Deshauciados, sin oportunidades y necesitados, pero nunca derrotados. El frío asfalto conquense se ha convertido en un alojamiento sin estrellas para las personas que se han visto obligadas a convivir día y noche en ellas, bien por causas económicas o por problemas personales.
Este domingo se conmemora el Día Mundial de las Personas Sin Hogar, situación en la que según Cáritas se encuentran 89 personas en la ciudad conquense divididas en cuatro categorías: Sin techo, sin vivienda, con vivienda insegura y en vivienda inadecuada. En la primera de ellas se encuentran en torno a seis y ocho personas, mientras que al resto de situaciones adversas se las denomina pobreza severa.
El principal objetivo es la prevención “así podemos anticiparnos a esa pérdida del hogar mediante objetivos, acciones y una planificación que nos permita que esas personas en situación de pobreza severa no vayan a más”, afirma Naya González, Responsable del Área de Inclusión Social de Cáritas.
Desde la ONG católica trabajan a través de seis proyectos que convergen en la erradicación del sinhogarismo. Durante el primer semestre de 2019 se contabilizan “un total de 400 personas que se han beneficiado o han sido usuarios de estas ayudas”, dice María del Mar Resusta, Coordinadora del CAU (Centro de Alojamiento de Urgencia).
Entre estos proyectos emprendidos por Cáritas se encuentran el Centro de Alojamiento de Urgencias, que atendió a 265 usuarios, los planes Sin Fronteras, Puede Ser o Nuevo Hogar y el Proyecto de Acompañamiento Profesionalizado (PAP) entre otros. Este último fue iniciado en septiembre de 2018 y, en él, trabajan dos agentes técnicos que diariamente atienden a las personas sin hogar.
“Tienen muchos frentes para trabajar desde la previsión y el apoyo a estas personas, como la realización de actividades que esas personas no pueden realizar por cualquier motivo”, señala González.
A través de este nuevo proyecto centrado en el acompañamiento, dos agentes técnicos recorren diariamente las calles de la ciudad para dar apoyo a las personas que se encuentran viviendo en ellas o en situaciones “infrahumanas” como “garajes, cuevas o trasteros”, apunta González
Uno de estos agentes es Sergio Gisvert, quien cada mañana charla y toma café con las personas que viven en la calle. Reconoce que su servicio principal es “crear un vínculo con estas personas que se sienten excluidas de la sociedad”, a partir de ahí, “la confianza hace que se vayan desarrollando diferentes acciones”, señala. Un ejemplo de ellas es acompañarles en búsqueda de su documentación legal como el DNI o animarles a visitar los Centros de Salud cuando se encuentren enfermos.
De esta manera también buscan informar y arropar a las personas que se encuentran sin hogar para que conozcan los centros y ayudas que tienen a su disposición, aunque muchas veces el trabajo es convencerlos para que den el primer paso. “Les animamos a ir porque no es tan fácil, a veces son muy reaccios a recibir estas ayudas”.
En estos casos es donde más necesario se hace el trabajo de estos agentes. “A través de esos vínculos de confianza esperamos el momento de que esta persona se de cuenta de su situación, se creé conciencia de la misma y sea derivada al recurso residencial”, resalta González. Centros como el albergue de Cáritas, en el que las personas sin hogar pueden “ducharse, comer, lavar su ropa...etc. Cumple esa labor de restauración”, dice Resusta, quien añade que “todas las necesidades deben ser cubiertas aunque estén en acogida. Son personas y tienen los mismos derechos”.
Todas las necesidades básicas deben ser cubiertas aunque no estén en acogida. Son personas y tienen los mismos derechosDesde Cáritas el objetivo es darle continuidad a este proyecto, para evitar llegar a una cifra mayor de personas sin hogar en la región. Esta reivindicación se encuentra incluida en la nueva campaña de la ONG bajo el lema Ponle Cara al sinhogarismo, con el que se busca visibilizar la realidad de este problema y favorecer la aparición de medidas que mejoren su situación.
“Nos parece importante que se potencien empresas sociales de insercción y cooperativas sin ánimo de lucro, donde avanzar en procesos de inclusión”, defiende Resusta, trabajando conjuntamente con las personas que “lo tienen más difícil en el mercado laboral convencional”, y que en muchos casos no tiene que ver con la falta de formación.
LA REALIDAD DEL SINHOGARISMO
Poner rostro es el primer paso para alcanzar esa sociedad inclusiva que ampare los derechos de todas las personas. Aunque actualmente la cifra de personas sin hogar en Cuenca no signifique un ratio elevado, “representa un porcentaje bastante alto. No olvidemos que hay 89 personas que ya están en la calle o corren el riesgo de acabar en ella”, indica la responsable del área de Inclusión Social.
Este domingo 27 de octubre se conmemora el Día Mundial de las Personas Sin Hogar y desde Cáritas y el resto de ONG´s que trabajan en este apartado, se suman propuestas para dar voz a aquellas personas que algún día perdieron su vivienda y, por ende, se vieron arrastradas a la falta de oportunidades que a día de hoy siguen reclamando.