquellas comunidades autónomas, provincias o ciudades en las que gobierna Vox se han llegado a prohibir movilizaciones para denunciar la violencia de género, recortado departamentos específicos o prohibido obras de teatro de temática feminista. “Todo lo que sea recortar derechos de las mujeres o negar este tipo de violencia es un retroceso en igualdad, es ponerse una venda queriendo no ver el problema”, recalca Zurilla.
Y es que la violencia de género abarca diversas modalidades. Desde violencia física, hasta psicológica, económica, vicaria o sexual son una realidad. Es por ello que la concienciación y la educación juegan un papel fundamental. Ofrecer talleres desde Educación Infantil hasta la etapa universitaria para tratar de enseñar a las chicas a identificar conductas inapropiadas, pero también para atajar el problema de raíz y hacer ver a los chicos que no deben hacer. “No pueden permitir que sus novios les controlen las conversaciones de WhatsApp o que les digan la ropa que tienen o no que ponerse”, señala Zurilla quien, además, hace especial hincapié en las redes sociales, un canal difícil de controlar. “Tenemos datos que horrorizan. Los niños a partir de los 10 años consumen pornografía en internet, ven vídeos en los que los hombres tratan a las mujeres como un objeto y diversas situaciones aberrantes. Los padres tienen que controlar eso y vigilar a sus hijos para que en un futuro no ejerzan ese tipo de violencia sobre sus parejas”, apostilla. Educación que debe empezar en casa.
Afortunadamente, Castilla-La Mancha es una comunidad pionera en la lucha contra la violencia de género. La Ley de Prevención de Malos Tratos y de Protección a las Mujeres Maltratadas aprobada por el Gobierno regional en 2001 marcó un antes y un después. En 2003 llegó la Ley 27/2003, de 31 de julio, reguladora de la Orden de protección de las víctimas de la violencia doméstica, aunque para Zurilla “el espaldarazo definitivo” para dar visibilidad a este problema fue la Ley Orgánica 1/2004, de 28 de diciembre, de Medidas de Protección Integral contra la Violencia de Género.
Del mismo modo, la catedrática en Derecho Civil hace una mención especial a la “importante” red de casas de acogida de Castilla-La Mancha, así como a los 12 Centros de la Mujer que ofrecen una atención muy cercana y las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado. “Hemos avanzado mucho, pero queda mucho por hacer, los medios a disposición de las mujeres deberían ser todavía más”, subraya.
MÁSTER
El Máster de Formación Permanente en Prevención y Tratamiento de la Violencia de Género que se imparte en el Campus de Cuenca aborda esta cuestión de manera multidisciplinar en varios módulos. El primero de ellos abarca el concepto de la violencia de género a modo de introducción de la mano de psicólogos, sociólogos, y profesionales del marketing y la publicidad. En el segundo se abordan la tutela institucional de la mano de policías, guardias civiles, jueces y fiscales. El tercero versa sobre el campo del Derecho e intervienen profesores de Constitucional, Civil, Penal, Procesal o Internacional. En el cuarto apartado tratan el autoempleo y la motivación emprendedora en las víctimas con profesores de Trabajo Social y Administración y Dirección de Empresas. También se estudia la violencia contra los menores y este año también se ha incorporado al plan de estudios la violencia obstétrica.
Una formación en la que cada año se matriculan primordialmente mujeres, aunque también hay hombres entre el alumnado. Si bien, son profesionales de Centros de la Mujer, guardias civiles, trabajadores sociales, enfermeras o médicos no solo de Castilla-La Mancha sino de otros puntos de la geografía española, lo que pone de manifiesto el interés que despierta.