Sufren una discriminación múltiple: por razón de género, etnia y formación. Con el objetivo de contrarrestar esa marginación y promover la igualdad de oportunidades, ha nacido la primera asociación de mujeres gitanas de Cuenca, que tiene no obstante vocación regional. El colectivo, que echaba a andar a finales de septiembre, se denomina ‘Orobroy Romi’ –que significa ‘pensamiento de mujer’ en caló, el habla de esta población en España–, y ya cuenta con un centenar de asociadas de la capital. “Queremos cambiar el concepto que se tiene de nosotras”, reivindica su presidenta, Rocío Bustamante Bermúdez.
La asociación busca visibilizar a las mujeres gitanas y pretende prestar una atención integral al colectivo por lo que trabajará en varias áreas, desde la formación y el ámbito laboral hasta la prevención de la violencia de género y la promoción de la salud, entre otras. Por ello, tienen la intención de organizar distintos cursos para mejorar tanto la empleabilidad de este colectivo como su calidad de vida. Sin embargo, su prioridad por el momento es encontrar un local en el que poder desarrollar todos estos proyectos que tienen en mente.
Con motivo de la reciente conmemoración del Día Internacional para la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres, desde la asociación muestran su repulsa a esta lacra y hacen un llamamiento al compromiso y a la concienciación para combatir esta problemática tanto en el colectivo gitano en particular como en la población general.
“Son mujeres con muchas cualidades, luchadoras, decididas, que no se rinden”, destaca Bustamante Bermúdez, de quien partió la idea de crear esta asociación, convencida de que “la unión hace la fuerza” y de que juntas podrán llegar más lejos en la lucha por sus derechos.
Y está muy contenta con la respuesta que está teniendo la asociación entre la población gitana femenina conquense dado que aunque el colectivo se registró hace apenas dos meses ya se han sumado a este proyecto más de 100 personas, con diferentes perfiles y edades.
CONTINUAR LOS ESTUDIOS
En el caso de las más jóvenes, la responsable de la asociación hace hincapié en que el objetivo es ayudarlas en todo lo posible, concienciándolas especialmente para que no abandonen los estudios dado que la falta de formación es una de las carencias más comunes en este colectivo. La asociación busca así convertirse “en el puente por el que puedan cruzar al otro lado”, en palabras de Bustamante Bermúdez.
La responsable, que es mediadora intercultural en Cuenca en un proyecto de la Federación Regional Gitana de Asociaciones de Castilla-La Mancha que trabaja para reducir el absentismo escolar, lamenta los estigmas que arrastra su comunidad. “Llevamos toda la vida luchando por nuestra dignidad y el reconocimiento de nuestro pueblo”, dice. Y concluye con un deseo: “Ojalá nuestros hijos y nietos no sean prejuzgados y puedan presumir de ser gitanos”.
La asociación busca acabar con la discriminación múltiple que sufren las gitanas por razón de género, etnia y formación